Heartbreaks and mistakes.

16. Meses de ausencia.

Sabía que iba a doler, pero me culpo a mí misma por haber ignorado las señales.

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Es diferente para cada mente procesar una ruptura (sea un rechazo, un casi algo o una relación), puede ser similar, pero el grado de dolor nunca llega a ser igual. En lo personal, comenzaba a creer que mis habilidades para superar eventos que ponían a mi estabilidad emocional en un estado terrible se reducían a "0". Lo analizaba, pero aún no entendía por qué su recuerdo se había arraigado a mi corazón. Era curioso, porque si indagaba en mis memorias, lo único memorable era esa faceta de él que mi mente había diseñado y de la que me había enamorado, pero no era ni remotamente parecida a la realidad. O al menos, eso era lo que él me había hecho creer.

Vivía preguntándome constantemente: ¿Cuál era su versión real? ¿Qué habitaba en el fondo de su corazón? Y, sobre todo, ¿quién había tenido la dicha de conocerlo? Un par de preguntas de las miles que se formaban en mi cabeza y que giraban en torno a él. ¿Sería obsesión? ¿Anhelaba lo que no podía tener?

¿Por qué volvías a aparecer si no era para quedarte junto a mí? ¿Por qué me lastimas de esa manera? Tenía que empezar a aceptarlo: no podía seguir quedándome atrás. Que preguntaras por mí, causando estragos en mi alma, no era justo, no era justo en absoluto. Me he decidido a hacer uso de mi nueva habilidad de indiferencia contigo. Esa sería la única forma de salvar mi corazón antes de que lo condenes para siempre. No puedo esperar que mejores, que te des cuenta de la realidad, porque mis deseos egoístas tal vez no se volverían realidad.

Te quiero tanto y lo he hecho por mucho tiempo, pero no sé si pueda más.

Tal vez merezco que te alejes y me dejes lidiar con este cariño en la soledad, sin que nada me perturbe.