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Nunca le había parecido el sanitario un lugar seguro, después de discutir con un chico de la facultad de ciencias políticas se dirigió a ese sitio para tranquilizarse, había estado en un mal entendido gracias a la novia de ese chico quien quería ser su tutora y algo más. Se enjuago la cara recordando a Hinata, tomo su mochila y se dirigió al jardín principal donde la mayoría de los jóvenes se disponían a disfrutar de la hora del descanso.

No la había buscado el día anterior para dejarla pensar en su propuesta, deseando que haya leído el sobre que le dejo, se preocupó cuando no la hayo, desesperado fue a las bibliotecas y a la cafetería central entre otros lugares, cansado de buscarla se sentó debajo de un árbol pensando donde estaría, sabía que había acudido a la universidad ya que sus compañeros mencionaron que jamás faltaba.

Escucho como alguien más se acomodaba en ese árbol, esperanzado giro, alegrándose casi al instante, ahí está ella de nuevo con sus libros sus gafas, el pelo suelto y su gorro, al parecer no se había dado cuenta de su presencia, eso le permitió a él mirarla con atención.

Estaba concentrada cuando después de algunos minutos sintió una mirada sobre ella.

—Hola-dijo el con una sonrisa, cualquier chica quedaría deslumbrada con esa sonrisa, pero no ella.—No, espera.-dijo cuándo noto su intención de irse. —No te vayas por favor, quiero hablar contigo.

—Si lo que quieres es argüir la nota que me dejaste, pierdes tu tiempo, no la leí, es más la queme cuando la halle, te dije que no te ayudare.

—Que mal, dentro del sobre había dinero...No, no es cierto solo bromeaba, pero es verdad que estoy desesperado y estoy dispuesto a lo que sea, en ese sobre estaba un contrato, haría, hare lo que quieras, lo que sea para que me ayudes, si quieres puedo ser tu esclavo, pero por favor se mi tutora.

—Patético.

—Sí, tal vez sea eso y más, pero eso no quita que quiero que me ayudes. –ella lo miro directamente cosa que lo inquieto, desde su distancia ella parecía peligrosa como una pantera.

El silencio se hizo incomodo anexando la mirada de ella sobre él.

—Dime, si te ayudo, harías cualquier cosa. –su voz tenía un tono inquietante, el asintió tragando el nudo que aparecía en su garganta. —Incluso si eso fuera...matar. –agrando los ojos ante tales palabras quedándose de piedra. —¿Estarías dispuesto a matar por mí?

Esperaba cualquier pregunta menos esa, la fría mirada por parte de Hinata no ayudo, sintió que el aire era pesado. Pero más pronto de lo que pensó una risita interrumpió el momento, le costaba asimilar que aquella risita proviniera de ella, podía jurar no haberla visto reír y menos soltar una risita como esa.

Hinata lo miraba con burla mientras recogía sus libros.

—Ja, no puedo creerlo ¿Te lo creíste? Que ingenuo eres.

—No, y-yo no...

—No pareces el tipo de chico que va por ahí humillando a las chicas, a decir verdad no se te ve coqueteando, dime ¿Acaso eres gay?

Gay

De pronto el sombrío fue él, se incorporó deprisa como si el suelo fuera una plancha caliente.

—Perdóname por haberte molestado.-oculto su mirada no queriendo ser visto por ella, dicho eso se fue sin siquiera mirar atrás.

Una simple palabra le recordaba su terrible metida de pata, sabía que había cometido un error al aceptar a Sasuke sin sentir nada de amor por él, continuamente se arremetía por haber sucumbido a la lastima en vez del amor, prácticamente él había arruinado su amistad.

LYCORIS ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora