El héroe sin harem
Capítulo 3: Tragos amargos
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La noche era lóbrega, no ayudaba la pésima iluminación de las ventanas del bar, en ese recinto, la caterva de la sociedad: bribones, pervertidos y estafadores, ingerían respetables cantidades de cerveza, cerveza nada respetable por estar diluida con agua. Una mesera meneaba las caderas, las cuales tuvieron piel de gallina al sentir como las redondeadas nalgas eran sobadas por la manaza de un bruto alcoholizado.
—Uy, por favor, no sea travieso, por cierto, ¿cómo va a pagar la cuenta? —dijo con voz picarona un portento de mujer, una deliciosa mezcla de figura atlética y curvas peligrosas.
—Creo que no tengo monedas, pero seguro me pueden fiar en este lugar, ¿verdad, corazoncito?
—Uy, corazoncito, no sé, creo que ¡puedes irte a la mierda en este momento! —El tono de voz cambió y la sonrisa forzada mutó en una máscara de ira que iba acompañada del golpe de un tarro que impactó en la boca del borracho.
Babas y dientes volaron en todas direcciones. Cuando el ebrio impactó sus grasas en el sucio suelo, apareció un gigante que miró a la mujer con desaprobación.
—No tenía dinero para pagar, jefe.
El gigante no contestó, solo agarró al herido y lo aventó a la calle. Los demás beodos se rieron con ganas del toser del borrachín sin dinero.
Solo un parroquiano no participaba de las risotadas; de rostro embozado, parecía mirar hacia su izquierda, lejos de la pinta de cerveza aguada sobre la sucia mesa de madera basta.
—¿Seguro que es ella? Parece una loca —le preguntó Eros cuya nariz se sentía ofendida de estar un lugar lleno de efluvios de alcohol y cosas peores como los pedorreos y eructos generalizados.
Aparte del gato con alas de diferente color, una cosa más era invisible para todo el mundo en las inmediaciones: Una pantalla ingrávida y semitransparente, la cual mostraba algunos datos personales de la camarera rubia con coletas infantiles.
—Se llama Panta y la información me dice que fue seleccionada para ser acompañante del héroe de otro mundo. Oficio: ¿ladrona? ¿Una ladrona en el equipo?
—El héroe de otro mundo no solo es rodeado de mujeres guerreras o magas, oficios como el de ladrón son muy útiles a la hora de desactivar trampas y cosas por el estilo. Imagínate si encuentras un baúl lleno de oro y piedras preciosas, ¿cómo vas a saber si al abrirlo no activarás una trampa de dardos venenosos, nube tóxica o algo mucho peor como un rayo que transmuta la piel en piedra?
—¿La pantalla del héroe no muestra si hay trampas en esas cosas?
—No siempre y si lo hace, no muestra el tipo de trampa. Un ladrón es necesario en cualquier grupo de aventureros exploradores. Y si hablamos del héroe de otro mundo, siempre es una ladrona de cuerpo bello y atlético.
—Ya veo, me sorprendió un poco. Viene hacia acá, cielos, sí que es linda. No me gustan las rubias de ojos azules, pero la chica es preciosa.
—Aburrido, todas las humanas se me hacen iguales, si al menos tuvieran cola y orejitas de gato como las chicas gato de las islas...
—Hola guapo, ¿quieres otra ronda?
—Sí, pero que no tenga agua.
—Claro, pero cuesta un poquito más, y me temo que el sabor seguirá siendo pobre.
—¿Y si le pides al jefe sacar lo mejor de su bodega?
—Primero tendrás que mostrar las monedas, lindura.
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Isekai: El héroe sin harem (Completa. De Bolivia para el mundo)
Viễn tưởng[Historia Original] ¿Qué sucede cuando el héroe de otro mundo ya no es necesario? Un latinoamericano invocado a un reino de fantasía tendrá la dura misión de buscar su propósito en la vida y de paso encontrar el amor que le fue negado, todo en compa...