Cap. 05: Inmortal

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-Roy... Roy, despierta Roy ¿Se puede saber qué haces aquí?

Ana me comenzó a zarandear hasta que consiguió despertarme

- ¿Ana? ¿Qué ha pasado? ¿No estoy muerto?

-No, pero por poco, mira toda esta sangre, cúrate la herida anda, que me has dado un susto.

Me puse en pie y me di cuenta de que estaba junto a la cascada en el mismo sitio en el que estaba la noche anterior, la tierra estaba llena de sangre, pero se notaba que la misma había absorbido una buena cantidad de ella.

-Claro... ¿Está bella despierta?

-Sí, acaba de amanecer así que estamos todos despiertos, Adri nos contó ayer lo de la cascada así que vamos a darnos un baño las chicas.

-Entonces me voy que no me quiero traumatizar.

-Oye que deberías de dar las gracias por estar aquí con tantas chicas guapas. - dijo Ana mientras me alejaba.

-Le dejo ese placer a Adrián, a mí no me interesa.

Empecé a andar hacia la cueva... pero algo iba mal, mis piernas y brazos crujían con fuerza, no como siempre lo hacen, si no que parecía que estuviese partiéndose algo dentro de mí, a mitad de camino, donde Ana no me podía ver, metí mi mano por debajo de mi sudadera y noté algo extraño, la herida que me hizo Atenea seguía ahí, la parte exterior estaba totalmente necrosada y se rompía al tacto, y metiendo la mano en ella me di cuenta de que, mi pulmón izquierdo estaba rajado y mi corazón estaba vacío, no me latía el corazón, no respiraba, lo que crujía era la sangre que había en mis venas, estaba seca por completo y quedó endurecida. Ya no estaba vivo.

- ¡Roy! Que alegría verte despierto-

Bella estaba frente a mí, pero no sentí nada, a pesar de estar mi mejor amiga mirándome con una gran sonrisa después de no vernos en días, era incapaz de sentir el cariño que le tengo.

-Aparta, ve a darte un baño que te hace falta. - le dije mientras caminaba en su dirección.

Era un estrecho camino de subida en la pared de la montaña, la cara de decepción de bella me dejó claro que le había hecho daño, pero me daba igual, no sabía qué hacer y lo que menos quería era tener que mantener apariencias frente a nadie.

- ¿Roy? ¿Por qué sigues con vida? - escuché en mi mente la voz de Atenea

-No lo sé, has hecho algo mal. - dije en voz alta

- ¿Yo? Pero si solo quería verte- respondió Bella pensándose que estaba hablando con ella.

-No estoy hablando contigo vete.

- ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

-Si ¡Que te vayas! - le grita a Bella mientras pasaba a su lado.

Continué andando, pero en vez de ir hacia la cueva me adentré en el bosque, andé y andé durante horas, mi cuerpo me dolía tanto que lo único que podía sentir era eso, seguí andando hasta que caí al suelo, mis fuerzas me fallaban y no podía dejar que los demás me encontrasen, apoyé mi espalda en uno de los gigantescos árboles del bosque y me quité la sudadera, mi pecho estaba totalmente destrozado, donde no estaba cortado estaba totalmente negro y putrefacto.

-Atenea ¿Qué pasa?

No obtuve respuesta alguna.

-Entonces ¿Vas a dejar este trabajo en mis manos? Tengo que acabar conmigo, o acabaré yo con los demás... aunque... qué más me dan los demás, según la profecía voy a ser la deidad más poderosa ¿Por qué preocuparme por algo que no me importa?

Desterrados: La Leyenda De RoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora