𝟭𝟭 ⌕ Jυʅιαɳ

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-Te he conseguido un velo- Valentina me lo entrega.

Es un bonito encaje con un clip cubierto de diamantes que combina perfectamente con mis zapatos. Sé que los diamantes son reales sin tener que preguntar, pero no quiero cubrirme la cara esta vez. Voy a caminar por el pasillo con la cabeza en alto y mi hermano a mi lado. Quiero ver la mirada en la cara de mi padre mientras lo hago.

Antes de que pueda poner voz a esas palabras, Valentina sofoca ese pensamiento.

-Se que tienes un problema con la parte trasera del traje. Esto podría cubrirlo un poco ―ella se levanta, sujetando el velo en mi pelo.

No lo empuja hacia delante para cubrir mi cara, sino que lo hace caer hacia atrás para cubrirme la espalda. Admito que estaba un poco incómodo con la cantidad de piel que he estado mostrando. No es algo a lo que estoy acostumbrado, pero sentir las manos de Enzo correr de arriba a abajo por mi columna me hizo olvidarme de todo lo demás. Bueno, casi todo lo demás aparte del hecho de que mi padre ha aparecido.

Un escalofrío me recorre, aunque sé que Enzo nunca dejaría que Gustavo me hiciera nada. No es que tenga miedo por mí, no realmente. Es más bien una preocupación por lo que le pasará a Enzo. ¿Mi padre intentará matarlo? Ese pensamiento me pesa mucho en el pecho. Ahora, no sólo tengo que preocuparme por Kevin, sino también por Enzo. Resisto el impulso de frotarme los ojos.

Todavía me sorprende cómo Enzo habló de sus asuntos delante de mí. Sé que no debo hablar de las cosas que he escuchado, pero mi padre y mi abuelo nunca fueron por ahí hablando abiertamente de negocios. No como Enzo. Es como si quisiera que yo supiera lo que está pasando. O tal vez no es tanto que quiera que lo sepa, sino más bien que lo comparta conmigo si muestro interés. Es revelador y extrañamente refrescante ser incluido, pero tengo la sensación de que habrá muchas cosas sobre las que preferiría que no se me dijera nada. Llámenme tonto, pero esta es la vida que me ha tocado. No significa que tenga que dejar que toda la fealdad que viene con ella me cubra.

Cuando oigo gritos que vienen del pasillo, me vuelvo hacia la puerta.

Conozco la voz.

Un escalofrío se instala en lo profundo de mis huesos. El calor que Enzo había puesto allí se desvanece. Mi padre realmente esta aquí. La facilidad con la que controla mi estado de ánimo hace que el miedo se apodere de mí. Es un poder que creo que siempre tendrá sobre mí, no importa cuánto lo intente y lo combata.

-¿Dónde está mi hermano?-le pregunto a Valentina. No entro en la oficina conmigo y cuando salí, no lo vi.

-Él está aquí. Esperando para acompañarte al altar. Eso es lo que quieres, ¿No?

-Sí-había olvidado preguntarle a Enzo sobre eso.

-¿Podemos hacer eso?

-Por supuesto- me da una de esas grandes sonrisas. -Todavía no lo entiendes -me aprieta el brazo. -Lo harás-ella es mi principal recurso cuando se trata de Enzo.

No estoy seguro de que responda a todas mis preguntas. Su lealtad es profunda, y soy prácticamente un extraño para ellos a pesar de estar a un momento de unirme a su familia. Por la forma en que Enzo está actuando, soy parte de ella a sus ojos. El pensamiento envía otro de esos cálidos hormigueos a través de mi cuerpo.

Mi mente se remonta a cómo me tocó delante de sus hombres. No me había puesto en plena exhibición, pero sí demostró que yo era suyo, y si quería darme placer, lo haría. No le importa quién este cerca. Es tan diferente a lo que estoy acostumbrado. Incluso muestra afecto a sus hombres de alguna manera, dejando que le hablen con una familiaridad que mi padre odiaría.

Rey! « ᴇɴᴢᴜʟɪᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora