6

198 16 2
                                    

-Narra Spreen-

Lo vi llegar...

Estaba vestido con una ropa que rapidamente reconocí, era uno de mis conjuntos favoritos cuando era un príncipe.

-Hola Juan.-Dije medio nervioso pero sabiendo disimularlo.

-Buenas. -Dijo en un tono feliz, lo noté algo emocionado.

Juan y yo nos detuvimos ante el árbol decorado y estábamos examinando los tallos que se extendían. Las ramas, tan interconectadas, tienen algo de poético, las hojas amarillas, brillantes, relucientes, demostrando que era otoño bajo el cielo azul. Tenía una hamaca de rueda colgada, y banderines color rojo y negro.

Pasó una brisa fresca, y nos dejó tan absorbidos en el momento que apenas nos percatamos de nuestra cercanía. Era como si el tiempo no existiera. Nos quedamos ahí unos largos minutos.

El sol brilló en las montañas, el cielo estaba claro. Comencé a ver los ojos de juan, de un brilloso color miel. Hoy llevaba sus lentes, cosa que hacía que el color de sus ojos se "opaque" un poco. Esos ojos me recordaron a un campo de flores que había visto alguna vez, me quedé embobado viendolo. 

Hasta que nos dimos cuenta de lo cerca que estabamos. Lo intenté mirar, y vi que el me miraba. Sacamos la mirada rápidamente. Y fui a sentarme en el mantel.

Se acercó hacia el mantel y se sentó enfrente mio, dejando la comida entre medio de los dos.

-¿Cómo andas capo? -Decidí dejar mis nervios e intentar que el ambiente sea cómodo para él. Total, ¿Qué me ponía nervioso?

Empezamos una charla muy cómoda y típica mientras comiamos algunos sandwiches que habían en la manta. Al pasar una hora mas o menos, llegó una pregunta que me hizo sentir algo incómodo.

-Spreen... No se si esto te incomodará pero, ¿Quienes son tus padres?

-Mis padres ehmm, eran los reyes, ahora simplemente una taza y un plato.- Lo miré fijo y vi como intentó ahogar una risa gracias a mi declaración.

-Si querés reite, es gracioso de escuchar.- Dije. Escuché esa risa hermosa que tiene, y me contagió.-Juan, ¿Y qué hay de tus padres? Nunca te oí hablar de ellos.-

-Mis padres desde que soy pequeño desaparecieron, me críe con mi hermano mayor, Drako, es una gran persona, es inventor y le gusta mucho presumir, aún asi lo quiero mucho.

-Ohh, entiendo.- Quedamos en un silencio cómodo.

-Spreen, ¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres cuando estás aqui solo?- Dijo Juan comenzando a mirarme a los ojos.

-La verdad, no hay muchas cosas que me guste hacer. Normalmente antes de tu llegada solo dormía o hablaba con alguien del castillo. Antes, cuando era príncipe, amaba dibujar y pintar, pero desde hace un tiempo que nunca volví a intentarlo. Era bueno, creo.

-Dibujame.

-¿Cómo?- Lo miré fingiendo que no escuché, me puse nervioso y mis mejillas rápidamente se pusieron de un color rojizo, por suerte no se notaba gracias a mi pelaje color negro. No entiendo por qué me puse nervioso.

-Lo que escuchaste, intenta dibujarme, quiero ver como lo haces.

Inmediatamente, por alguna razón, cayó una libreta y unos lapices del árbol, ambos nos asustamos, pero rapidamente nos dimos cuenta que era imantado. ¿Qué hacía escuchando todo?. El ambiente se formó medio incómodo. Hasta que comencé a dibujar y olvidamos eso.

Luego de unos 15 minutos, vi mi dibujo terminado. En este, se veía a juan con mucha luz solar en sus ojos, resaltando su hermoso color miel. Su pelo se veía sedoso y brilloso también, de un color marrón claro. Se podía ver una ropa un tanto extraña, que parecía de mago. Se lo entregué a Juan

-Está muy bonito Spreen, pero ¿Qué es esa ropa?.- Dijo algo confundido.

-Es de mago de cumpleaños Juan, lo que sos vos.- Dije entre risas, hasta que sentí que el se tiró arriba mío. Empecé a sentir cosquillas y no podía parar de reir. Hasta que rápidamente se cansó y acostó al lado mio, mirando el cielo. Había oscurecido un poco.

-Fuera de eso, está muy bonito tu dibujo de mierda. Me sacaste las gafas.-

-Sin ellas tus ojos resaltan más, se ven tan lindos... Digo, ehm, linda mierda se ven.- Me puse muy nervioso al notar la mirada de juan hacía mi, fingí que no lo notaba. Hasta que, el, sin vergüenza, agarró mi mandíbula de ambos lados con su mano, y me hizo mirarlo.

-¿Qué dijiste Spreen?- Dijo coqueto, me puse muy nervioso.

-¡GUERRA DE COSQUILLAS!- Me tiré sobre el, con cuidado de no lastimarlo, empezando a hacerle cosquillas en todos los lugares posibles. Él no paraba de reir, y a mi se me terminaron yendo los nervios. Paré y me acosté a su lado.

-Y a vos Juan, ¿Qué te gusta hacer?

-Bailar, cantar, cocinar, ir a la-

-¿COCINAR?- Lo interrumpí.

-¿Tanto te sorprende que yo sepa hacer algo?. Me ofendes.- Se dio vuelta mirando para otro lado.

-No, no, para nada, simplemente me sorprendió Juan. Yo se que sabes hacer muchas cosas, como molestar, insultar y tener alma de niño.

-Eres un hijo de puta.- Amenace con hacerle cosquillas.- Digo, no, no,  eres una gran persona Spreen.

-Eso creí.- Estaba feliz hasta que sentí que el se abalanzó encima mio,  siguió haciendome cosquillas denuevo hasta que se acostó en mi pecho, viendo las estrellas.

Miento si digo que estaba tranquilo, en realidad estaba muriendo de nervios por dentro. Él encima mio, yo viendo su pelo y el viendo las estrellas. Guardé esta imagen en mi mente para luego dibujarla. Había mentido, desde que el llegó al castillo lo único que hacia era dibujarlo cuando no se daba cuenta, era muy lindo.

Lo que mas amaba de el, era que no se asustaba de mi. Era un alma tan pura, como se sacrificó para ayudar a su hermano, aun sin saber si yo era "bueno" o "malo". Me miraba como siempre quise que me miren, con unos ojos que no demostraban envidia, odio, miedo, o necesitar algo, eran unos ojos tan puros, me miraba como si fuera único y sobre todo, como si fuera hermoso.

Miré la luna llena que recién asomaba, y lo miré a el. Jamás había visto a la luna como algo "mágico", hasta hoy. Me di cuenta que la luna no es mágica, lo mágico es a quien pensas cuando la ves. Y creo que todos ustedes se imaginan a quien pienso.

Siempre tuve miedo al rechazo, al qué dirán, a quedarme solo, a perder a mis seres queridos. Pero Juan... Me dió la valentía de arriesgarme.

-Juan...- Lo llamé, se dio vuelta quedando su cara a centímetros de la mía, me puse nervioso viendo sus ojos curiosos a lo que diría.

-La verdad, quiero decirte algo...- Sentí mi cara arder.- Me gustas, y desde hace tiempo. Cuando me quisiste aún sabiendo lo que soy, me di cuenta de que no sólo me gustabas vos, sino también todos los momentos en los que hablamos entre nosotros, el como me tratabas, como me mirabas. Perdón si no dije nada más pronto... simplemente... no quería... que me rechacen.- lo vi con mucho miedo, y me abrazó mientras sonreía. Era tan lindo.

-Si tan solo hubiera tenido el valor de decirte desde hace tanto tiempo que me gustas, pero la verdad es que nunca fui muy seguro de mis sentimientos. Pero, ahora que estoy acá... con la luna brillando en nuestros rostros, las aves cantando a nuestro alrededor, y tu que te me declaraste... solo puedo decir que estás ante la persona más afortunada del mundo. Porque, ¿Qué otra cosa puedo pedir si estoy acá, contigo, entre tus brazos, escuchando a tu corazón latir a mil?. Por si no entendiste, me gusta la poesía y me gustas tu.

----------------------

AAAAA, SII, MIS PAPISSSS, POR FIN PUDE TERMINAR ESTE CAPP.

bsos a todos, los capítulos siguientes vienen buenos.. 😈

❝~Nuestra Rosa~❞ - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora