Destino 運命

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— parce, le pregunté si podía hacerme ese favor — repitió — vamos, se que si puede escucharme

— para mi desgracia, puedo escucharte — respondió — pero no voy a ir a buscar a tu esposo para darle un mensaje tuyo ni para ser un casamentero con él, voy a parecer un loco. No haré ese ni ningun otro favor como esos.

Camilo consideraba que era una buena idea que Hiro, un completo desconocido para Miguel, fuera a decirle sus últimos deseos, ya llevaba unos cuantos días así, desde el día del atentado no dejaba de pedirle a Hiro ese favor. Y aunque no le gustaba dejarse guiar por las primeras impresiones, ya había notado que le tocó estar atado a un científico amargado con una doble vida que solo se interesa por la ciencia, peleas de robots, videojuegos y los grupos femeninos de kpop, que tenía un robot curiosamente más amable que él, además de que no le dirigía la palabra a menos que él no parara de hablarle.

Por suerte tenía un consuelo, había descubierto que podía manejar los aparatos eléctricos, así que gracias a eso tenia un pequeño entretenimiento si Hiro no estaba en su laboratorio casero. Fue por la televisión que supo que todo el mundo seguía hablando del incidente de Sakura Town, claro que seguía siendo noticia pues hace años no habían actos de terrorismo como esos, también había podido ver un fragmento televisado de su pequeño homenaje y como es que ahora tenía un lugar en el cementerio lleno de regalos de sus fans, hubiera preferido recibirlos todos en vida... lo que más le dolió fue ver a él rostro lleno de tristeza y pena de su prometido mientras estaban en la ceremonia, aún era un poco surrealista pensar que fue capaz de observar un poco de su propio funeral.

— ¿a dónde va? — preguntó Camilo desde el sofá de la sala viendo como Hiro iba hacia su habitación.

— tengo que ir a ayudar a mi tía en su cafetería — respondió — pasa que Mei, su empleada de medio tiempo, se enfermó y voy a suplirla.

Hiro fue directamente a su habitación para comenzar a cambiarse de ropa, habían acordado la regla de que Camilo jamás lo veía cambiarse de ropa, en la ducha o en el baño, podría no poder despegarse de él, pero al menos quería privacidad. Así que estuvo esperando fuera de la habitación, flotando, claro está.

A decir verdad le animaba la idea de salir, Hiro se la había pasado descansando debido al golpe que recibió en la cabeza al pelear con aquel villano, así que entendía que no pudieran hacer más que estar en casa, pero se estaba cansando y deprimido bastante, así que espero atento a que terminara de alistarse para finalmente irse. El camino fue, en su mayoría, Camilo hablando hasta por los codos y Hiro solo escuchando, decía que no quería responderle para que no pensaran que estaba hablando solo, si se le hacía muy necesario contestar entonces fingía que estaba en una llamada telefónica, de esa forma podían mantener una pequeña conversación.

Al llegar al lugar el chico Madrigal puso toda su atención en el espacio, desde las mesas, hasta el menú y los clientes, jamás había estado en ese café pero le parecía verdaderamente hogareño, reconfortante. Vio como Hiro saludaba a su tía y se ponía un delantal.

— Cariño, lo siento — se disculpó la mujer castaña—  se que son tus días de descanso, pero Mei enfermó y no había nadie más que pudiera ayudarme.

— no te preocupes tía Cass, sabes que me gusta ayudar en el café — dijo Hiro sonriente — ¿ella está bien?

— si, me dijeron que fue un pequeño resfriado — respondió — Miriam la está cuidando.

— me alegro.

Milo jamás había visto a Hiro sonreír de esa manera, y con la palabra "jamas" se refería únicamente a los 4 dias que llevaba como su roomie fantasmal. Aún así, era bastante interesante ver que ese chico despeinado podría tener esas reacciones, tal vez era diferente con él porque era un intruso en su vida por ahora.

Ghost ゴーストDonde viven las historias. Descúbrelo ahora