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ESTA HISTORIA PUEDE CONTENER CONTENIDO SENSIBLE. NO APTO PARA ALGUNAS PERSONAS. PARA MAYOR EXPERIENCIA SE RECOMIENDA ENTONAR LAS VOCES COMO EL PAPEL.

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Había una vez, un pulpo morado muy muy feo, que vivía en las profundidades del océano pacífico. Este pulpo, llamado Otis, se caracterizaba por su increíble capacidad de entender las cosas y similizarlas como un humano, cosa que otros peces no podían hacer. Era pequeño (más o menos un metro de altura y medio de ancho), feo, morado (como bien he dicho antes), y también tenía algo curioso que otros pulpos no tenían; Tiraba tinta de varios colores. No era negra como la mayoría... No. Según el estado en el que estaba, la tiraba de un color. A veces era amarilla, otras azul... De hecho, le apasionaba un poco la pintura y el arte. Todo el mundo le miraba raro siempre, y él se sentía mal por ser lo que era. Si que es verdad que algún día le gustaría tapar su identidad o incluso salir fuera del mar, pero la gente le tomaría por loco.

Algo que no he contado es que Otis tiene un amigo fiel y más hermoso que él. Era una estrella de mar, azul y brillante, claramente preciosa. Otis le llamaba "Brurluburl" (ya que los peces no hablan el idioma humano) pero en su mente, siempre lo llamaba Cil. Los dos eran grandes amigos, y casi siempre iban por ahí juntos.

Un día, encontraron un barco gigante en medio del mar, que parecía ser que se había hundido, pues estaba lleno de algas, roto y bastante viejo. Exploraron por dentro, y vieron que habían unos extraños seres muertos nunca vistos por la zona. Esto a Otis le intrigó bastante, así que él y su amigo siguieron investigando. Era un lugar bastante incómodo y cerrado, Otis no sabía cómo esos seres podían vivir ahí. Y de repente, escucharon un ruido: "Fsshh...!" Era como el sonido de algo aletear o moverse. Otis y Cil se fueron a ver de donde venía el ruido, pues venía de dentro de una de las habitaciones que había dentro del barco. Cil abrió la puerta, y Otis por fin pudo ver lo que se tramaba: Un tiburón. Era un tiburón bastante grande, alargado y parecía ser que muy fuerte, pues se estaba comiendo a uno de los extraños seres que habitaban en el barco. Otis se asustó, y Cil fue el primero en cogerle de un tentáculo y largarse de allí corriendo. El tiburón les siguió, mientras que estos dos amigos intentaban escapar del barco. Cil encontró una salida muy pequeña, pero que Otis no cabía por ahí. Tenía que averiguar por donde había entrado. El tiburón cada vez iba más rápido, y Otis estaba buscando la salida. Por fin la encontró, pues se le hizo un laberinto salir de allí. Pero justo cuando estaba a punto de salir... ¡RAS! El tiburón se acababa de comer uno de los tentáculos de Otis, pues este, asustadisimo, expulsó un montón de tinta verde mezclada con azul y salió de allí corriendo. Los dos amigos se fueron a un lugar seguro, donde el tiburón no les alcanzara de nuevo. Eran dos rocas juntadas por arriba y paralelas por abajo. Los dos se pusieron debajo. Otis observó como la sangre salía de su tentáculo mordisqueado, y cada vez se sentía más y más débil. Cil no podía hacer nada, solo se le ocurrió hacer una cosa. Se puso en medio de la herida, intentando tapar la sangre que salía, y con las ventosas no la dejaría salir. Cada vez había menos sangre, por lo que Otis se preocupó menos. Al fin y al cabo, después de 10 horrorosos minutos sufriendo y pasando dolor, la grave herida paró de tirar sangre. Otis se extrañó, ya que perfectamente podría haber desangrado o incluso morirse.

A partir de ese suceso, Otis le había tenido miedo a cualquier pez del océano que fuese mayor que él. Por eso, decidió intentar protegerse más a menudo con cualquier cosa. No le volvieron a suceder más cosas como esa en su vida por estar más atento a todo.

Justo en este instante, Otis estaba con su amigo Cil, paseando por el mar, viendo algunos bancos de peces pequeñitos, o peces enormes como manta rallas. Estaban contemplando una enorme fosa marina, llena de azul y un montón de corales y algas decorando la zona. Era precioso.

Otis le propuso una idea a Cil. ¿Y si salían al exterior por un momento? Cil al segundo dijo que no asustado, pero a Otis no le importaba salir unos segundos al exterior. Solo era... Un momento. Cuando Otis ya se estaba yendo para arriba, Cil ya le estaba advirtiendo que tuviese cuidado.

Solo faltaban unos segundos para llegar arriba del todo y... Al saltar, a Otis se le cegó el ojo por un rato, pues gracias a una enorme esfera brillante y amarilla, se quedó ciego. Volvió a meterse al agua y miró a Cil preocupado. Cil se rió en su cara, pues este le había advertido y no le había hecho ni caso. Otis lo volvió a intentar, está vez sin mirar a esa esfera que molestaba tanto, pues de un salto salió al exterior, y vio una inmensa capa de color azul cubriendolo todo. Solo se veía eso, y en el más allá solo se seguía viendo el mar. Otis, al zambullirse otra vez en el agua, miró a Cil impresionado, pues era la primera vez que había visto algo tan precioso. Cil se extrañó, y decidió salir. Otis le ayudó sujenándole con la ventosa de uno de sus tentáculos, pues cuando salió, al instante se secó como el desierto y se quedó como una esponja disecada. Otis, al ver que Cil estaba así, lo bajó corriendo y este volvió a su forma. Los dos se murieron de la alegría por haber visto tremenda maravilla, y se emocionaron mucho. Volvieron a bajar al fondo del mar pensando en lo ocurrido.

Semanas después, Otis ya había cumplido 7 años en el mar, y Cil he hizo un regalo muy especial. Era un traje, de buzo, con varios colores que le distinguían bastante y que se podía poner con normalidad. Y... ¿De qué servía el traje? Cil lo diseñó solamente para dos cosas que Otis deseaba: Tapar su identidad (sobretodo su tentáculo mordido y arrancado), y salir al exterior sin ningún tipo de dificultad.

Otis, al ver semejante regalo, le dio un abrazo muy fuerte a Cil. Sabía que por fin podría salir fuera sin ningún tipo de molestia, y también tapar ese pulpo tan feo que había en el fondo del mar. Otis se lo probó, y le quedaba de maravilla. Era un poco pesado de llevarlo, pero igualmente era su "juguete" favorito. El traje estaba ajustado a su medida, con dos "piernas" para que pudiese andar. De hecho, incluían unas botas pequeñitas para ello. También tenía una especie de manguera, que se recargaba con su propia tinta. Cil le explicó cómo pudo que servía para defenderse por si algún ser vivo le atacaba. Como actualmente tenía 7 tentáculos en vez de 8, puso tres tentáculos en cada "pierna" del traje, y el séptimo lo tenía en la manguera. Era fantástico. Pero... Otis no estaba preparado para eso. Aún necesitaba su tiempo, por lo que decidió guardar el traje en su pequeña casita, y esperar a que sea el momento.

Durante varias semanas pasaron un montón de aventuras estas dos criaturas. Cil estaba deseando con toda su alma que Otis explorara aquel mundo lleno de misterios y... Como bien dice en la descripción de esta historia.

...

Es 3 de abril, tres meses despues de que Cil le regalara el traje a Otis.

Este estaba dispuesto a salir al esterior, sin importancia de lo que diga un amigo suyo del océano.

Se puso el traje con un poco de ayuda de Cil, y por un momento se hundió un poco. El traje pesaba, pues con todas sus fuerzas se puso a nadar hacia arriba para que nadie de las profundidades le coma.

Otis se dirigió hacia la orilla casi, dispuesto a salir. Cil tenía miedo, quería salir también pero temía que le pasara algo. Otis se asomó por arriba del mar por si acaso, y vio...



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Otra historia más.

¿Os gusta? Yo no tengo ideas... Decirme si está todo bien y lo entendéis para arreglarlo, esto es como una beta de la historia 👍🐠

Con mi corazón llevo el océano -BSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora