❝━te casarás en dos putos meses, ¿por qué sigues viéndome?❞
▮ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 spreen se emborracha
todas las noches en busca de ol-
vidar al amor de su vida
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝖔
𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 gia cometió una locura en
su despedida de soltera y ahora ti-
ene que lid...
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2027.
gia's pov
—¡Vamos, Gia! —gritó Margot mientras me jalaba de brazo, pero yo me aferré al asiento del auto— ¡Se supone que es tu despedida de soltera!
—¡Nooooo! —me quejé, clavando las uñas en el cojín de cuero— ¡Ya cenamos, ya brindamos, ¿podemos irnos a casa?!
Margot me soltó solo para mirarme con los ojos abiertos completamente, me sentí regañada al instante.
—Georgia Isabell, fuiste tú la que adelantó ¡Dos meses! su despedida de soltera, porque "estarás muy ocupada después" —me remedó, haciendo comillas con los dedos— supongo que teniendo sexo con tu prometido.
—¡No digas cosas tan vulgares!
Mi amiga soltó una carcajada, aprovechó mi distracción para jalarme del brazo fuertemente, logrando que me ponga de pie y obligándome a caminar hasta el bar que estaba frente de nosotras.
Cuando intenté dar la vuelta de nuevo, el auto ya había arrancado, suspiré rendida y me dejé llevar por el agarre de Margot, hice una mueca de asco cuando el olor de aquel bar llegó a mis fosas nasales.
—¿Cómo es que llegaste hasta este lugar, Margot Fernandez?
—Mi prima viene aquí con sus amigos de vez en cuando, para pasar desapercibidos —empezó a hablar—, desde que decidió separarse de la familia para venir a Argentina, hemos hablado más seguido que cuando vivíamos en Estados Unidos.
—No encajamos aquí, Margo.
Pero me ignoró, sentándose en la banca frente a la barra, saqué una toallita de mi bolso para limpiar el asiento de al lado y también una parte de la barra, con cuidado tomé asiento pero no podía parar de moverme al pensar cuántos bichos habría ahí.
Margot soltó una carcajada.
—¿Entonces dónde? ¿En el café con las estiradas de tus nuevas amigas? ¿En el golf, Gia? Santo Dios, tienes veinticinco y pareces de treinta, no eres americana, amiga mía, tu papá es mexicano y tu mamá argentina, diviértete en tus raíces.
Rodé los ojos y dejé mi bolso sobre mi regazo.
Odiaba estar aquí, si no hubiera sido por mamá —quien insistió en que la boda debía ser aquí—, podría estar en Nueva York o Canadá, con la preciosa nieve mientras daba el sí.
