Primera Fila

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Tras bastidores.

Había terminado de grabar el especial después de la premiación, pero su mente seguía en aquellas imágenes vividas al salir de la casa. El ruido ensordecedor del foro mientras caminaba por aquella alfombra roja dejó un leve zumbido en sus oídos que Yadira logró disipar al entrar bruscamente al camerino, sacándola del bucle de sus pensamientos.

- Llamé a la casa y todo bien. Están gritando con la noticia. ¡Están muy orgullosos de ti, subcampeona!- La abraza con todas sus fuerzas y Paty sonríe mientras siente la cercanía de su hermana, dejando atrás los más de tres meses sin verla.

-Pero campeona en los corazones del público, Pato.- Yadira se aleja para observarla y ambas notan las lágrimas que el abrazo ha dejado en sus rostros.

- Creo que necesitaré más tiempo para procesar todo esto, hermana. -Toman sus manos mientras Yadira se pone de pie y Patricia sigue en el sillón del camerino-

-Tendrás todo el tiempo del mundo- Sonríe mientras limpia una lágrima de su mejilla- mientras voy a ir recogiendo todo esto para subirlo a la camioneta. -toma los últimos ramos de flores del tocador y voltea a verla entre las rosas- Dejaré todo listo para que subas. ¡Regresas a casa! -Baila un poco en su eje y Paty sonríe mientras la ve cerrar la puerta del camerino y dejarla nuevamente con sus pensamientos.

Suspira.

Observa el camerino a su alrededor con una sonrisa hasta posar su mirada en el espejo. El shock no abandona su cuerpo, la mezcla de emociones puede prácticamente saborearlas en su boca. ¿Es este un nuevo comienzo, una nueva oportunidad? Se toca el cabello y repasa las líneas en su rostro, pero el movimiento de la puerta en el espejo la obliga a posar sus ojos en la silueta masculina que entra sin aviso al lugar.

-Heeey. -Sonríe por el espejo y da una media vuelta para observarlo directamente.

-Pude alcanzarte. -Se abrazan fuertemente-.

-Pues casi no, ya creo que no falta mucho -se alejan sin soltarse las manos- para que nos manden llamar a las camionetas, me toca noche pesada viajando a Miami.

-Estaba seguro de que ganarías... -Agita suavemente sus manos enlazadas a las de ella mientras le guiña el ojo con la sonrisa que lo caracteriza y ella siente la penosa necesidad de bajar la mirada un instante-.

Sonriendo -Yo siento que igualmente gané. -Vuelve a conectar sus ojos con los suyos mientras niega con la cabeza, tratando enormemente de que no se note su nerviosismo-.

-Solo quería despedirme -suelta una de sus manos para tomar la barbilla de aquella mujer con labios carnosos- antes de que toda esta burbuja se disipe. -Con su mano logra alzar levemente su mentón y sus miradas pasan de estar conectadas a posarse en labios ajenos. Paty no puede evitar morder un poco los suyos en un afán por ocultar el acelerado latido de su corazón, pero con eso solo consigue adelantar el movimiento que Diego ya tenía pensado dar.

-Lástima, nunca pude ver cómo perdías el control. -La mueca en el rostro de Paty ante estas palabras es prácticamente invisible para el argentino de cabellos grises, quien continúa con la mirada fija en su objetivo: Su boca.

-¿Te acuerdas cuando te lo dije dentro de la casa?- Vuelve la mirada a los ojos almendrados de Paty mientras se aleja un poco de su espacio. Sabe que ella no es de este tipo de cercanías.

-La verdad, no. -Su mueca sigue apareciendo fugazmente en su rostro, pero agradece la pregunta para calmar sus pulsaciones.-

-¿Cómo no?- Sonríe y camina hacia el tocador del camerino sin quitarle la mirada, y allí se recuesta de espaldas al espejo mientras cruza los brazos y posa un tobillo sobre el otro.

Una PromesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora