Si la universidad no hace que se sienta agotado, el viaje a casa lo consigue. Acabó los exámenes finales dos semanas atrás, le dieron el graduado hace una, y hasta hace poco no pudo recoger sus cosas de la residencia para volver a su pueblo.
Doce horas en tren. Doce jodidas horas.
Su madre le pregunta si está bien, pero Zoro no es capaz ni de responder. Ella suspira, yendo al comedor para acabar de poner la mesa y cenar todos juntos, como antes. Kuina también debería regresar pronto hoy y Mery no puede estar más feliz, aunque parezca que está harta de ellos dos.
Zoro vive en un pueblo costero, en una de las casitas de pescadores que hay, con su madre y su hermana. Su padre falleció de cancer cuatro años atrás, cuando él se fue a la universidad para sacarse el grado de nutrición y dietética. Kuina también se fue entonces, pero para sacarse la carrera de ingeniería.
—¿Para tres?
—Tu hermana vendrá a cenar. Ya está de vacaciones y quiere pasarlas en casa.
—Genial, hace mucho que no hablo con ella.
Ella sonríe, mientras Zoro se mete en la cocina para ayudarla con lo que sea que todavía no haya acabado. Entonces, el timbre suena.
—Ya voy yo, cariño.
La señora Roronoa camina despacio, y el timbre suena de nuevo. Cuando abre la puerta, Kuina se lanza sobre ella para abrazarla.
—¡Mamá!
—Hola, cielo.
La sonrisa de Mery dice mucho más que mil palabras, aliviada de que haya llegado bien y no le haya pasado nada durante el viaje. Se separan del abrazo con un beso en la mejilla, y Mery ve que hay más gente esperando en la puerta.
—Señora Mery, ¿está Zoro?
—Chicos, cuánto tiempo. ¡Zoro, cariño, tienes visita!
Zoro sale de la cocina con una espátula en la mano y el cabello recogido en un moño. Sanji, Chopper, Usopp, Franky, Brook, Nami y Robin están en el porche, al parecer esperando a que el peliverde diga algo. Él regresa a la cocina para dejar la espátula, y cuando sale tampoco lleva el moño de antes.
—Creo que te ha crecido un poco el pelo, musgo con patas. Se te ven las raíces.
—Y veo que tú sigues sin pareja, cocinero de cuarta.
Ambos se miran a los ojos, Sanji con el cigarro en la mano y Zoro con la goma del pelo aún entre los dedos.
—¡No me creo que tengas el título!
—¿Verdad que sí?
Las risas escapan mientras ellos se abrazan y se dan golpecitos en la espalda, y el resto entra en la casa a petición de Mery. Dios, esa señora es un amor.
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—Oye, ¿alguno se ha enterado de lo que pasó hace unos días en el puerto?
—¿Pasó algo?
—Deja a Nami-swan hablar, alga.
Nami suspira, cansada de que tanto Sanji como Zoro siempre provoquen pique entre ellos, y les planta un golpe en la cabeza a ambos.
—Como decía, he oído por ahí que unos pescadores se encontraron con una chica en el mar.
—¿La que luego se sumergió en el agua y no volvió a salir?
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sirens from the deep ft. zolu
Fanfiction(03/05/23) Zoro no tiene ni idea de cómo una sirena ha llegado a tierra firme. Ha leído lo suficiente sobre ellas para saber que tienen cola de pez y no pueden respirar fuera del agua más allá de cinco minutos, pero la sirena que tiene enfrente no e...