Mi nombre no importa.
Mi edad es la de cualquier persona.
Mis rasgos, son herencia de mis padres.
Mi educación la reforce con profesores.
Pero, ¿y mi carácter, mi temperamento, mi actitud ante situaciones cotidianas?
Esas son mías.
Se que al principio me conocen como una chica sería, nerd o simplemente fría. Pero para todo hay un millón de razones.
Yo estoy deprimida desde hace tiempo, me encierro en un caparazón que he estado formando. Solamente, cuando estoy sola... Lloro.
Lloro porque quiero ser feliz.
Lloro porque quiero confiar mi corazón nuevamente.
Lloro porque es la retención de toda emoción negativa guardada dentro de mi.
Y a veces mi cuerpo lo resiente en punzadas en mi corazón. Un corazón que ha latido, pero no de amor ni de adrenalina... Sino de tristeza.
Uno que se detuvo y volvió a latir en el mismo milisegundo.
Latía de felicidad.
Latía de sorpresa.
Latía de tristeza.
Latia por todo.
También mi confianza, mi amada y delicada confiaza vivía.
Pero ahora vive el resentimiento.
Vive la frialdad.
Vive alguien llamado desconfianza, según es el nemesis de confianza.
Yo diría que es la traición.
Pero ahí esta.
Habitando el lugar donde estaba la calidez, la tranquilidad y el amor.
Entonces, ¿porque me siento asqueada ahora por esos sentimentalismos?
PORQUE TENGO MIEDO.
ME SIENTO ASQUEADA DE TANTAS PALABRAS INVISIBLES A LOS OIDOS DEL CORAZON Y SUSURROS EN UNA NOCHE OSCURA... TAN OSCURA QUE PESA AL ALMA.
Dicen que el cuerpo es una vasija y el alma el es agua que la llena.
En estos momentos, soy una vasija vacía.
Mi alma tal vez, anda deambulando como vapor en busca de alguna nube que ayude a regresar.
Y si es que encuentre a una.
