Extra 1

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Pero —Hanabi hizo un puchero al ver a su hermana en la puerta principal de la mansión. Hacía poco que terminó con el entrenamiento y se pasó al cuarto de su hermana mayor para pasar tiempo juntas, no obstante ésta se encontraba alistándose para salir, de nuevo—. Hinata onee-sama —replicó.

Hinata sonrió a manera de disculpa. También le hubiera gustado convivir con Hanabi, últimamente estaba tan ocupada con las misiones y entrenamiento personal con Neji-niisan que casi no se veían. De no haber sido por la invitación de Sakura-san a última hora quizá hubiera podido disfrutar con Hanabi una taza de té y los bocadillos favoritos que Natsu hacía.

—Lo siento, Hanabi —con cariño removió los cabellos castaños de su hermana. Casi le llegaba al pecho, su hermanita estaba creciendo demasiado rápido—. Prometo recompensarte en cuanto regrese. ¿Está bien?

—¿Segura? —el puchero regresó—. Siempre te la pasas con tu equipo, onee-sama. O con Neji-niisan. Es injusto que solo pases tiempo con ellos. Yo soy tu hermana.

La mayor de las hermanas Hyuga no pudo contener una risa por lo adorable que resultaba su pequeña hermana. Años atrás no había visto la necesidad de Hanabi por querer pasar demasiado tiempo a su lado debido a los duros entrenamientos a los que era sometida no solo dentro del clan sino afuera con el resto de su equipo.

Llevar el título como futura líder del clan Hyuga, así como una importante kunoichi del equipo rastreador más eficaz dentro de la Aldea de la Hoja, era agotador en ocasiones, pero siempre procuraba encontrar tiempo para disfrutarlo al lado de sus seres queridos. Sin embargo cuando ella estaba disponible, Hanabi en compañía de su progenitor siempre se hallaban en reuniones diplomáticas fuera de la aldea o con el mismo Señor Feudal que tenía una buena relación con los integrantes del clan Hyuga.

—Lo sé —sonrió de una manera dulce para no enojar más a su pequeña hermana. Hanabi solía ser un poco terca cuando estaban a solas sin la presencia del abuelo ni de su padre. También era bastante celosa, Neji podía asegurarlo—. Eres mi linda y preciosa hermanita —recalcó, las mejillas de la menor se tiñeron de rosa—. Prometo que cuando regrese iremos a comer lo que quieras.

—¿Lo que quiera?

—Hai —asintió—. Te compraré todo lo que quieras.

—Bien —Hanabi se cruzó de brazos, gustándole la oferta—, eso me convence. Lo aceptaré.

—Eso es un alivio —rió por lo tierna que Hanabi era.

—Hinata.

La voz del abuelo, Hideki Hyuga, logró alertar a ambas hermanas que se pusieron rígidas. Su padre podría representar una gran figura de autoridad, pero cuando se trataba de Hideki Hyuga las cosas rápidamente subían a otro nivel pues el anciano no solamente era apegado a las tradiciones ortodoxas dentro del clan sino también un hombre de un carácter más riguroso.

—Abuelo —saludaron ambas jóvenes con respeto.

El hombre mayor fijó su atención, aquel par de ojos perlados cansados, cuyo brillo no se apagaba al igual que la dureza en éstos, en la figura de Hinata que portaba su mochila de viaje y vestía las ropas ninjas.

—¿Saldrás de misión, Hinata? —preguntó para confirmar.

Ella asintió, buscando con cuidado las palabras para comunicarle a su abuelo que, en efecto, iría a una misión en compañía de Shisui Uchiha. Ya le había explicado a su padre los detalles —en realidad lo poco que Shisui le había comentado— cuando se dirigió a las puertas y tuvo que interrumpir la meditación del mayor en su oficina personal donde practicaba su escritura; hacerlo no fue nada sencillo, tuvo que mirar todo el tiempo el suelo al notar la frialdad en la voz de su padre ante la mención del apellido de los portadores del Sharingan. Pero se trataba de una misión encomendada por el mismo Cuarto y como alguien respetable dentro del clan no podía declinar si sus servicios habían sido solicitados. Una carta favorable pues su padre no pudo objetar nada.

Imán [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora