13. Voces

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G u s t a b o   P o i n t   O f     V i e w

Mientras mi padre estaba vistiéndose para trabajar yo decidí meterme al baño, tenía la sensación de no haberme visto en años, la sensación de haber pasado demasiado tiempo durmiendo, el dolor de cabeza y las voces seguían y no podía pararlas tan rápido como otras veces, después de todo, Pogo tenía mucho para reírse de mi durante todo este tiempo perdido.

Cuando desabotoné los botones de mi camisa recordé aquello que yo escribí con la cuchilla de un espejo roto en mi pecho, ya había cicatrizado y se podía leer perfectamente, todo, salvo la última palabra, "libre", estaba tachada por una equis enorme que también estaba marcada por el color blanco de la cicatrización.
Nunca más seré libre, no había forma de serlo con Pogo y el CNI a pasos de saber donde estoy, dudo que Jack haya conseguido calmar el tema si siquiera Michelle parecía dar señales de vida, al menos que yo recuerde, maldita sea.

Me veía bien, al menos menos deteriorado que la última vez que me vi en el hospital, teniendo en cuenta de que estuve a punto de acabar con mi vida.
Y sinceramente a veces me pregunto por que mierda elegí sobrevivir, pero aquí estamos.

Salí del baño y me dirigí a la entrada, esta vez todos me estaban esperando a mi, terminé de abrocharme la camisa tras darme cuenta de la mirada de Volkov sobre mi cicatriz, abrazando la espalda de mi hermano salgo por la puerta con el, Jack estaba demasiado callado y el ruso clavaba sus ojos en mi rostro intentando causar una reacción en mi que no iba a permitir.

Bajando las escaleras Horacio se da cuenta de que se dejó la placa, suspiro por que en mi estado no soporto estar más de cinco minutos de pie, todo me daba vueltas, quizás no debería ir a trabajar hoy.

— Yo te abro que la cerradura esta es un poco traviesa. — Maldita sea, no se si esto se había acordado entre ellos o no pero la cara del ruso y la mía formaron el mismo signo de malestar, ninguno de los dos queríamos estar juntos.

Saco un cigarro, mis manos estan temblando, no por miedo ni por ansiedad, que también, sino por que mi estado anímico estaba por los suelos y las voces me aturdían mientras ordenaban que matara a Volkov, por suerte esta vez tenía el suficiente control para frenar estos impulsos de psicopatía.

Salí del portal intentando esquivar a Volkov pero este me siguió detrás, los dedos de mi mano derecha empezaban a moverse en forma de pequeños tics nerviosos, al igual que mis párpados, cubrí mi cabeza mientras recordaba todo lo que pasó en Estados Unidos.

Por un momento pensé que me caería al suelo mientras veía esas visiones pasar por delante de mis ojos, pude ver exactamente como y cuando le di el disparo que le destrozó la vida a Volkov, por mi culpa, sentía que ni siquiera estaba en Londres, no escuchaba nada más que un montón de voces a cámara rápida, voces que de repente se volvieron una.

— ¿Gustabo? ¡Gustabo! — Cuando abrí los ojos tenía una pistola en el pecho de Volkov, pero había recobrado la conciencia a tiempo para poder parar algo que sería totalmente irreversible.

Volkov ya me tenía suficiente rencor, quise apartar el arma pero Horacio se tiró encima mío, definitivamente ellos no podían ver cuando era yo y cuando era Pogo el que hablaba por mi y eso dolía, dolía muchísimo.

— ¡Quieto! — Negué con la cabeza mientras soltaba el arma por mi mismo. 
— No... Horacio, yo — Horacio estaba demasiado nervioso, no calculaba sus palabras.
— No hables, tu no eres Gustabo ¿Me quieres manipular Pogo? — Negué con la cabeza mientras lagrimeaba un poco, Volkov me asesinaba con la mirada, aún tenía la mano en su cinturón, iba a matarme.
— Suéltale Horacio. — El asintió y se levantó, mi padre me tendió su brazo para levantarme y yo tomé su ayuda, al levantarme de un tirón brusco hacia arriba el dolor de cabeza actúa en forma de migraña insoportable. 
— Estoy bien, perdí el control unos segundos pero... — Miré a Volkov, me miraba como si fuera una mierda y todos, absolutamente todos dudaban de mi así que preferí tomar la decisión más acertada. — Creo que lo mejor será que me quede en casa por hoy, Pogo puede volver. 

Voz Silenciosa - Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora