Capítulo 2

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-¿Entonces estudiante del instituto?- me preguntó mientras caminábamos hacia la ciudad.

-Penúltimo año- respondí con orgullo, ser aprendiz de Gardien no era cualquier cosa, en realidad debías pasar diversos filtros para que te admitieran en el instituto y cada año se graduaban tan sólo diez o quince estudiantes.

-¿Haces esto seguido? Salvar a ciudadanos como yo, me refiero.

-Puede que te resulte difícil de creer, pero la mayoría de ciudadanos no tropiezan con cestos de lyries, son cuidadosos de no perturbar a las criaturas no humanas, no siempre hay alguien alrededor que te pueda ayudar.

-Ya, lo capto. Debí tener más cuidado, pero...

-¿Pero?

-Si no te ríes de mí... estaba absorto. Los sonidos, colores, la textura, el olor del pasto, hasta cómo el viento mueve los árboles es algo digno de contemplar... Rockeville es grandioso y quise absorber todo lo que podía mientras estuviese allí.

-De verdad no sales de casa- le miré con preocupación.

-No te mentía cuando hablé de padres estrictos, sé que vivo en Rockeville pero siento que no le conozco para nada- respondió mientras fruncía el ceño.

-Te comprendo.

-¿Una Gardien me comprende? ¿Qué no son ustedes la personificación de la libertad, la aventura y todo eso?- sonrió.

-Aprendiz- le corregí también sonriente. -¿Y me creerías si te digo que estaba en una situación muy similar a la tuya hasta que entré en el instituto? Mi padre es Gardien, intentó de todas las maneras posibles que no siguiera sus pasos, ya sabes, para mantenerme a salvo, pero ese arresto domiciliario no hizo más que sofocarme y sentir que estaban ahogando a mi propia naturaleza.

-Vaya... ¿y cómo lo convenciste?

-Sinceramente, no le quedó otra opción. Me puse en peligro tantas veces mientras escapaba de casa que se resignó a dejarme asistir al instituto, me dijo que si tantas ganas tenía de arriesgar mi vida, al menos aprendiese a cuidarla- relaté y Chris rio mientras parecía pensar algo muy seriamente.

-¿Crees que funcione en mi caso?- preguntó con una ceja alzada y esta vez yo solté una carcajada.

-¿Con lo que vi hoy? Mi consejo es que sigas optando por la vía segura.

-Ya, también yo esperaba que mi expedición fuese más audaz- sonrió.

-Primer día fuera de casa y tres lyries casi terminan contigo, eso es muy audaz para mí.

-No esa clase de audacia- rio también. -¿Y tu madre? ¿Qué opina de todo esto de ponerte en peligro y ser aprendiz de Gardien?

-En realidad mi madre murió cuando yo tenía nueve años, pero creo que hubiese estado de acuerdo, he sabido que mi lugar es servir a Rockeville desde que era muy pequeña.

-Siento la pregunta.

-No te preocupes, fue hace mucho tiempo- le sonreí amable.

-No, en verdad, comprendo que de cualquier manera duele- intervino con semblante serio y luego se encogió de hombros. -Mi padre, hace cinco años.

-Vaya, lo siento- susurré.

-Gracias.

-Entonces... tu arresto domiciliario se parece al mío.

-Puede ser, mi madre está tan preocupada por que nada me pase que en efecto siento que nada pasa conmigo- sonrió.

-No podemos culparles, ¿sabes?

-Es lo más difícil de todo.

Me percaté de que habíamos llegado a la ciudad, los faroles ya iluminaban las calles y el cielo se cubría de su habitual oscuridad. Ni siquiera había sentido pasar el tiempo desde que conversaba con Chris, habían muchas cosas sobre él que me atraían, que me conectaban a él.

-¿Entonces se acabaron las excursiones secretas?- pregunté cómplice.

-Quisiera decirte que sí para que duermas tranquila, pero si soy sincero... lo de hoy, hasta incluyendo que casi me hacen trizas, fue tan fascinante que no creo soportar privarme de nuevo de ello.

Sus palabras me conmovieron, también yo había pasado por ello y conocía ese sentimiento de anhelar la libertad, de no sentir que respiras verdaderamente hasta que estás en los sitios donde sabes que debes estar.

-Pero puedo regresar a casa desde aquí, eso te lo aseguro- sonrió y yo asentí. -Bueno, Louise, de verdad fue un gusto conocerte y te agradezco mucho lo de hoy, de verdad, espero que coincidamos en alguna otra expedición secreta, aunque esta vez sin que tengas que salvarme.

-¿Qué tal el próximo domingo?- dije por impulso e imagino que debía tener los mismos ojos abiertos que Chris.

-¿Hablas en serio?- preguntó sorprendido y yo tragué saliva.

-Verás, vivo para proteger a los ciudadanos de Rockeville y presiento que tú necesitas particularmente de protección, si estás de acuerdo en que tus expediciones sean los domingos, podría acompañarte, conozco Rockeville muy bien y estarías a salvo. -Hasta yo estaba sorprendida de mis palabras y del impulso que las motivó, miré repentinamente al suelo. -El resto de la semana no tengo permitido salir del instituto.

-No, no, los domingos me van perfectos- se apresuró en decir. -Yo... de verdad te lo agradezco, Louise, no sabes cuánto- me dijo con una de sus sonrisas grandes, lo miré sin saber bien qué decir.

-¿Nueve de la mañana en el puente del pueblo?

-Nueve de la mañana en el puente del pueblo- repitió aún sonriente y mirándome fijamente.

GardienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora