—¡Joder!
Soy la primera en gritar todas las mañanas, siempre me olvido de nuestra maldita ducha.
¿Dije que tenía que ser decente?
Pues lo es, pero no es por su tamaño, es porque el jodido grifo tiene un raro hipo que salpica todo de manera agresiva, y no solamente eso. No se sabe si será agua hirviendo o agua para una segura hipotermia.
— ¿Otra vez peleando con la regadera?
—Vete a la mierda, Dorian. —Le espeto furiosa escuchándolo que se ríe en la puerta del baño—Tú y Stoner pueden irse a la mierda.
Una vez termino de ser torturada por mi propio baño y escuchando las burlas de mi mejor amigo y compañero de piso. Salgo y empiezo a vestirme, todas las mañanas nos espera un auto de la CIA en la parte trasera, un pequeño escondite que el agente Stoner proyectó para no levantar sospechas.
Por las mañanas somos dos agentes de la CIA, y por las noches seremos dos empleados de un exclusivo y lujoso bar.
—Tendré que hacer algo con estas paredes y la maldita ducha. —Le aviso a Dorian una vez estamos bajando las escaleras para irnos a trabajar de verdad.
—No cuentes conmigo—Advierte levantando las manos—Suficiente tengo con aguantar a tu pulgoso gato todas las madrugadas cuando lame mi mano.
—Se llama Realeza y ten cuidado, le gusta morder.
Pone los ojos en blanco y cuando siento que mi día no puede ser mejor, tropiezo torpemente con mis tacones a punto de caer al suelo y de inmediato las manos de un fuerte hombre recién duchado me sostienen para evitar que caiga al suelo.
— ¡Nena! —Mi caída fue tan veloz que no le dio tiempo de atraparme. Aunque otras manos sí lo hicieron.
— ¿Te encuentras bien? —Sigo la voz del dueño de los fuertes brazos que me han salvado y me encuentro con un hermoso rostro masculino y perfectamente cuidado.
La divina belleza masculina y su mala costumbre de dejarme sin aliento.
Hay algo en él que no sé lo qué es, pero no me parece tan extraño o desconocido del todo. Será esa perfecta sonrisa o ese cabello, pero extraña vez olvido un rostro.
—Soy Jesse McGuire—Le tiende la mano primero a Dorian que lo mira con recelo, pensé que se sentiría igual que yo, pero parece que no es su tipo.
—Dorian—dice sin más y Jesse hace un gesto al darse cuenta de su cara de pocos amigos.
—Mucho gusto, Jesse—Me presento amable por mi amigo—Soy Elaine.
—Creo que también son nuevos por aquí—dice sonriendo, tiene una sonrisa muy hermosa, además es rubio, había dicho que no me gustaban los rubios pero en él le sienta bien, sus grandes ojos castaños gritan claramente sexo y su cuerpo grita poséeme.
Ya me está gustando vivir aquí.
—Sí ¿Cómo lo sabes? —Refunfuña mi amigo.
—Porque también me caí de ese escalón hace dos días—Señala, y veo que uno de los escalones está en mal estado, claramente se ve donde quedó atascado mi tacón. —Claro, yo no uso tacones, pero aun así tropecé.
—Ya veo—Le sonrío. Él me ve de la misma manera en que lo veo yo, parece amable, pero insisto en que lo he visto en algún lugar. Quizás alguna revista o televisión, está jodidamente bueno el hombre.
—Bueno, creo que los veré por ahí—Dice despidiéndose—Estoy en el seis, por si necesitan algo.
—Gracias, lo tomaré en cuenta, Jesse.
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La Profesional (libro 1) (Ya en físico y audiolibro)
AcciónMe llaman LA PROFESIONAL. Ahora me encuentro lista para una nueva misión. Una muy peligrosa, adictiva, probatoria y muy, pero muy diferente a todas. Aleksei Ivanović, un ruso de 34 años, abogado, analista, empresario filántropo, billonario, fuerte...