Por mi cabeza solo rondaba una serie de palabras, la especie humana es escoria. Con solo observarme, en este estado tan lamentable, puedo decir, seguro de mis palabras, que los odio, los odio con todo mi ser.
Estaba enjaulado, encadenado y en condiciones tan malas que no recuerdo cómo había llegado a tal extremo. No, espera ¡Sí lo sé!
Todo empezó por mi estúpida curiosidad, bajé al mundo humano con la esperanza de poder aprender sus constumbres y que los chicos de mi edad que seguían en mi reino se tragaran las palabras crueles que soltaban sobre ellos sin siquiera conocerlos.
Pobre de mí, que iluso fui, bajé desde mis territorios, pasando de entre las nubes, como un rayo de sol después de estar detrás de todas ellas, caí en un reino, que, si mal no recuerdo, se llama Lidermia.
Al principio sí fue bien, me encontraba muy cómodo entre esas gentes, los niños sonreían al verme y yo les devolvía el ademán con una sonrisa y abría los brazos para recibirlos, tras eso, empezábamos a jugar a sus juegos infantiles, pero que a mi parecer eran muy divertidos. Ayudaba a los agricultores en los campos de cultivo, a las amas de casa en sus tareas domésticas y con mis poderes curativos, sanaba a los enfermos.
Para la gente del reino, yo era alguien que vino a revivir la fe en la humanidad. Los ancianos decían que mi aparición divina fue realizada para otorgarles unos últimos días de felicidad antes de que llegara su hora.
Un día, decidí ayudar a los hombres en la caza, quería ver que tipo de tratos hacían con la naturaleza para que ésta les otorgue el visto bueno de cazar a los animales residentes de sus reinos infinitos. Segunda creencia errónea sobre la cultura humana que creía acertada.
Quedé horrorizado, para conseguir el alimento no pedían permiso, no hacían sacrificios, ni tratos y mucho menos oraban por las muertes inocentes de los animales. Utilizaban las armas para matar, todo lo contrario a nosotros que solo inmovilizamos hasta tener el visto bueno de la naturaleza.
Tras ver tales escenas corrí, solo corrí lejos de allí, no quería volar, ya tenía hasta miedo de que me confundieran con los animales alados y me clavaran un arpón para el cielo.
Solo tengo vagos recuerdos de lo que sucedió a continuación, algo que no pude distinguir o no recuerdo con claridad se me enredó en los tobillos y, no recuerdo porque, no podía extender las alas. Tras forcejear con lo que tenía en los tobillos recibí un golpe en la sien, caí casi inconsciente al segundo.
Intenté luchar contra mi mente impidiendo que cediera a cerrar los ojos, pero a pesar del intento caí rendido.
Al despertar estaba en un lugar completamente diferente al bosque, era un palacio, se escucharon ruidos, de repente una voz profunda y amenazadora habló.
—Bienvenido a mi palacio, Yo soy el rey Osamu y este es mi reino llamado Melkarise. Vos deambulaba por mis tierras sin mi consentimiento, es usted, ángel negro, consciente de ello.– Me preguntó afilando su mirada, esperando una respuesta que proviniera de mi garganta.
—Perdóneme Osa- –
—Señor Osamu para usted– me corrigió, recalcando la primera palabra con más fuerza en su voz.
—Disculpe, señor Osamu, descendí en Lidermia, al salía cazar me distraje andando y, al parecer, acabe en su reino, perdone mi intromisión – Soné los más seguro posible, lo menos q necesitaba ahora era parecer asustado y débil.
— No eres quien para hacerlo de todas maneras ¿Te crees mejor que yo por venir desde el cielo? – Me preguntó indignado, seguidamente hizo un ademán con el dedo, no entendí para que.
No tuve tiempo de responder, un rayo me descargo chocando con mi piel desnuda de la espalda, reconozco la presión, era un arma Omisioda, perdimos un cargamento no hace más de una semana ¿Será que consiguió tal mercancía? Me dormí enseguida, pero antes de eso pude distinguir unas palabras salir de su boca "Dulces sueños principito, te prometo libertad y buenos tratos, a cambio de tu lealtad y silencio".
Desperté aquí, la gente venía a ver a "la criatura que bajó del cielo para destruir la faz de la tierra y el valeroso rey Osamu pudo retener y enjaular". Me situó en la sala del trono, allí escuchaba todas sus conversaciones, me pude enterar de unos problemas que tenía con el pueblo vecino, envió a unos hombres a saquear las casa de los campesinos que permanecen fuera de las murallas de ese reino, los hombres fueron capturados por la patrulla y obligados a hablar.
El rey intentó buscar una solución pacífica pero Osamu no se lo puso fácil por lo que recurrieron a la guerra.
Scorvia, el reino enemigo, dirigido por, Tōru, su rey, Su reino es mucho más grande que este y su ejército es mayor y mejor equipado, la lucha fue perdida por Malkarise, pero los soldados de este pelearon con valor y fuerza hasta el último momento.
Me tambaleé ¿Me estaba moviendo? Nunca quitaron la tela que cubría la jaula por el camino, desde dentro, sentía todas las imperfecciones del camino y los pequeños golpes del carro al pasar por los baches y agujeros de la carretera.
Se detubo y me dejaron caer en una superficie bastante estable a mi parecer.
Escuché atentamente como quitaba la cerradura y se acercaba cada vez más a mí. Cerré por instinto de miedo mis ojos, pero no sentí dolor, unas manos de piel suave rompían las cadenas de mis tobillos y retiran las esposa q me impedían utilizar las manos.
Sentí sus manos en mi rostro, me quitó la máscara que me impedía hablar y me ayudó a levantarme, me costó, llevaba tanto tiempo sentado que mis piernas se habían debilitado.
Me ofreció una manzana y un vaso de agua, lo recibí gustosamente.
Carraspeo su garganta para llamar mi atención y dar a entender que quería decirme algo.
Mire a la persona que tenía enfrente, bien vestido, ropa limpia y con un rostro apuesto, está ofrecía una sonrisa suave y sincera, no era de burla, ni de superioridad, tampoco de pena, solo sonreía de verdad, me sentia comodo con esta persona, sé, por las conversaciones de Osamu, que se hace llamar Tōru. En cuanto obtuvo mi atención habló.
— Como podrá ver, puedo ofrecerle buenos tratos y comida, solo me gustaría que me ayudaras con las pequeñas guerras y sirvas a mi pueblo, como lo hacías en Lidermia – Me extendió su mano a la espera que la aceptase plácidamente.
— Quisiera aceptar su oferta pero permítame tener el sentimiento de duda ante sus palabras. Vos, señor, ha podido ver mi estado antes de ser rescatado por usted, y le estaré eternamente agradecido por tal acto. No podría hacerme prejuicios de que usted tendría la osadía y deshonor de hacer tal atrocidad, pero la duda después de lo que he vivido siempre estará presente – Asintió complacido, me estaba dando a entender que entendía y quería ser compadeciente de mi situación – Para muchos solo soy una criatura que pretende destruir la humanidad, un monstruo, para otros tantos un trofeo de vitrina para admirar su belleza inhumana, y, para los restantes, una especie que solo busca halagos y buenos tratos a cambio de nada por tener el ego alto. Si no va a cumplir de verdad sus palabras le ruego que no ensucie su boca con mentiras.
— Nunca podría entender el sufrimiento y dolor que has cargado, ya que nunca lo he experimentado, pero te juro que esta promesa es verdadera, si, eres muy bello ante el ojo humano y ante lo inhumano también, pero puedo decir que estas palabras son reales. – agarró mis manos y me miró a los ojos para dar a entender que no escupía las palabras.
— Le debo un favor por la ayuda, por lo que le ayudaré pero le quiero pedir una cosa – levanté mi mano haciendo un ademán con el dedo índice, se quedó en silencio dando a entender que prosiguiera, me sentía nervioso ante su presencia, respiré un poco y continúe de formular mi petición – Quiero volar, quiero volar libre, sin cadenas ni murallas y poder aprender las costumbres humanas.
— Soy Tōru, un placer – Hizo una reverencia y levantó su rostro para sonreír.
—Shōyō, príncipe Fenixtio – le devolví el ademán me alegra mi nueva compañía, ahora entiendo que no todos son malos, solo los que quieren serlo.
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ONE-SHORT
Short Storyes una pequeña historia hecha creo q por mi,no se si hay cosas parcidas y si las hay juro no haber copiado. "AHORA ENTIENDO Q NO TODOS SON MALOS, SOLO LOS QUE QUIEREN SERLO."