Capítulo 2

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En todo el trayecto no dijo nada y tampoco dije nada, era lo mejor, una bomba estaba a punto de estallar y no era buena, él sabía perfectamente que verme enfadada era lo peor. Mi cuerpo me traiciona y es como si rechazara el aire que respiro.

Una vez llegamos al hospital, bajamos juntos del auto y nos dirigimos a la sala privada donde estaba el agente Donovan, sabía que no me dejaría y se iría, es tan terco como una mula que a veces lo odio por ello. Ni siquiera merezco tanta atención de él, pero de alguna manera siempre, siempre está ahí.

—Me dijeron que por aquí estaba el paciente más latoso del mundo.

Al escuchar mi voz se voltea y me sonríe. Joder, todavía puede sonreírme después de haber recibido más de diez impactos de bala en su chaleco y haber estado inconsciente gracias a la bomba que explotó cerca de donde estaban.

Me entran ganas de llorar al verlo así pero me contengo, no soy una mujer que llora, no doy aires de brava o de ser una roca, soy una mujer fuerte que se da a respetar, pero tampoco soy un iceberg cuando se trata de ser humana con la gente que quiero.

Lara Croft—Amo y odio que me llame así.

—Agente colores—me burlo de inmediato y me acerco para darle un fuerte abrazo. —No vuelvas a asustarme así, maldito cabrón.

Se ríe con dificultad y hace que lo vea.

—Mala hierba nunca muere.

—Lo que tú tienes de hierba mala, lo tengo yo de historieta infantil.

Eso siempre lo hace reír. Dorian Donovan es una persona muy importante para mí, perderlo sería devastador para mí y para el equipo, lo necesitamos, pero más lo necesito yo en mi vida, ha sido el único hombre que no me ha fallado, más allá de su preferencia sexual, es todo un hombre.

—Cambia esa cara, Lara Croft. Estoy bien.

—Sé que lo estás, pero quería asegurarme.

Ambos nos quedamos en silencio y odio cuando empieza a ver mis ojos, tratando de ver más allá.

—No empieces—Soy la primera en romper el silencio.

—Tu esquivo sólo me dice una cosa—Se incorpora más para estar al nivel mío y ya estoy lista para el sermón, aun fuera de la oficina y adolorido, siempre tiene un sermón. — ¿Qué te hizo el idiota del agente Ford y para terminar de zanjar, tu ex marido?

Rio a carcajadas, no sin antes escuchar que alguien carraspea la garganta detrás de mí.

—Es mejor que el idiota agente y ex, se vaya—Nos avisa Duncan cerrando la puerta.

A Dorian nunca le ha importado insultarlo fuera de la oficina, nunca ha sido santo de su devoción, pero le atrae, malditamente le atrae y es por eso que lo odia.

—Anoche...

— ¡Oh, por Dios! —su voz ronca y varonil me da gracia, es muy varonil, pero cuando se trata del cotilleo es toda una chica. —Dime que no se metió entre tus piernas.

—Bien, no se metió entre mis piernas.

—Mierda, El. ¿No juegues con fuego o te vas a quemar?

— ¿Más?

—Sé que no lo amas, ese hombre terminará matándose por tu rechazo de un día, y al siguiente se ponen a follar como dos perros en celo.

—De acuerdo, parece que alguien necesita un supositorio.

Me quedo viendo a la nada mientras Dorian acaricia mi mano, solamente espero que no me juzgue, aunque nunca lo ha hecho.

—Nena—me toca la barbilla para que lo vea—Hay algo más ¿Cierto?

La Profesional (libro 1) (Ya en físico y audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora