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Somchai
สมชาย

—¿Dónde vamos a aterrizar? — Pregunta Victor. Es cierto, ¿Dónde? Es que ni se nuestra localización actual.

—Queridos pasajeros, estamos a punto de aterrizar en el aeropuerto de Tokio. —Una de dos, el piloto es un vampiro o fue una simple coincidencia. Me voy por la lógica.

—Nunca he ido a Japón. —Habla Rocio. —Solo he viajado a países de Latinoamérica.

—Yo si. —Responde el chico S̄wy...hermoso, el chico hermoso que tengo a mí lado. Debo acostumbrarme a el idioma español. En fin, se le nota su entusiasmo. —Les puedo dar un tour, a menos que los hermanos ya hayan ido.

Miro a mí hermana con complicidad.

—Solo fue una vez, nos divertimos, aunque fuimos a Osaka. — Dice Malee, aunque su expresión cambia ligeramente. —Busca un buen hotel, y si es posible que sean dos  habitaciones.

Se notan los pervertidos pensamientos de mí hermana, los cuales me benefician, aunque lo que busco es hablar más con él.

—Genial, entonces yo me encargo. Por suerte hay un hotel cerca del aeropuerto. — Y así culmina la conversación.

Luego de unos minutos, sentimos que estamos aterrizando. No es nada nuevo para ninguno. Desde la ventanilla se puede ver que ya es muy tarde y, como no,  está nevando.

¿Algo más nos puede ocurrir? A mí si. Cuando bajamos me resbalé y caí de culo. En mí defensa, el suelo parece una pista de patinaje.

Todos se ríen de mí, incluso unos niños que pasan por nuestro lado. Sus padres dicen que no se burlen, pero ni ellos pueden contener la risa.

Me levanto solo para encontrarme con una sorpresa. ¿Adivinen? ¡Exacto!, me volví a caer y esta vez casi pierdo los dientes.

—Pero que torpe. —Ya Malee había tardado en burlarse.

Victor me ayuda a caminar. Es asombroso como se sostiene y de paso a mí. Al parecer tuvo tiempo de practicar. Me jode que sus padres no lo acepten, solo piensan en el que dirán.

Hace un frío del carajo. Justo se nos ocurrió no abrigarnos. Parece que estamos haciendo una competencia sobre quién tiene la nariz más roja.

—Ahí está el hotel, vamos antes de que nos confundan con pingüinos. — No sé si preocuparme por él o sentir ternura. Tiene ligero sonrojos en las mejillas y en la nariz.

—Está en manos de Malee pagar una buena habitación. —Me agrada Rocío. Su forma de hablar y de tratar a mí hermana me hace pensar en la frase “Del odio al amor hay una línea muy fina”

—Si, obvio que lo haré. —¿Podría mentir mejor? Conociéndola, de seguro se tomó en serio lo de las dos habitaciones.

Si lo hizo, dos habitaciones. Como no, Rocío le está cantando las cuarenta mientras que nos morimos de frío.

Pido la llave de la habitación mía y de Víctor. Dejo a la pareja de recién casadas discutiendo en el pasillo.

—No me molesta compartir habitación. — ¿Puede ser más adorable? Si, el si puede.

—Ni a mí, así que dejemos que las chicas resuelvan sus diferencias. —Le guiño, logrando sacar una de esas sonrisas que me encantan de él. Hace que se le achiquen los ojos y aparecen pequeños hoyuelos en sus mejillas.

Llegamos a la habitación mucho más rápido de lo que quería. No había notado mis nervios. Una cosa es estar solo con él y otra muy diferente es dormir con él.

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2023 ⏰

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