Pequeña y dulce omnipotencia

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Muchas veces me pregunto sobre la existencia de Dios y de sus extrañas intervenciones. Por lo general, en un juego esperanzador nos convencemos de ese control para explicar la dulce sensación que nos brinda recibir señales del más allá. Y esto es posterior a la angustia inquebrantable y desesperante que sentimos cuando no tenemos respuestas en el plano de un mundo injusto.
Es posible que haya sentido una semejanza pequeña parecida a la omnipotencia de Dios. Di cuenta de ello cuando un escenario, unos segundos y una decisión podría cambiar el destino de una criatura. En este caso, fue el milagro de encontrar un ave a mitad de mi recorrido hacia el departamento. El mismo se encontraba acurrucado en un rincón, en la puerta de un negocio abandonado.
En ese momento, no sabía cómo proceder. Sólo quise rescatarlo de una futura tragedia: era un pichón de paloma y en sus alrededores su madre ya no estaba para guiarlo y/o cuidarlo.
En cuestión de segundos y con el pulso en la garganta lo estaba cargando en una caja junto a un sin fin de preguntas en mi cabeza. Cuando quise responder qué era cuidar de una vida ajena y vulnerable ya estaba en mi dpto contemplando aquella pequeña criatura en una caja.
Y así como reaccioné en ese segundo, en aquella vereda, cinco meses después reaccioné con lágrimas al verla volar junto a un par de aves igual de bonitas que ella. Si, era una torcaza hembra con un nombre puesto por sus padres sustitutos: Nero.
No voy a negar este sentimiento, la extraño en cada rinconcito de la casa. Es una mezcla de dolor con un sentimiento de omnipotencia si es que se puede decir así. Le cambié la vida a un animalito que en su cruel destino debía morir siendo un pichón.
Así como la vida te enseña que a veces las historias tienen finales felices, hay otras que son una lección constante de no querer morir de lo injusto que es vivir bajo la ley de la naturaleza y de la cultura humana.
A veces, las acciones no son suficientes para salvar a un zorzal desnutrido y con una clara infección en sus ojos. Y muchas veces los esfuerzos, las noches sin dormir y las esperanzas pendulando en un hilo no son suficientes para cambiar destinos que ya están escritos. La resistencia a la realidad de ciertas circunstancias inmodificables y también aplicadas al dolor, solo generan más sufrimiento. La humildad reside en que, en ocasiones, nos sentiremos omnipotentes en la vida de ciertas personas y seremos guías en su recorrido, y en otras, nos limitaremos a ser espectadores. Siendo solo testigos de aquello que nuestras acciones y esfuerzos no podrán modificar. Al final de cuentas, sólo el amor se deja tomar la mano por el sufrimiento para trascender a nuevas motivaciones e inercias en esta vida.
No tenemos el control de historias con finales trágicos. Pero, por lo menos, con nuestra pequeña intervención... es posible que lo trágico termine siendo menos de lo que es... de lo que nuestra impotencia a veces no nos deja ver...

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2023 ⏰

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