Capítulo 18

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Estoy en el mejor colchón del mundo. Suave algodón bajo capas de acero duro, parpadeo y veo el pecho de William, sus pectorales marcados al igual que sus abdominales, no recuerdo en qué momento me quedé dormida, la manta que le dí anoche nos cubre a ambos mientras mi cabeza está sobre su pecho y nuestras piernas entrelazadas, subo mi vista hasta su rostro, está tenso, una arruga entre sus cejas se dibuja, el rastro de una barba asoma y veo su mandíbula contraída ¿Qué estará soñando?
Mi ojos pasean por su cuerpo admirando la escultura digna de dioses, lo siento tensarse hasta que sus labios murmuran algo:
"Basta" "Auch" "Katrina"
Abro los ojos como platos, ¿escuché bien? Mencionó una Katrina.
De repente su mano se aprieta fuertemente alrededor de mi brazo, su agarre me lastima, y en ese momento despierta, empujandome sobre mi espalda en el sofá
-Déjame en paz -gruñe. ¿Qué le pasó? Estoy atónita y nerviosa, ahora me aprieta ambos brazos.
Una expresión de confusión cruza en sus ojos y su agarre se afloja, se levanta de un salto- No puede ser, Melissa, ¿te hice daño? ¿estás bien? Lo siento, es que...
Sigo pegada al sofá, sin espabilar. Estoy realmente asustada.
-Melissa, dime algo, perdóname, tuve una pesadilla -dice preocupado. -Estoy bien, pero me apretaste fuerte -respondo con un hilo de voz.
-Mel, perdóname, no sé por qué reaccione así, déjame ver -se sienta a mi lado mirando mis brazos- no te veo nada, quizás te salgan moretones.

Se levanta y camina de un lado a otro, su espalda descubierta está tensa, no puedo ver su cara pero su caminar indica furia.
-William, en sueños, te quejabas y mencionabas a una tal Katrina -murmuro por lo bajo. Él da media vuelta y se agacha hasta quedar a mi altura, su rostro es indescifrable.
-Mel, no sé cómo pedirte perdón, todo lo he arruinado, pero te daré algunas explicaciones para que me entiendas un poco, es difícil para mí, pero no quiero que tengas una mala impresión de mí -traga saliva y sus ojos apesadumbrados me observan- hace muchos años, tenía unos 18 cuando llegué a Las Vegas con mi familia, era un chiquillo que quería disfrutar de la vida libre de esa ciudad, mi padre me abastecía de dinero y una noche conocí a Katrina Karamakov, es la única heredera de una red de casinos en Las Vegas, el Caesar Palace es su favorito, era una mujer hermosa, rubia, ojos azul claro, y unos años mayor que yo.

La veía como algo inalcanzable, era una mujer poderosa, traté de seducirla pero ella me veía como un niñato, todos los días la veía en el mismo bar, me vestía con las mejores galas y despilfarraba el dinero para llamar su atención, por fin una noche conseguí que ella se fijara en mí, creamos amistad y me condujo al mundo de las apuestas, los juegos, el dinero, ella fue mi maestra, sabe muy bien lo que hace, es la mejor, nadie le gana, esa es su máxima. Aprendió de todos, de su padre, ese mundo la rodeó y se convirtió en frivolidad y ambición pura.

La tenía en un pedestal, me enamoré de ella, o eso creí, solo admiración sentía por ella, eso lo descubrí después. Al principio perdí mucho dinero, me arrestaron, decepcioné a mis padres, no llegaba a casa, me la pasaba en el Palace con ella, jugando, apostando, hasta que aprendí, adquirí sus conocimientos y habilidades, empecé a ganarle a todos, excepto a ella, nunca le ganaba, y me hacía sentir inferior, decía que nadie podría superarla, ella era la maestra, yo el aprendiz.

Era un jugador experimentado y eso se convirtió en un reto, en otra apuesta que ganar, y lo logré, en una partida le gané, dijo que me había dejado ganar y seguimos jugando y yo ganando.
El aprendiz había superado a la maestra.
Fue un gran golpe en su ego, y afirmo ante todos que yo era un tramposo, me acusó ante su padre y eso era algo inaceptable para él, traté de disuadirlo pero era la palabra de su hija contra la mía.

Sus esbirros me mantuvieron 3 días encerrado en un pequeño cuarto golpeandome, y ella miraba el espectáculo con orgullo.
En ese momento supe que no podía confiar en ninguna mujer, son jugadoras y manipuladoras.

Hice un juramento, no caer en las redes de ninguna mujer, yo era un jugador y si le gané a la mejor, podría ganarle a cualquiera.

Después de eso, las pesadillas me atormentan, vagos recuerdos me siguen siempre, el pasado me persigue, por eso esta noche reaccioné así, tuve ese sueño y me llené de ira.

Desde entonces, construí una barrera contra las mujeres, hasta que tú apareciste en mi camino y como una excelente ingeniera la destruiste.
Termina de explicar y me quedo sin palabras, ¿Cómo pasó por todo eso? Los golpes, esa mujer, su adicción al juego.
Esto sí que es algo inesperado, estoy en una ruleta que no para de girar.
Dudas son aclaradas, por eso su reacción ante la apuesta que yo le propuse, sin embargo muchas preguntas se acumulan en mi mente, pero son reemplazadas por la última frase que dijo:

"Construí una barrera, que tu destruiste"

¿Qué les pareció el capítulo?
Yo aún sigo sin palabras igual que Melissa. Jeje

Dedicado a mis diosas que me ayudan a escribir estos capítulos, aunque también me acosan.
Fer, Carol, Stefi, Mer, Angie, Monse, Tami, Mich, Wen, Yimel, y muchas más.
Si me faltó alguna, lo siento. Pa' la próxima.
Besos.

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