𝐄𝐑𝐎𝐒 ❝Bᴇʟʟᴀ Sᴡᴀɴ❞

7. Una visita inesperada

Cuando despertó aquel día, se encontró con el cielo despejado y el sol brillando en lo alto burlándose de las nubes que intentaban retomar su antiguo sitio, se levantó de la cama y abrió por completo las cortinas.

La Reserva se veía toda verde y llena de vida, los árboles se movían de forma suave hacía el lado derecho, se giro cuando escuchó un par de pies descalzos correr en dirección a su habitación, la puerta se abrió de golpe, Alexis entro a toda velocidad deteniéndose hasta que choca con su cuerpo. Arthur se rio.

—¡Salió el sol! —chillo emocionada, su rostro se ilumino, lo cual lo hizo sonreír.

—Lo veo —respondió apretujándola una ultima vez antes de soltarla —, ¿tienes algo en mente para el día de hoy?

—¿Podríamos volver a la playa? —ella pregunto acomodándose a su lado para que ambos pudieran disfrutar de la calidez del sol.

Antes de que tuviera tiempo para responder, escucho otro par de pies, estos llevaban unos tacones muy grandes y por la forma en que el pie derecho se apoyaba con delicadeza, estaba torcido.

—¡Ahí están! —la emocionada voz de Meredith, la madre de Alexis llegó justo cuando se adentraba en la habitación seguida de Richard, ambos con grandes sonrisas en los labios —. No puede ser, Arthur, eres enorme ahora.

El chico sonrió divertido cuando los ojos verdes de la mujer se abrieron hasta que sus cejas se perdieron en su cabello rojo intenso.

—La última vez que te vi, no eras tan alto —continuó la mujer caminando de forma lenta hasta que sus brazos lo rodearon, era tan pequeña y delgada, que no pudo evitar reírse por ese hecho, envolvió a la mujer en sus brazos apretujándola y aspirando el aroma de flores silvestres de su cabeza —. Oh, no puedo creerlo.

—Bueno, supongo que valieron la pena todos esos vegetales que me obligaron a comer —bromeó soltando a Meredith, asintió en dirección a su padre —. ¿A qué se debe la visita inesperada?

Meredith ahora jalo a Alexis, el joven frunció el ceño cuando escuchó la forma en que el corazón de su hermana se aceleró, se sentía abrumado y aterrado por esas cosas que escuchaba, al principio creyó que le estaba dando una infección y por tal motivo estaba más susceptible a los sonidos, pero no se sentía mal, en realidad, se sentía más sano que nunca.

—Cuando escuché que Ric los arrastró a este lugar, sentí curiosidad —admitió la mujer haciendo una mueca cuando sus ojos se posaron en el paisaje —, tal vez necesitan ser rescatados.

Alexis sonrió divertida al igual que Arthur cuando Richard rodó los ojos por la actitud de su exesposa.

—Nada de eso —respondió Arthur para sorpresa de todos, incluso para él mismo —, de hecho, creo que fue una idea magnifica. La familia de... bueno, ellos son geniales, aprendí a pescar y esas cosas.

Ninguno hizo mención sobre lo difícil que resultaba para Arthur mencionar a su madre, era un tema complicado, nunca se permitió pensar demasiado en el hecho de su abandono, bloqueo eso de su sistema como si no fuera nada, aprendió a vivir con el fantasma del abandono y siguió adelante, se centró en lo que tenía, las personas que amaba lo hicieron sentir suficiente, no necesitaba nada más, ¿cierto?

—Escuche ruidos desde aquí —la voz de Martha era emocionada, de hecho, su rostro reflejaba la misma emoción hasta que entró a la habitación y vio a Meredith, su rostro cayó en una mueca de desagrado que disfrazo con falsa amabilidad —. Meredith, que sorpresa.

—Martha, buenos días. No sabía que los acompañaste a esta aventura.

El silencio lleno el lugar, podía sentir la hostilidad en el ambiente, Arthur se sintió sofocado. Los aromas de todos cambiaron, se volvieron agrios y eso le revolvió el estómago.