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Piroquinesis: Supuesta habilidad psíquica que permite aumentar la temperatura de objetos a distancia mentalmente. Debido a la poca evidencia en los casos públicos, su autenticidad permanece en duda (...).

Extracto de "La psicología de los milagros".


Ocurrió por primera vez a sus doce años. Tomó aire y con una fuerte patada impulsó el balón sobre todas las cabezas del patio escolar, sin embargo, chocó en la esquina de la portería, y golpeó a su maestra que descansaba en una jardinera, derramando su vaso de refresco en su suéter.

Félix se acercó corriendo para recuperar el balón, entonces notó que su profesora tenía el busto empapado. El rostro de la mujer enrojeció. Los pezones se pegaron contra su ropa al formarse burbujas de gas. Abochornada de muerte, se tapó con los brazos para protegerse de la mirada de colegas y niños inocentes.

Una pluma invisible acarició el pequeño miembro de Félix.

Contaré tres, y aparto la vista, pensó el chico sin parpadear. No quería perderse el más mínimo detalle de aquella imagen que tanto había soñado recientemente. Sus ojos empezaron a escocerle. Estaba por contar... estaba por prepararse para empezar a contar, cuando una chispa salió de la espalda de la mujer. Ella, fastidiada, volteó buscando a quien le hubiera arrojado algo.

Una chispa en su vientre.

Regresó la mirada dispuesta a vaciar toda su ira y vergüenza sobre el responsable.

(Otra chispa en su axila).

Antes de poder reaccionar, el suéter húmedo comenzó a centellear por todos partes, como si estuviera relleno de pirotecnia para un festival. Mangas, costado, y por supuesto, el pecho.

Gritando más por sorpresa que por dolor, se quitó la prenda y la arrojó tan fuerte como pudo. No usaba sujetador.

Por apenas un segundo, el suéter desprendió una llama al rojo vivo que se elevó dos veces la altura de la portería de fútbol.


Es sabido que la niñez es la etapa donde mayormente se manifiestan habilidades de carácter sobrenatural. Debido a la maleabilidad infantil, es común que estos eventos pasen desapercibidos para el individuo hasta llegar a la adolescencia (...).

Recorte de la revista "Poder mental".


No fue difícil establecer la conexión. Durante los siguientes meses (y años) existieron decenas de accidentes: Rebeca corrió un maratón a los baños tras pasar una ráfaga de viento que levantó su falda; Abril tuvo que recortar su cabello chamuscado luego de que Félix viera sus pechos saltar en la clase de educación física; todas las niñas que despertaban su interés terminaban con quemaduras superficiales.

Al concluir su primer semestre de bachillerato, un amigo lo invitó a El túnel, un bar cercano a la escuela. El mejor bar de la zona, según las conversaciones en los pasillos. Con la salubridad equivalente a los baños de una gasolinera, y precios tan bajos que hacían dudar de la procedencia del alcohol, definitivamente el mejor bar estudiantil.

Pese a no ser un alumno modelo, tampoco era del tipo que salía de fiesta cada viernes, y si aceptó en esa ocasión fue por querer vivir en carne propia lo que siempre le contaban en los pasillos. Quería saber si embriagarse era realmente tan divertido como decían.

―Tómale, no le des besos ―gritaba ocasionalmente Roberto a Félix, quien apenas había terminado la mitad de su primera cerveza, mientras que su amigo ya estaba bebiendo la tercera. No le parecía la gran cosa, de hecho, sabía bastante mal. Dejó la lata en la mesa y se dirigió a los baños.

MIEMBRO DE FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora