Capítulo 8. El nuevo comienzo

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- Jake, espero y estés bien – grité hacia el horizonte y un nudo se hizo en mi garganta – Perdón – susurré

- ¿Podrías no hacer ruido? Estoy tratando de pensar – Brinqué del susto y miré hacia el techo de donde provenía la voz. Era Asth, quien se encontraba sentado observándome, lo miré con rencor y me metí a la habitación nuevamente, cerré las grandes ventanas y jalé las cortinas – Humana espera – Bajó de donde estaba y tocó la ventana

- ¿Qué quieres? ¿Gritarme de nuevo?

- Ahg ¿por qué lo haces más difícil? Solo quiero disculparme contigo, es solo que por alguna razón me sacas de mis casillas – Abrí las cortinas y bufé

- ¿Esas son tus disculpas? No gracias, ahora márchate – nuevamente cerré las cortinas y me giré dándole la espalda, pero para mi sorpresa Asth se encontraba dentro de la habitación – Es de mala educación entrar en una habitación sino te han invitado

- Eso mismo digo, esta es mi habitación

- Bien, pues yo me marcho – Asth me tomó del brazo antes de que pudiera salir

- Odio tratar con humanos ¿sí? Son unos seres tan complicados que hacen muchas cosas que no comprendo – no aparté mi mirada de la de él, esta vez no iba a ceder - Lamento lo de hace rato, es solo que todos aquí odian a Zeeshan por quitarnos algo valioso, ¿viste cómo se puso Aylin no? Cada quien reacciona de manera diferente, y esa fue mi manera de reaccionar, así que lo siento

- Me tratabas con desprecio mucho antes del incidente del portal

- Te lo dije, no soy paciente con muchos y menos con humanos

- ¿Por qué los odias tanto?

- Porque son frágiles

Asth apartó por fin la mirada y me soltó, estaba por irse y lo detuve, él debía quedarse en su habitación, después de todo yo era la intrusa aquí. Le dije que yo dormiría en la sala, que solo dejándome hacerlo aceptaría sus disculpas, no alegó más y me dejó ir. Para mi suerte había un sofá lo suficientemente grande, además Asth me había dado una cobijita, no podía quejarme. Me acosté y me puse a reflexionar sobre toda mi vida, hace unos días estaba diciendo que no pertenecía a ningún lugar, pero ahora con mi llegada aquí y con lo sucedido, es más que obvio que una parte de mí si pertenece aquí y con eso podría empezar desde cero, había tantas cosas que me hubiera gustado hacer en el plano humano, había tantas cosas de las que me arrepentía no haber hecho, así que en vez de llorar y sentirme mal por estar aquí, lo mejor que podría hacer era esforzarme y encontrar mi lugar en este plano, tal vez y con el tiempo descubriría que encajo mucho mejor aquí. Ahora me propondría a no huir y ser fiel a mí misma, a mis sentimientos y valores.

Cerré los ojos, y traté de conciliar el sueño.

Por fin te encontré, Milena, la voz de Zeeshan seguía repitiéndose en bucle. Milena, Milena, Milena mi nombre se repetía una y otra vez, pero esa no era la voz de Zeeshan, o de alguien a quien yo conociera, era una voz distorsionada que se alejaba y volvía a regresar, solo quería que parara. Milena, lograrás muchas cosas... Milena, suficiente... Milena, te amamos... ¡Corre!

Abrí mis ojos asustada, me erguí y sequé el sudor de mi frente, me daba trabajo respirar así que busqué un baño, para mi suerte lo encontré rápido, abrí la llave del lavamanos y me lavé la cara, mientras me repetía "fue solo una pesadilla". Me quedé sentada unos cuantos minutos en el suelo del baño y cuando me sentí más relajada salí, me senté en la orilla de la cama y me tumbé, fue hasta ese momento cuando reaccioné que me encontraba en la habitación de Asth, me paré rápidamente que me dio vértigo pero me logré mantener de pie, no había rastros de Asth, salí de puntillas de la habitación hacia la sala y ahí lo vi durmiendo sobre el sofá, no lo desperté ni hice nada más, solo me dirigí nuevamente a la habitación.

Damian desde el segundo piso, donde se encontraba su habitación vio por la noche dormir a Milena en el sofá de la sala, no fue necesario bajar para saber que Asth se encontraba en su cuarto y por eso ella había salido. Damian sabía perfectamente lo que Asth pensaba de los humanos, así que no se le hizo extraño que corriera a Milena de su habitación, así que Damian volvió a su cuarto y acomodó todo para pasarla a su cama, para que ella durmiera cómoda. No pasaron ni diez minutos cuando Damian estaba dispuesto a bajar, pero el sonido de una puerta abriéndose lo hizo retroceder, sobre todo cuando se percató que era Asth, quien había salido de su cuarto y se había dirigido al sofá. Damian se quedó observándolos, Asth se acercó sutilmente a Milena y tomó uno de sus mechones de cabello mientras pensaba cuán frágiles eran los humanos, se quedó mirándola unos segundos y después se agachó y la cargó llevándosela a su habitación. Damián soltó una media sonrisa y entró de nuevo a su cuarto. 

ASHKALY: en búsqueda de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora