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Advertencia, este capítulo contiene papapa.
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Para Mu Qing y Feng Xin, encontrar al novio o bueno mas bien novia fantasma causante de todo este alboroto atada a un pilar del templo, con una mordaza en su boca y un aspecto terrible, les dio un indicio de que algo raro estaba pasando.

No sabian que era, solo sabían que habia algo detrás de todo.

- Deberiamos informarle a su alteza que ya se resolvió la misión- sugirió Feng Xin tomando como costal de papas a la fantasma.

- Si deberíamos... espera... ¿Dónde esta su alteza? - preguntó Mu Qing.

-...

-....

-Rápido!  Debemos regresar a su buscar a su alteza! - dijo el castaño- Tu vete adelantando, yo llamaré a algunos refuerzos. Puede que nos encontremos con Lluvia Carmesí y tengamos que pelear.

- Bien - contestó el contrario marchando de regreso al bosque en busca del príncipe heredero.
¿Cómo pudo ser tan tonto? Ese maldito fantasma anda tras su alteza y ellos dejándolo solo. Mas adelante se aseguraría de darse una reprimenda por dejar pasar algo así.

Pequeños y suaves jadeos se escuchaban en el corazón de aquella montaña que era testigo de un acto de amor desvergonzado entre dos amantes

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Pequeños y suaves jadeos se escuchaban en el corazón de aquella montaña que era testigo de un acto de amor desvergonzado entre dos amantes.

- Te amo te amo te amo - murmuraba en un mantra el mas pequeño de los dos. Aferrandose con sus brazos y piernas al cuerpo de marido, mientras este se dedicaba a penetrar su interior.

- Yo también te amo te amo te amo - contestó el otro, sonriendo al ver como la cara de su dios se distorsionaba a causa del placer.

Ambos sabían que hacer el amor en aquel lugar era peligroso, debido a que se exponían a que los descubrieran. Pero cuando los besos y caricias no pudieron parar, ellos evetualmente dejaron de lado aquellas preocupaciones.

- E-Esposo - gimió Xie Lian sintiendo como con cada embestida se acercaba a su orgasmo.

- ¿Qué pasa cariño? - preguntó Hua Cheng con su voz grave, cerca del oído de su alteza - ¿Qué desea mi dios?

- Yo.. ah!.. - se interrumpió al escuchar el sonido de unas pisadas.

- ¿Su alteza? ¿Está por aquí? - preguntó una voz.

En ese momento hubo dos reacciones totalmente opuestas entre los dos amantes. Pues mientras uno habia detenido el movimiento de sus caderas y escondía su rostro en en el pecho de su marido, el otro solo sonrió con malicia y empezó a mover sus caderas de manera lenta pero profunda.

A Hua Cheng no le importaba si en ese momento aquella víbora escupe veneno que ni siquiera le llegaba a los talones a  su gege los veía en pleno acto de amor. El sabía desde tiempo atras los sentimientos que este tenía hacia su dios y si tenía que verlos hacer el amor para que entendiera su lugar, entonces no le molestaba para nada.

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