✸ㅤㅤ capítulo dos; interacción científico - creación.

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                    Aborrecía como nadie sabía la habitación donde la tenían cautiva

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                    Aborrecía como nadie sabía la habitación donde la tenían cautiva. Era de un blanco tan puro que le provocaba un dolor visual, los muebles carecían de puntas afiladas o algo con lo que siquera fuera capaz de lastimarse, porque incluso los bordes de los muebles eran redondos y lisos, pero cada equipación de la habitación parecía estar fuertemente incrustada o pegada al suelo como para que le fuera imposible cambiar de lugar estos para su beneficio. Y las ventanas. . .  ¿Se le podría llamar a esas cosas ventanas? No eran más que televisiones de curiosas formas cuyas imágenes cambiaban dependiendo de la hora a un escenario que mostrará un hermoso jardín solitario iluminado, dependiendo del horario, por la luna o el sol, y ciertamente, la estaba cansando.

Una de las pocas cosas con las que creía podría entretenerse eran los peluches cuidadosamente colocados en lugares bajos e inteligentes para que, le sean tan accesibles a su gusto como para que combinarán con la estética del lugar. Incluso sus colores eran claros; desde sus falsos pelajes hasta sus pulcras ropas.

Lamentablemente, hacía días había notado como llevaban cámaras de vigilancia.

Ayleen quiso reír ante su poco agradable situación. Pero también llorar, ¿cómo era posible qué en un abrir y cerrar de ojos dejara de ser. . . Ella para ser alguien más? Ni siquiera tomó posesión del cuerpo de alguien de su. . . Mismo mundo, no, lo tomó de alguien de un mundo donde los animales parecían haber tomado el control completo de la humanidad y ella parecía ser. . .  ¿Única sobreviviente? ¿Un experimente? ¿Un ser congelado recién despierto?

Seguía sin saberlo.

Ciertamente, había muchas cosas que no sabía.

A excepción de sus propios gustos y preferencias.

Odiaba a los doctores y enfermeros.

Odiaba que la mirarán con tanto deseo. No con el sexual que tanto repudiaba, si no con uno más oscuro, como si estuvieran profundamente innovados ante su existencia y desearan abrir cada parte suya tan solo para poder saber como ella funcionaba o porque era tan diferente del resto. Porque según sus escasos conocimientos, el único que sabía del reverso al revés sobre ella, era aquel hombre tan arrogante que la visitaba para traerle pedazos de carne.

También odiaba las inyecciones. Siempre venían acompañadas de un “no sentirás nada ” y era capaz de sentir como si su propio cuerpo hirviera en una reacción negativa ante lo que sea que le inyecten.

Otras veces se odiaba así misma y la incapacidad de su cuerpo.

No importaba que tan fuerte y capaz fue en su vida anterior, ahora le era difícil dar más pasos que trece y con suerte. Sentía el desequilibrio de su cuerpo, la poca fuerza y el gran cansancio que conllevaba.

Por eso odiaba las prácticas. Porque incluso si caía patéticamente al suelo, esas personas simplemente se quedaban observando la, como si esperarán de forma más ansiosa ver que tan frágil podía ser su cuerpo antes que un avance en su movilidad.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2023 ⏰

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