42. Sorpresa

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Nos reunimos en el comedor para el desayuno con todos los invitados. La invitación a la boda incluye todo el día a bordo. Nosotros nos sentamos a la mesa con la madre de Cand y su prometido, el capitán de cruceros, Mortimer. El hombre es mayor y muy agradable, y su madre tampoco se queda atrás.

―Me dijo mi encantadora hija que ibas a traer a un invitado, ¿Dónde está?

Es ella quien me pregunta y yo trago con dificultad pensando en que debería decir.

―Ah, se le presentó un imprevisto, y es probable que no venga.

Cand y Gav me miran interrogantes, ella quizás porque no le he dicho nada con claridad, y él, no sé. No le he hablado en profundidad de mi amistad con Bledel.

―¿En serio no va a venir? ―pregunta mi amiga.

―No lo sé, quizás.

―¿Es por lo del accidente? ―inquiere y me pregunto por qué quiere que ese sea el tema de conversación.

―¿Qué accidente? ―pregunta ahora Gav.

―No fue nada grave, está bien, solo tiene asuntos que atender ―contesto algo exasperada.

Lo cierto es que me pone mal, que no venga.

―Bien ―dice Mortimer llamando la atención de todos haciendo sonar su copa con la cucharilla del azúcar―, el itinerario es un poco largo y divertido, así que a disfrutar del desayuno ―añade el aviso y eso causa que el comedor cobre vida con el sonido de voces, platos, cubiertos propias de una atmosfera de restaurante.

Lo siguiente después del desayuno es hacer turismo por el barco, Olivia le pide a Gav que vaya con él y se marchan a hacerlo por aparte. Las tres nos quedamos juntas y hacemos el nuestro.

―¿En serio no vendrá? ―Cand vuelve a preguntar.

―Es probable, pero deseo que pueda hacerlo.

―¿Ocurrió algo que no me hayas contado? ―sigue indagando y Aline, su acompañante, nos mira a ambas, entonces Cand ríe y cambia de conversación.

Aprovechamos la mañana para ir a la piscina. El crucero aún está anclado y zarpará hasta las cinco de la tarde, me crea un poco de desazón pensar que, si él no llega hasta esa hora, no podrá abordar. Sacudo mi cabeza y decido no pensar en esa posibilidad. Cand ha ido al bar por bebidas y yo me he quedado con Aline tomando el sol.

―¿Estás saliendo con Cand? ―le pregunto y ella se sobresalta.

―¿Qué? ―Me mira―, no, claro que no ―añade.

Eso me causa curiosidad.

―¿No?

―Bueno, es decir, solo me ha pedido que venga, pero no tenemos nada.

―¿Pero te gusta o algo?

―Eso... no, por supuesto que no ―responde y yo le miro interrogante. Ella larga una exhalación―, me pagó para que viniera y no me va mal el dinero, eso es todo.

―Ah, vaya.

No dudo que lo haya hecho.

―Podrías no decirle que te lo dije.

―¿Te pidió que no lo hicieras?

―Sí, pero es que me resulta algo incómodo.

―Entonces no debiste aceptar.

―No podía rechazar el dinero, me ha ofrecido... mucho.

Su voz suena avergonzada, Cand regresa y dejo el tema allí. Ella me mira con cara de ruego y yo pongo los ojos en blanco, tampoco es como si fuera a delatarla. Luego de eso Aline y yo nos comportamos como si no hubiéramos hablado del tema y nos dedicamos a divertirnos con el itinerario. Todo es encantador y nunca visto por mí, y aunque debería sentirme más feliz, es imposible sentir que no me falta algo. Las horas pasan y cada que pasan me lleno de ansiedad.

No vendrá. Reviso el teléfono cada que puedo y sigue sin llegar una respuesta, solo la de mi madre diciéndome que me divierta y evitando a toda costa mencionar nada sobre cómo se esté llevando la boda de mi examante. También encuentro un mensaje de Adam que dice:

"¿No vendrás?".

Es irónico lo parecido que es al que le envié a Bledel haciéndome sentir que, de algún modo, ambos perdimos algo. Él me perdió a mí y yo a quien estoy empezando a querer. Es horrible esa sensación.

¿Y qué importa si no viene?

No es como si tuviéramos un lazo de toda la vida, cuando apenas y empezamos a conocernos. Sin embargo, todo se sentía irreal. Abraham Bledel era Leroux y eso carecía de importancia para mí porque lo que me importaba es lo que estaba sintiendo por la persona real tras las dos identidades.

La tarde llega y la hora de zarpar se acerca, Cand no me dice nada cada que bajo a cubierta para mirar.

―Deberías darte por vencida, ese nerd no va a venir ―dice―, ahora vamos, tenemos que ir a arreglarnos con mamá.

―Desearía que sí, y lo digo de forma honesta ―digo y ella se queda mirándome.

―Bien, eso no está mal ―responde alzándose de hombros.

―¿Y qué hay de ti? Por qué no eres honesta.

―No sé a qué viene eso ―aduce mostrándose indiferente.

―Es imposible que no te tropieces con Gavin y Olivia, aunque lo evites con todas tus fuerzas.

Ella pone los ojos en blanco

―No me lo hagas difícil porque yo no lo hago contigo ―se queja.

―No sé si es mi impresión, pero Olivia tampoco quiere tropezarse demasiado contigo. ¿Crees que Gavin le ha contado algo? ―expongo y ella se muestra furiosa abriendo su boca espantada.

De repente se ve pálida y asustada.

―Mierda ―chilla apretando los dientes. Va a decir algo más, pero la rabia que empezaba a formarse en su mirada se desvanece y queda una expresión adusta―, parece que tu honesto deseo tuvo su efecto ―añade.

Ella mira más allá de mí, yo me vuelvo con el corazón latiendo fuerte en mi pecho. Mi teléfono vibra en mi mano y lo miro.

"Lo siento por responder hasta ahora y llegar tan tarde".

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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