Beso, vampiros, promesa

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Despertó sobando la pequeña espalda de su compañero, el cual reposaba sobre su pecho y no dejaba de derramar lágrimas desde sus ojos cerrados. Angel apretaba sus párpados con fuerza, mojaba sus propios cabellos largos y blancos con su llanto y se aferraba con sus uñas a las ropas de Alastor, quien desde la cama solo frotaba sus hombros y trataba de hacer que dejara de temblar con tanto miedo.

Luego de su última lucha con un demonio primigenio (el demonio de la oscuridad), ninguno de los tres cazadores de demonios había quedado en una buena condición. El más afectado fue Angel, el demonio de las arañas. Su trauma fue tal que veía a Oscuridad en todos los rincones y no dejaba de llorar del miedo al imaginarlo, ya que este podría torturar, masacrar y joder a cualquier demonio más débil.

Husk pasó por la habitación de Angel y Alastor, los observó abrazados sobre la cama y detectó lo mal que se encontraba Angel aún. Él le dio un sorbo a la lata de cerveza que llevaba en su única mano disponible y los miró de reojo sin ningún sentimiento en particular.

Husk era el único humano completo del equipo y había logrado sobrevivir al ataque del demonio de la oscuridad. Sin embargo, este le arrancó el brazo y le era imposible regenerarse a diferencia de los demonios o los poseídos.

—Angel se la pasó gritando toda la noche y no pude dormir —mencionó Alastor desde la cama con una mirada agotada y grandes ojeras debajo de sus ojos de orbes rojos—. Bueno... al menos aún tienes un brazo para cocinar.

—Es lo único positivo de esto —contestó Husk volviendo a darle otro sorbo seco a la cerveza fría de su lata, luego lo miró con total desgano desde el umbral de la puerta—. Todos los demás están muertos y Angel está muy traumatizado luego del incidente con el demonio de la oscuridad. Lo ve en todas partes.

Apenas Angel escuchó el nombre de ese terrible monstruo, abrió sus ojos bicolor con total horror y se despegó del cuerpo protector de Alastor. Comenzó a llorar y a gritar más fuerte al borde de las convulsiones como si no pudiera lidiar con esos recuerdos. El horror lo paralizaba, tanto así que no sabía a dónde huir.

—¡Angel! ¡Cálmate! ¡No está aquí! —exclamó Alastor colocando su cuerpo sobre el de Angel para tomarle las muñecas y evitar que se lastimara a si mismo.

—¡Mentiroso! ¡El demonio de la oscuridad me está observando! —chilló la araña con lágrimas en los ojos y sin dejar de temblar debajo del cuerpo de Alastor—. Me mira sin parar... quiere arrastrarme de nuevo al infierno. Me asusta tanto... —sollozó lleno de sufrimiento y auténtico miedo, cerró sus ojos y mordió sus labios. A pesar de no ser humano, el miedo que sentía era más intenso que el de cualquier ser mortal.

Husk cruzó una mirada con Alastor y ambos sintieron la misma clase de pena por Angel. Siempre se había mostrado lleno de energía, con muchos sentimientos intensos y, sobre todo, valentía y carisma. Era la primera vez que se veía asustado, como si fuera un animal herido e indefenso.

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Angel, luego de atravesar un día muy estresante y doloroso, se asomó por la puerta de la habitación de Alastor y lo observó con sus grandes iris rosados. Se abrazó a él mismo con sus dedos temblorosos y aún con sus ojos llenos de lágrimas de miedo.

—A-Alastor... Me da miedo bañarme —le confesó y logró captar la atención del susodicho, el cual estaba en su cama tratando de recuperar horas de sueño—. Por favor... Báñate conmigo. N-No quiero estar solo.

La petición se sintió demasiado real. El demonio radio, quien poseía una apariencia humana normal cuando no se transformaba, tomó asiento en la cama y se le quedó mirando con una expresión fría y aburrida. Casi como si fuera una carga hacerlo.

Kiss, vampires, promise [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora