Días de enero

1

Fue una noche minutos antes de año nuevo, fue ahí cuando decidió alejarse de sus amigos por razones desequilibradas, fue una noche melancólica y dolorosa, recordó cada risa, cada burla, cada foto y cada llamada de sus amigos con los que pasó ese año pero a partir de las 12 no sabrían nada de ella y ella no sabría nada de ellos.

De sus grandes ojos brotaban aquellas grandes lágrimas que no paraban, aquella decisión la hizo sentir a morir.
El fuerte intento de no llorar y no emitir ningún sonido hizo que su respiración se vuelva difícil, ahogándose en un mar de lágrimas de soledad y arripentimientos.

Probablemente haya llorado toda la madrugada tratando de calmar el sentimiento de soledad y temor.

Al día siguiente al levantarse se mentalizo para no volver a llorar a cántaros.

Rápidamente se íntegro a un taller de guitarra, el mismo día que fue a inscribirse las clases empezaban no tenía idea así que fue lo más casual que podía y con el cabello hecho un nido de pájaros, no le importaba si las señoras sentadas en ese asiento la juzgaban por no peinarse pero ellas no sabian lo que es tener un cabello con frizz.

Quizás haya sido la emoción o la ansiedad de conocer gente nueva pero su estómago se revolvió, que ni siquiera pudo comer aquel pan con huevo revuelto que se veía tan apetitoso.

Intento calmarse pero el intenso miedo de que las personas las juzguen hizo que sintiera ganas de vomitar, la poca autoestima que tenía se vio obligada a abandonar su cuerpo, su padre quien la acompañaba la dejo en la puerta de aquel taller hecha un manojo de nervios, intento demostrarse fuerte y mientras abría esa puerta trataba de verse lo más radiante posible.

No duró ni 5 minutos y ya queria irse corriendo del lugar juraba que le encantaba ese lugar pero a la vez le aterraba, pudo persivir las miradas juzgonas de las mismas señoras de antes así que las maldijo internamente por ser unas señoras metiches, mientras daba pasos temblorosos pudo observar a niños pequeños corretear, jugar, y a la vez pudo divisar a chicos y chicas de su edad en el celular, ella no era la excepción aunque solo agarraba el celular como su zona de confort para no sentirse más indefensa que antes, tecleo lo más rápido que pudo a su otra zona de confort, su mejor amiga, le escribía mensajes sin sentido y le envía stikers para intentar calmarse pero nada, no lograba sentirse cómoda.

Vio un asiento a lo lejos con otras señoras y se fue a sentar ahí, estaba tan metida en su mundo que ni siquiera le importaba si esas señores empezaban a hablar mal de su forma de vestir, solo quería calmar su ansiedad.
Por alguna extraña razón se dejó llevar por el cantar de las bellas aves que posaban en esos grandes árboles semi secos pero intensamente llamativos, volvió a dirigir una mirada a los niños y pensó en su niñez en los divertidos momentos que había pasado, se sentía en paz hasta que una voz masculina la llamó, quería saber quién interrumpia aquella hermosa vista que estaba teniendo, probablemente iba terminar matando a alguien pero su cuerpo reacciono antes que sus acciones, su estómago se volvió a revolver por la ansiedad de socializar con alguien aún así se armó de valor y levantó la vista.

Pudo divisar a un chico de su edad, con una vestimenta casual pero linda, de tez trigueña y con un cuaderno en la mano, como un robot escaneo a la persona que estaba al frente suyo y respondió:

Si?

Se quiso matar en ese preciso momento, su voz había salido más aguda de lo normal y al mismo tiempo su garganta se sentía seca, se maldijo por no haber tomado agua antes de salir de su casa, salió rápidamente de sus pensamientos por qué aquel chico le pregunto

Me podrías dar la hora?

Claro con las 11:15

El chico agradecido se fue y mientras, que ella se felicitaba internamente por que pudo formular aquellas palabras sin trabarse, sintió la victoria recorrer su cuerpo, así se sentía ganar un Oscar? Por qué se sentía victoriosa de superar de apoco su ansiedad social.