Azami no podía creer que lo que estaba pasando. Salió apresuradamente del hospital, tratando de evitar a las enfermeras que le habían preguntado quién era Darya, como si esta hubiera dejado de existir. Internamente, se preguntaba cómo todo aquello era posible.
No podía creerlo.
Luego de salir del hospital, no pudo contener las lágrimas debido a la desesperación que la embargaba. Se sentía cada vez más perdida. Sabía que su padre estaba bien, para ella era más que claro que él estaba listo para volver a casa, pero esas enfermeras locas estaban convencidas de que había algo mal con él, y no iban a dejarlo salir.
En ese momento, solo podía contar con la ayuda de Eamon. Azami recordó que, esa misma mañana, él le había dicho que iría a buscar información sobre un caso de desaparición en el pueblo. Ella no estaba segura de si él ya estaría en casa, ya que era demasiado pronto. Sin embargo, de todas maneras decidió ir a esperarlo a su casa, porque no sabía qué más podía hacer.
Mientras se dirigía a la casa de Eamon, un recuerdo surgió en la mente de Azami: una de las enfermeras le había preguntado por otra persona antes de mencionar a Darya. ¿Quién era Maia? Se preguntaba quién era Maia y si realmente había sido alguien que su padre conoció durante su viaje. No recordaba haber escuchado ese nombre antes, no le resultaba familiar en absoluto. Azami planeaba preguntarle a Eamon si se trataba de alguien que trabajaba en algún departamento de los Sabios, al igual que su padre.
Mientras avanzaba, las lágrimas no dejaban de rodar por sus mejillas. Cada vez que recordaba haber visto a su padre en buen estado, algo que había anhelado durante semanas, la emoción se apoderaba de ella. Pero necesitaba su apoyo, necesitaba que él saliera de ahí, ¿si realmente estaba bien, por qué no se iba?, ¿por qué no pensaba en irse con sus hijas?, ¿a caso no podía sentir que faltaba una?
Esperaba tener que quedarse fuera de casa de Eamon un rato, mientras él regresaba de la investigación. Sin embargo, al llegar a su casa, notó que había alguien más con él. Azami pudo escuchar algunas risas desde afuera y se imaginó que tenía visitas, lo cual le pareció extraño, ya que no era común que Eamon tuviera visitas.
Azami era consciente de que la vida de Eamon se centraba principalmente en su familia y no en mucho más, pero al fin y al cabo, él era un comerciante que seguramente conocía a muchas personas en el pueblo. Por esta razón, decidió no darle demasiada importancia.
Limpió sus lágrimas y tocó la puerta, en respuesta, escuchó un sonido desde adentro, como si alguien se hubiera distraído y tropezado al escuchar el llamado. Después de unos segundos, Eamon asomó la cabeza por la puerta.
—¡Hola Zami! ¿Cómo está tu padre? —le preguntó él al verla, Azami no pudo evitar pensar en que había algo diferente en él, aunque no podía adivinar qué era.
—Está mejor, pero de eso quería hablarte. Tengo unas preguntas por hacerte. ¿Cómo te fue en...?
Mientras Azami hablaba, Eamon volteó hacia el interior de la casa y sonrió, lo que dejó claro que estaba en compañía de alguien más. Azami se preguntaba quién podría ser esa persona. Antes de que ella pudiera terminar de hablar, Eamon la interrumpió.
—Zami, ¿tiene que ser ahora? Estoy un poco ocupado, si quieres, más tarde puedo llamarte. —le dijo excusándose.
Aquello le hizo perder la poca paciencia que le quedaba, y sintió las lágrimas de vuelta en sus ojos, a punto de salir, pero esta vez por la rabia, ¿qué podía ser más importante?, ¿es que ahora tenía otra prioridad? Se esforzó por tomar aire para calmarse, y de esa manera intentar hacer que volviera en sí.
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Búscame en el agua.
FantasyMuchos sueñan con tener algún poder, y en este mundo, la naturaleza otorga dones al nacer, haciéndote capaz de controlar alguno de sus elementos. Un día, una maldición sombría cae sobre el pueblo, transformando los dones de la población en una amena...