Capítulo 10. Una casa en Minneapolis

288 42 48
                                    

Jajaja ayyy como tardé en terminar este capítulo, es que estamos en un punto de inflexión en la historia y no sabía exactamente que camino tomar, aquí se pudo haber seguido por tantos senderos, pero pieza tocada ya no hay vuelta atrás, por cierto han propuesto teorías increíbles, gracias, sin más que lo disfruten.

.

.

.

La criatura de ojos rojos que había bajado de los cielos ahora está finalmente sobre la tierra. Lena temblando pero sin dudar camina hasta ella, Kara también.

El ser demoníaco mira a su izquierda de donde viene la cazarecompensas y luego a la derecha hacia la sheriff, entonces vuelve a elevarse, en la oscuridad de la noche solo ven aquellos fuegos ascender. La chica Luthor no va a permitir su escape por lo que dispara sin reparo hacia la figura oscura que contrasta contra la bóveda celeste apenas como una sombra sobre el negro.

Su distracción funciona pues tiene su atención cuando la cazarecompensas usa su sorprendente fuerza para lanzarle unos cartuchos de dinamita, la explosión es evidente, y cuando el humo se disipa la figura espectral sigue ahí, no... Ni siquiera la dinamita puede destruirle.

La criatura se precipita velozmente sobre la sheriff, a una velocidad sorpréndete la toma del cuello a lo que la rubia salta sobre ella intentado arrancarle la cabeza; a la bestia no le cuesta nada dominarla tomándolas ambas por la garganta.

Es difícil discernir qué está pasando para los otros dos espectadores, contra el espacio vacío arriba y la tierra invisible debajo de sus rodillas por la falta de luz, todo lo que se puede ver son esas dos luces rojas a tres metros de altura que como jueces del destino juzga las almas entre sus garras, sin embargo, Lionel sabe una cosa clara, va a proteger a su hija.

Con la carreta destruida ha perdido su escopeta, pero como buen caballero lleva su pistola ornamentada con él, de un solo tiro, solo para cosas de duelos, nada más que fanfarroneria de hombre alta cuna, y aún así, con aún más arrogancia lo apunta hacia los cielos, a lo más cercano que ha conocido a Dios, el diablo. Un disparo deja ciego al juez, la pareja casi muerta escapa de sus manos cayendo sobre la tierra con un golpe sordo.

Kara se queja, su tobillo aparentemente absorbió todo su peso pues le duele como el infierno, aunque su prioridad es gatear hasta Lena que se la ha llevado un poco mejor, pero aún se recupera del golpe; confirmando que están bien miran al cielo, la bestia se vuelve, uno de los fuegos ya no brilla, sin embargo, el otro arde con una furia tan palpable que todos entienden pese a su incapacidad para comunicarse.

En un segundo el ser desarma e hiere a Lionel, no pueden verlo aunque los gritos son suficientes para guiarles entre las penumbras.

-¡Papá! ¡PAPÁ!- grita Lex corriendo hacía el origen.

Kara llega primero.

-¡Suéltalo!

A su petición la agonia de su padre parece tener fin, es angustiante no poder ver lo que está pasando, los tres caminan contra una nada que haría a cualquiera perder la razón. Entonces aparece un pequeño fuego rojo, tímido en el centro de las tinieblas, suponen que la criatura se ha vuelto hacia ellos.

-Detente por favor- dice Lena dando un par de pasos valientes.

Algo cae frente a la criatura y luego la luz de ese único fuego se va acercando.

-¿A qué has venido?- pregunta la sheriff esperando que no sea una respuesta verbal, todavía no ha recuperado la audición.

Esta cosa aún no se la ha devuelto, aunque, eso pasa a segundo plano, cuando la muerte encarnada se detiene a menos de un metro de ella; los pasos de la bestia no son audibles para nadie, solo los de Lex que los rodea y se adentra en la nada para buscar su padre llenan el espacio.

El revolver bajo la faldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora