Shirley

VIII

Había pasado una semana después de ese día raro, Luke venía poco, su excusa era que tenía cosas que hacer para un día importante, Jakob aparecía como siempre callado sin que nadie se diera cuenta, a mi al principio me asustaba esos momentos en los que entraba por la puerta de la habitación de los videojuegos sin que nadie le abriera la puerta de entrada, pero al final me fui acostumbrando. Como es de costumbre, Hanne y Adler no se inmutaban ante su llegada.

Las cosas con Hanne habían mejorado bastante bien, ya no teníamos ningún momento incómodo y además me ayudaba a pintar mandalas, ella había descubierto que pintar o dibujar era un buen desarrollo para dejar de estar estresada. Mi relación con todos había cambiado, Luke y yo ya teníamos la confianza de siempre, desde el día raro que me ayudó, decidí verlo como un amigo en vez de como un asesino. Jakob bueno, ¿quien habla con Jakob? Últimamente solo Hanne, ni Adler ni Luke estaban de ánimos como para hablar con alguien, a pesar de que con Luke estaba todo bien, a mi tampoco me dirigía la palabra mucho.

Adler y yo estábamos que no estábamos, literalmente, desayunábamos juntos y no nos dirigíamos ni una palabra, al menos por mi parte no. A veces me preguntaba cosas y yo le respondía cortante, y no sabía por qué, después de mis respuestas cortantes, se tensaba y dejaba de hablarme durante todo lo que quedaba de día. Había algo que si tenía en cuenta de mi misma, trataba a los demás con facilidad, como si no supiera que son asesinos, y en mi mente Adler no era como los demás, me dolió más enterarme lo que él era, que de los demás. Me dolía más saber que él era un asesino y no sabía por que me lo tomaba tan mal, era un simple amigo como Luke y Jakob.

En este momento nos encontrábamos comprando ropa, Hanne decía que teníamos que cambiar nuestro armario, o al menos añadirle cosas mejores. Pese a que yo no tenia dinero para comprarme nada, me negué muchas veces por vergüenza a que gastaran en mi, pero Hanne insistía en que no pasaba nada que el dinero no se les iba a gastar nunca. Acepté con tal de comprar las cosas que me hicieran falta, no por capricho, por eso yo en este momento tenía tres bolsas en la mano y Adler cogía las bolsas de Hanne — que eran como unas diez — mientras su hermana cogía unos cuadros para enmarcar los mandalas de mi habitación, nuevos dibujos y pinturas nuevas.

— Creo que te has pasado comprando dibujos — reí.

— Para nada, los que no sepamos dónde ponerlos, pues se quedan guardados para cuando nos cansemos de los otros y los cambiemos.

— Tienes razón.

— Como siempre.

Reímos por eso mientras andábamos a la casa, me había encontrado a la chica que acompañaba a Mikel en el restaurante, Hanne se había dado cuenta de que me miraba mal y me preguntó que quién era.

— Es la nueva novia de Mikel, la que lo acompañaba el día del restaurante.

— ¿El día que Luke te salvó de las garras de un chico?

— Si, era el.

— ¿En serio? Deberías de habérmelo dicho, ¡le habría dado una patada en los huevos!

— No quería amargarme por ese estúpido.

— Ya pero por ese gil una chica te mira mal.

— Ya, aunque le estaba prestando más atención a Adler que a mi.

— ¿A mi hermano?

Asentí algo molesta por eso, me había dado cuenta de como ella lo miraba a él de arriba a abajo como si le gustara, o como si quisiera tener sexo con el. La idea de que ellos dos tuvieran algo me removía el estómago, Adler no era para nada social pero no era feo, miles de chicas se le quedaron mirando pero que ella lo hiciera me molestó sin saber bien por qué. Trate de controlarme y no tensarme como lo había hecho cuando ella le miró a él de esa forma tan necesitada.