Madelaine Smith, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
Créditos: @laudiaries
La historia no es mía, solo ca...
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Me desperté con los apuntes de química revueltos por toda la cama. Con Steve estuvimos estudiando hasta tarde, más bien, hasta que mi abuela se dio cuenta de que Steve estaba en mi habitación y lo echó.
Agarré una hoja y la punta estaba mojada de mi saliva. La aparté y me levanté de la cama, acercándome al tocador y sacándome el pelo enredado de la cara. Agarré el peine, empecé a peinármelo y ahí fue cuando me di cuenta de la hora. Era inevitable, siempre iba a llegar tarde.
Hice mi rutina de cada día para, al menos, llegar unos minutos antes de la primera clase. Y lo conseguí, como cada mañana. Cuando llegué, en la puerta había varios carteles de Will, indicando que estaba desaparecido. La sensación de miedo volvió a aparecer.
— "Las partículas alfa que atraviesan una hoja de oro se convierten..." — dijo Barb. Me junté con ella y con Nancy una vez llegué a clase.
— En espacio vacío — contestó Nancy. Como siempre, se sabía todo a la perfección.
— "Una molécula que puede..." — continuó Barbara, pero llegó Steve y le sacó el papel. Yo rodé los ojos ante ello, ya que detrás de él venían sus amigos.
— Ya estudiaron bastante — comentó Steve — Lo tienen todo controlado — siguió, de manera arrogante.
— Steve... — dijo Nancy y él la miró.
— Tranquila. Ahora hay un tema más importante en el aire — habló, sentándose con nosotras, al igual que sus amigos.
— Sorpréndeme — dije irónica y me dio un pequeño golpe en el brazo con el codo.
— Mi madre se fue con mi padre, ya que tienen que ir a un congreso o algo así — empezó y nos miró — Así que la "fiesta" pasa a ser en mi casa, hoy —
— Hoy es martes — dijo Nancy — Pensaba que sería el viernes — siguió, algo confundida.
— "Es martes". Dios mío — añadió el amigo de Steve, Tommy.
— Vamos. No será nada exagerado — insistió Steve y Nancy lo miró. Sus amigos no dejaban de reírse de ella — ¿Te apuntas o no? —
— Dios — añadió la chica que estaba sentada en las piernas de Tommy. Nos giramos y vimos a Jonathan Byers, colgando carteles en el corcho de la clase.
— Eso es deprimente — añadió Steve y lo miré mal.
— Tu actitud es deprimente — dije levantándome, de mal humor — Acaba de perder a su hermano, ¿les da gracia o qué? — ninguno de los tres contestó — Idiotas — añadí alejándome de ellos y acercándome a Jonathan, aunque no sabía muy bien que decir
— Hola... — dije algo tímida.
— Hola — se giró él y me miró, sorprendido.
— Yo... — me aclaré la garganta y sonreí — Siento mucho todo lo que está pasando — añadí y su mirada fue a parar a la mesa de la cual me acababa de levantar — Todo esto es una mierda —
