Capítulo 23

2.8K 246 34
                                    

La maldita piscina es demasiado honda y no sólo eso, la maldita cascada sobre ella me ha hecho llegar hasta en medio y no puedo dejar de patalear y gritar.

Las imágenes de la raíz de mi fobia vienen en cámara lenta.

Alguien estaba intentando ahogarme, no fue un accidente, yo sabía nadar. Pero las manos del hombre que agarraban mi cabello con mucha fuerza me impedía moverme.

Hasta que escuché un disparo silencioso. Mi padre había matado a uno de los hombres que enviaron a matarme para hacerle daño a él. Mi madre estaba de compras con mi hermana, y solamente estaba con mi padre.

Cerré mis ojos y no los abrí hasta horas después en el hospital. Ya la CIA había sacado el cuerpo de la piscina de mi casa y se lo habían llevado, en cambio yo estaba en el hospital porque me dio un calambre fuerte en la pierna y mi propio peso me hundió. Esa fue la explicación que mi padre le dio al médico, a mi madre y mi hermana.

Pero yo sabía la verdad.

No hablé de ello y según mi padre lo olvidé al pasar los años, pero la verdad es que nunca lo olvidé, cuando cumplí los dieciocho fue cuando sentí lo que mi padre sintió al disparar esa arma. Sentí lo que era defender a quien amabas.

Sentí lo que era matar.

— ¡Elaine! —Grita alguien, he dejado de mover mis manos y pies, la corriente me ha llevado hasta el fondo. Siento que el agua llegó a mis pulmones, pero todavía estoy viva.

— ¡Mierda! —Grita de nuevo cargándome fuera de la piscina, sigo sin reaccionar pero escucho su voz pesada y miedo detrás de ella. —Respira, maldita sea.

Abre mi boca y empieza a darme respiración boca a boca. Sus labios, su tacto y el miedo en su voz me ayudan a que empiece a mandar señales a mi cabeza y pulmones para que respire de nuevo.

Pero mi cuerpo se niega a moverse.

¡Joder! —Grita desesperado— ¡Erwan!

Escucho los pasos veloces no sólo de Erwan, sino también de mi amigo.

¡Dios, Elaine! —Escucho la voz de Dorian.

¡Llama a una ambulancia! —Le ordena— ¡No reacciona!

Sigue dándome respiración y presionando mi pecho, hasta que siento que el agua sale de forma violenta por mi nariz y boca.

Respira, Elaine—me trae a su pecho, pero vuelvo a caer, esta vez temblando del miedo al sentirme que todavía estoy bajo el agua.

¡¿Qué fue lo que paso?! —Pregunta Dorian, soy consciente de que él también está a mi lado.

—Se ha caído a la piscina, escuché su grito pero ya estaba inconsciente.

— ¡Mierda! —Dice—No se ha ahogado.

— ¿A qué te refieres? —Pregunta Aleksei.

—Es una maldita fobia—dice desesperado—Le tiene miedo al agua, a nadar.

— ¿Fobia? —Pregunta Aleksei.

Debo de ser una mujer rara para él en estos momentos. Ha descubierto mis dos malditas fobias, y precisamente en menos de veinticuatro horas.

—No será necesario llamar a una ambulancia, solamente está en shock.

—¡Dios santo! —Grita una mujer esta vez—¿Qué ha sucedido?

—Ha estado a punto de ahogarse—Responde Aleksei—Se ha desmayado del susto.

De nuevo me toma en sus brazos y me lleva hasta el interior de la casa en pasos gigantes. Quiero abrir mis ojos, decirles que estoy bien, que solamente estoy muerta del susto pero me es imposible y más cuando mi cuerpo empieza a temblar de nuevo reviviendo las imágenes de cuando era niña.

La Profesional (libro 1) (Ya en físico y audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora