Capítulo 1

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A mis 30 años, he tenido cinco carreras separadas, cada una edificada sobre la experiencia desarrollada en las asignaciones previas. He vivido en el extranjero, trabajé en el Salón de Asuntos de Estado de la Casa Blanca, extensivamente investigado sobre tópicos fascinantes, y he tenido tanto a diseñadores de política como a colegas, interesados en lo que he descubierto.

He aprendido enormemente acerca del campo que estudié en la universidad; Periodismo. Me especialicé bajo perfil en criminología y otras ciencias sociales. Pero he aprendido también mucho acerca de la gente, sistemas, políticas, pensamiento crítico, escritura, presentaciones; y temas tan diversos como sanciones, biografías, y hasta satélites.

No tengo un yate o una casa que valga millones pero nunca me he aburrido en el trabajo. Siempre se me ha retado a pensar y trabajar a los niveles más sofisticados y también peligrosos. Sé que lo que he hecho ha ayudado a mi país a prosperar y a estar seguro. La gente con la que trabajo es intelectualmente curiosa, tiene intereses vastos y sorprendentes. Posee estándares de pensamiento dinámico, riguroso y sofisticado.

También, demuestra los más altos patrones éticos y personales; es un placer trabajar diariamente con gente tan impresionante. Aunque mi ex esposo no me la pone fácil, intento que su maldita obsesión conmigo no interfiera en mi diario laboral.

Y qué decir sobre mi jefe.

—Agente Croft—Levanto mi mirada hacia mi jefe, el agente Stoner, todos le temen a éste, pero parece que con el sexo opuesto es más duro. Hace dos años estuve a punto de morir por su culpa, pero eso es otra historia que no vale la pena recordar.

—Agente Stoner. —me pongo de pie y le tiendo la mano, él la sujeta firme y sin parpadear.

—Tenemos una junta, necesito hablar con usted sobre la operación que tenemos para esta semana, no llevará mucho—Esboza lo que parece una sonrisa pero no me fío—Además, se viene uno grande y usted será la protagonista.

—Claro, señor. —Maldito idiota, yo lo admiraba, es un hombre frío y muy inteligente, pero después de haberme arriesgado de esa manera no puedo verlo de la misma manera. Lo he tenido que soportar por los últimos cuatro años.

Se da la vuelta sin decir nada y vuelvo a dejarme caer en mi silla. La mañana ha sido un poco cansada, sobre todo después de enterarnos que uno de nuestros agentes y única persona que puedo llamar «amigo» después del trabajo estuvo a punto de morir.

El agente Donovan. Fue herido mientras ponían bajo custodia a uno de los narcotraficantes de Italia, él y varios de los agentes fueron sorprendidos por una ola de balas, y para terminar de cerrar, había una tonelada de explosivos. Por suerte, Donovan no murió, aunque estuvo a punto de hacerlo, no se puede decir lo mismo del maldito hijo de perra traficante. Fue capturado, al menos lo que quedaba de su cuerpo.

—Hola, cariño.

Se me revuelve el estómago al escuchar su voz, como siempre es mejor ignorarlo.

—Vamos, cariño, no me ignores—Pone su mano sobre mi hombro y mientras ésta empieza su recorrido, la tomo enseguida sin hacer mucho ruido y le doblo sus cuatro dedos hacia arriba.

— ¡Basta, basta! —Me pide viendo a su alrededor.

— ¿Vas a seguir con tu juego? —Lo estoy torturando y hasta ya se encuentra de rodillas.

— ¡No, no! —Jadea— ¡Suelta, suelta!

Lo suelto y de inmediato empieza a recuperar el color de sus dedos. Siempre es lo mismo, la próxima vez lo tomaré de las bolas y no me detendré tan rápido.

—Demonios, Elaine—Se queja riendo—Eres una sádica.

—Para lo que tengo pensado hacerte la próxima vez que pongas tus manos en mí, la palabra sádica no te bastará.

La Profesional (libro 1) (Ya en físico y audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora