ERA DELICIOSA, LA CARNE
QUE TOCABA SU PALADAR
POR NECESIDADEn algún punto de la sórdida historia se narra cómo el que un día fue inocente se convirtió en un temido villano; siempre era diferente, lo único que puede enlazar aquellos lúgubres relatos es la triste realidad de un humano obligado a tomar el camino del mal, convirtiéndolo en un marginado de la sociedad, un psicópata preparado para matar. Es gracioso, ¿el qué? Quizás te preguntes... Como los mismos humanos llevan a su especie a aniquilarlos, sería irónico si causáramos nuestra propia extinción comiéndonos y matándonos unos a otros. Un ciclo sin fin, porque son egoístas hasta la última gota de la sangre que se mueve por sus atolondrados cuerpos. Tener brazos y piernas, un cerebro capaz de pensar y una boca que produce sonido, todo comestible; listos para correr con temor y gritar de forma desmesurada.
La mirada de su padre perdió el brillo, de hecho, hace bastante tiempo, nunca lo había mirado lleno de alegría, siempre le pareció un tipo que no tenía emociones. Estaba cansado de la vida, se sentía inservible, había pasado mucho desde que obtuvo un trabajo, no era estudiado, así que pronto fue despedido, no le importaría en absoluto toda aquella desgracia sino fuera por la mujer que no cerraba su boca, reclamándole a cada instante. Otra vez estaba tumbado en el suelo, perdido, mirando al techo de madera, pronto recordando cómo fue construir aquella pequeña casa, con sus propias manos levantó un techo para su hembra embarazada, lejos de la sociedad donde nadie podría reclamar aquel terreno, lo hizo por amor.
── Los niños ya no pueden continuar comiendo sobras, Alferd, moriremos pronto de hambre. ── Su esposa, la mojigata Julia, trataba de ser comprensiva con su situación, pero ya habían pasado semanas desde que probaron una comida decente, sabía qué aquel hombre ya había abandonado la idea de salir a buscar otro empleo, pero debía intentar que reaccionara... Por sus hijos. ── No podemos seguir viviendo de esta manera, ya no tenemos casi nada. ── Lo miró con insistencia, esperando que al menos se dignara a posar sus ojos sobre ella, pero simplemente se quedó con su atención pegada al techo. Era ingenua cuando lo conoció, rápidamente quedó embarazada y no hubo otra opción que huir de casa, sin dinero, sin nada, lo hizo por amor.
Los días eran largos, la comida había terminado y su padre les pidió salir de casa. Su mano sostenía la de su hermano, estaba asustado, no solían salir al bosque porque su madre decía que allí vivían animales peligrosos. Su temor incrementó cuando empezó a escuchar gritos, se sentían cerca, giró su cuerpo viendo el camino por el que habían perdido su hogar, creyendo escuchar la voz de su madre aguda, dolorosa, su hermano apretó el agarre que mantenían y corrió con él, lejos, muy lejos, hasta donde no se escuchaba nada más que el viento moviendo las hojas de los altos pinos. Tuvieron que escapar, el diablo había entrado a ese lugar y se llevaría a todos al infierno.
Sollozos ahogantes, su hermano mayor lloraba con lamento y no entendía el porqué de sus lágrimas incesantes. ── Jacky, ¿qué pasa? ¿Por qué papá nos sacó de casa? ── Aunque sabía que él tal vez tenía la respuesta, no la recibió y lo rígido de su agarre se intensificó. Ya no era inocente, su mente fue inundada de sangre, su madre vió el machete afilado, le pidió que sostuviera a su pequeño hermano y corrieran tanto como sus débiles piernas le permitieran, lejos del carnicero hambriento.
Vagaron por horas, hasta que el sol desapareció y la triste luna subió. Pudieron encontrar el camino de regreso después de mucho tiempo y volvieron a casa, donde no había rastros de su madre, mas sin embargo, en la mesa había carne fresca.
── Mamá nos abandonó, ahora, coman. ── Musitó, ojos rojos, lágrimas descendían de sus mejillas mientras masticaba forzado, extrañando los ojos llenos de dolor de su alguna vez amada Julia, una horcajada fue suficiente para ensuciar la mesa de vómito, su padre se derrumbó sobre el, gritó de agonía, mientras trataba de volver a ingerir lo que había vomitado. ── ¡COMAN, COMAN POR UN CARAJO! ¡NO SERÁ EN VANO, LO QUE HICE NO SERÁ POR NADA! ── Fue un grito agonizante, los niños estaban asustados, pidiendo que regresara su madre, mientras aquella rara carne se ligaba con su saliva espesa y sus mocos que se deslizaban de su nariz a causa del insistente llanto.
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Viekilig
Historia CortaCada pieza era importante, a él le gustaban todas. Jugar era su pasatiempo y probar el dulce placer de la seducción también. Cada pieza de sus cuerpos era esencial, las necesitaba, escucharlas gritar de placer y terror, como un animal feroz degollan...