Star Seekers | LMK shots

II. Qi Xiaotian [MK]

★ Reader usa pronombres femeninos y masculinos.
★ MK es hombre trans, usa pronombres masculinos y neutros.
★ Bestfriends to lovers shot.

★ TW: agujas, ligeramente sugestivo

Azúcar.

Creo que nunca entenderé su costumbre de entrenar en los fines de semana, en especial tomando en cuenta que su mentor no está. Podría estar descansando ahora.

Podríamos estar descansando.

¿Por qué carajo estoy aquí? No estoy entrenando, solo estoy sentado en un árbol viéndolo a él entrenar y ni siquiera puedo verlo bien por lo rápido que se mueve.

Miro a los lados, esperando ver a Mei cerca, no quiero que MK se de cuenta de mi mirada fijada en todos y cada uno de sus movimientos. Un poco ridículo tomando en cuenta que me pidió que viniera a verle entrenar pero igual sería incómodo topar miradas.

— ¿¡Me viste!? Creo que ya empiezo a dominar mejor ese tipo de patadas. — su voz interrumpe mis pensamientos, amo que su energía y sonrisa sean tan contagiosas.

— ¡Sí, lo vi, estuviste genial! — me levanto de mi anterior asiento para corresponder a su repentino abrazo, incluso luego de tanto tiempo siendo amigos, aún no me acostumbro a su contacto físico.

Su olor usualmente dulce ahora está mezclado con sudor y tierra a causa del lugar de entrenamiento.

— ¡Quítate, apestas a sudor! — bromeo intentando apartarlo, realmente no me importa su olor, solo quiero disimular lo mucho que me gustan sus abrazos.

— ¡Aww, pero quiero abrazarte! — mi rostro se siente caliente por la cercanía y esa frase, me va a terminar matando.

— ¡Me puedes abrazar cuando te bañes! — respondo en un tono chillón, escuchándolo reír.

— ¡Pero no quiero bañarme! — se queja entre risas, el abrazo es tan fuerte que nos tira al suelo, haciéndonos toser por la nube de polvo y tierra.

— ¡Ay, qué asco! — me quejo entre risas, mi rostro calentándose más a causa de la cercanía repentina.

Mis ojos empiezan a analizar su rostro y sus facciones, fuertes pero con su toque de suavidad tan encantadora que lo caracteriza. Su piel bronceada a causa de la cantidad de entrenamiento que lleva a diario, tiene pequeños raspones ¿qué tanto se está forzando? Realmente trabaja duro para "ganarse" su título como sucesor de Monkey King, aunque para mí lo tiene ganado desde el primer segundo.

Nuestras risas empiezan a suavizarse y finalmente detenerse, haciendome dar cuenta que él también me está viendo. Sus ojos viajan de verme fijamente a ver mis labios y viceversa, creo que me quiere volver loca.

Finalmente lo beso, ¿me besa?, ¿nos besamos? No lo sé, pero sucede.

De repente ya no estamos en la sucia montaña, no estamos en ningun lugar en específico, su sudor no me importa, la tierra en mi ropa me da igual. Solo puedo concentrarme en él y en sus labios, mis manos bajan a su cintura abrazándola. No quiero que se aleje.

Una sensación que solo podría describir como flotar en nubes de azúcar, sus labios son suaves y saben al dulce más costoso y delicioso que puedo imaginar. Él me toma del rostro para aumentar la intensidad del beso, de repente se convierte en una batalla de besos y caricias.

Luego nos interrumpieron.

— ¡Ay, por favor! — un chillido femenino nos hace detenernos y mirar hacia nuestra derecha, encontrándonos con una Mei avergonzada. — ¡Si no querían que viniera podrían haberme mandado un mensaje, cochinos!

Mi rostro seguro le ganaría al cabello de Red Son en un concurso de quién es más rojo, instintivamente intento esconderme en el pecho de MK para ocultar mi vergüenza.

— ¡Mei! ¡¿C-Cuánto llevas ahí parada?! — él me abraza también avergonzado, ayudandome a ponerme de pie y acomodar mi ropa.

— Por suerte para ustedes y para mí, solo un par de segundos. — Se nos acercó, abriendo su bolsa. — Traje el shot de MK, pero veo que llegué en un mal momento.

— Me puedo morir. — susurro en un chillido avergonzado, él solo ríe y sostiene mi mano.

— Necesito que tú sostengas mi mano. — me pide con vergüenza, haciéndome sonreír y perder un poco la vergüenza.

— ¿Peleaste contra fuerza innimaginables y te dan miedo las agujas? — Mei se burla.

— ¡Basta, ya me humillaste suficiente hoy! — él responde, sentándose en un tronco cortado en lo que esperamos a que Mei prepare la inyección de testosterona.

Me toco los labios instintivamente, aún sin creer lo que acaba de pasar.