Capítulo I: El loto perece, el canto cesa y los venenos se desvanecen.

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La voz de Jin Ling se escuchaba bastante lejana, llena de pánico, exactamente igual a cuando le llamaba mientras estaba sumergido por demasiado tiempo en las aguas de Yunmeng; así se sentía estar muriendo, no había miedo, era ajeno a todo, como si estuviera viviendo todos los momentos de paz en su vida, reunidos en solo ese instante. 
Pero, ¿Cómo podía no atender al llamado de su sobrino? Incluso en esa situación, no había forma de que pudiera hacer eso.

Mezclando la realidad con un viejo recuerdo, que era tanto entrañable como doloroso, envolvió a quien fue su pequeño niño, y ahora su más grande orgullo, en un abrazo.

Agotado como estaba, era incapaz de expresar a Jin Ling todo lo que significaba para él, confiaría en que el joven lo sabría al recordar sus palabras y acciones a lo largo de los años que compartieron juntos.

En lugar de todo ello, solo pudo murmurar una frase:

—Buen niño.

Un minuto después, sus brazos descendieron sin fuerza, inertes.

Su cuerpo no fue capaz de sostenerse por cuenta propia; no había caído solo por el abrazo que lo aferraba.

Zidian, que no hacía mucho crepitaba en forma de látigo, ahora yacía en forma de anillo, arrollado en el dedo índice de su nuevo dueño.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2023 ⏰

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De las flores olvidadas, a las palabras nunca dichas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora