𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'ak

xxv. me hace daño verte

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐕
════════════════════
𝐌𝐄 𝐇𝐀𝐂𝐄 𝐃𝐀𝐍̃𝐎 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄

── Lo'aks p.o.v

Una maldita semana.

Una maldita semana había pasado desde que terminé mi relación con Tahlía. No iba a mentir, me encontraba miserable y estaba tan arrepentido que me costaba vivir conmigo mismo en estos momentos. 

Aunque hubieran pasado tan solo unos días, comenzaba a sentirme mal de nuevo. Tahlía se había vuelto indispensable en mi vida y el saber que ahora me odiaba, me generaba un malestar en mi vientre que detestaba más que nada.

Este tiempo solo me sirvió para pensar mucho en las cosas. Aunque no tuviera ánimo para nada y le hubiera perdido el interés a las cosas, había algo que me daba la actitud que necesitaba, y eso era volver a estar con ella.

Sabía que debía de disculparme. Aunque ambos hubiéramos cometido errores, yo fui el que se comportó de manera egoísta al decirle que se quedara conmigo sabiendo que tenía toda una familia como razón para volver a la tierra.

No fui justo con ella al comparar su situación con la mía. Yo había comenzado a disfrutar de la vida gracias a ella, por lo que dejar todo atrás solo por su compañía no sería difícil para mí. Pero ella no era igual que yo. Tahlía si tenía una buena relación con su familia y tenía una vida que amaba en la tierra.

No podía obligarla a renunciar a eso.

Además, me dejé llevar por la rabia del momento y fui un idiota por decirle que para mí era claro que no le importaba. Si de algo estaba seguro, era que ella me amaba con locura. Y solo porque no está preparada para dejar todo atrás por mí, no significa que no le importaba.

Durante todo este tiempo, ella me había demostrado que le importaba. Y mucho. Más de lo que alguna vez creí que fuese posible. Todo esto era mucho más grande que yo y tenía que entenderlo. Si ella quería irse, pues entonces iba a aceptarlo.

Porque la amaba. Y si eso la hacía feliz, entonces también me haría feliz a mí.

Me molestaba tanto el hecho de no haberme dado cuenta de eso al momento de nuestra pelea. Así habría evitado por completo la discusión y nunca hubiéramos terminado por mi culpa. Pero no, tuve que ser impulsivo y gritarle. Me odié en ese instante por haberla tratado de esa manera cuando era un problema que podíamos resolver tan solo hablándolo.

Aunque le hubiera dicho que estaba bien con terminar, eso era mentira. Nada de esto estaba bien. Quería estar con ella. Necesitaba estar con ella. Y no iba a dejar que se acabara de esta manera. Ya había desperdiciado una maldita semana llenándome de valor para hablar con ella, porque quedaba poco tiempo y debía aprovecharlo.

Suspiro por última vez antes de tocar la puerta de su trailer. Sabía que iba a ser complicado el convencerla de escucharme, pero tenía que intentar. Ella valía la pena el intento. Si debía de rogarle y arrodillarme para que me perdonara, pues lo haría.

—Tahlía—. Sabía que me estaba ignorando, porque podía ver las luces encendidas y escuchaba con claridad uno de sus vinilos reproduciéndose. —Sé que estás adentro. Abre la puerta, por favor—. Vuelvo a tocar y utilizo una voz tranquila para darle a entender que no venía a pelear.