046.

2K 152 74
                                    

El silencio era incómodo y las miradas también, cada vez sentía como en mi frente se iba abriendo un hueco a medida que sus ojos perforaban todo mi rostro. Por dentro estaba llorando de la vergüenza por no haber dejado mi teléfono en silencio, haciendo que me descubrieran y así me interrogaran como si no hubiese un mañana. Había perdido la cuenta de cuántos minutos habían pasado, pero a Taehyung no parecía importarle la situación, mucho menos si tardamos horas o quizás días. Debía ponerle un fin a esto. 

—¡Pervertido! —me señaló gritando en voz alta al verme remover sobre el sofá y lo único que pude hacer fue observarla a ella por el rabillo del ojo, le causaba gracia todo esto. 

Sí, Taehyung se había dado cuenta de que estaba en la casa de ella y para el colmo me atrapó con mi ropa interior mientras trataba de desviar la llamada de la persona que menos esperaba. Fueron pocos segundos para que estuviera en la habitación y quedar perplejo al verme y como si me hubiera extrañado, lo único que hizo fue aventarme al suelo y arrastrarme hasta las escaleras y agradecía que Hye llegara para que detuviera la locura que iba a hacer conmigo. 

—¿Por qué me dices así? ¿Acaso quieres que te regale uno también? —vi en Taehyung la ira, como si quisiera molerme a golpes y sin más me eché a reír. —En mi defensa, ella también me regaló su ropa interior. 

La sonrisa de Hye desapareció al instante tirándome un cojín, sus mejillas se tornaron en un rojo carmesí y de las orejas de Taehyung salía humo como si se tratara de una caricatura. El silencio nuevamente fue el papel principal entre nosotros y todavía me preguntaba el porqué había venido a esta casa, quizá sabía la respuesta pero prefería quedarme callado y dejar que las cosas fueran fluyendo sin problema alguno. Aunque por lo visto, nada estaba saliendo bien y me molestaba. 

—¿Por qué le diste tu ropa interior, Hyecchi? —ambos comenzaban a tener una conversación en donde yo no estaba invitado y tampoco tenía interés en participar en ella, simplemente me dedicaba a contemplar como Hye trataba de sacar cualquier excusa fallando siempre en el intento. 

—Fue idea de Yang —fruncí el ceño al escucharla y mis ganas de intervenir aparecieron. —De hecho cuando me quedé en su casa y llegaron mis hermanas hicimos una apuesta. —quise reírme ante tan pésima mentira y con la mirada me indicaba que debía ayudarla. —¿Verdad, Jungkook? Tú sabes bien de que apuesta estoy hablando. 

—¿Te refieres a cuándo nos besamos? —encontraba cómico la situación y el enojo de Taehyung, ambos quedaron asombrados y simplemente disfrutaba ver como perdía el control el castaño. —No fue ninguna apuesta y su hermana tampoco participó. —otro cojín fue aventado pero esta vez venía de Taehyung. 

—No puedo creer que te guste besar a chicos que comen comida de perro —se levantó para ir hacia la cocina y como si estuviera en su propia casa sacó algo de la nevera, sin dejar de vernos.

—¡Oye, sólo fue una vez! —nuevamente le causaba gracia la situación a ella y me sentí avergonzado por tal confesión. No me gustaba comer comida de perro, de hecho, fue una apuesta que tuve que pagar al haber perdido contra Taehyung cuando lo conocí en Estados Unidos. Haneul, él y yo, solíamos ser amigos en el pasado. 

Las manecillas del reloj fueron mi interés mientras ellos dos continuaban hablando y sin darme cuenta estábamos sólo nosotros dos. No me había molestado tanto el silencio hasta ahora y más cuando le vi irse en dirección a su habitación y sin pensarlo dos veces me encontraba con ella a solas otra vez. El lugar era más grande de lo usual y cada vez me sentía diminuto dentro de esas cuatro paredes. De repente, sus labios se veían más carnudos y sus piernas más esbeltas que de costumbre, no era capaz de mirarme ni mucho menos hablarme, pero sabía que estaba molesta y tenía una idea del porqué lo estaría. Aparté la vista rápidamente al verla levantarse la camiseta cubriendo mi boca para no dejar escapar algún comentario.

—¿Piensas quedarte todo el día ahí parado? —detuvo su movimiento y nuestras miradas cruzaron. —No te hagas, no es la primera vez que me ves en sostén. —Por supuesto que no lo era, había visto parte de ella en mi casa la vez que derramé jugo de fresa sobre ella, pero esta vez era diferente y creía que no debía ver por más que quisiera. 

—Mamá quiere que tengamos una salida —hablé recordando la conversación que tuve con ella esta mañana, no era nada seguro pero sabía que aceptaría de igual forma. —Habrá mucha comida —no parecía importarle e ignorándome caminó hacia el baño. 

Era complicado mantener una conversación con ella últimamente, un intercambio de palabras me sería suficiente pero cada vez me molestaba que me dejara hablando solo. Me senté en su cama esperando a que ella saliera y supe que no hacía nada porque no había ruido alguno que me indicara lo contrario. Otra llamada interrumpía mis pensamientos y al igual que la anterior no quise contestarla, no tenía ganas de discutir en la mañana. 

—No le digas a nadie que Haneul me golpea —¿Me avergonzaba de que una mujer me golpeara? Probablemente sí. ¿Lo hacía porque se trataba de mi novia? Quizá. 

La puerta del baño se abrió en par en par, su cuerpo era cubierto nada más por una toalla y tragué con dificultad mientras se acercaba a mí a paso lento. Relamí mis labios ansioso, las mentiras que había preparado se me olvidaron y su cabello suelto captaba toda mi atención. Posó su mano sobre mi mejilla mientras sonreía, en su mirada había una pizca de lástima pero no me molestó en absoluto. Las ganas de abrazarla me consumían pero sabía que aquello no le agradaría. 

—¿Por qué debería decirle a alguien? —se percataba de que su toalla no se cayera y simplemente me encogí de hombros ante su pregunta. —Sólo puedo decirte que no deberías quedarte callado. 

¿Callado? Sí, hasta el momento me he mantenido así por evitarme problemas. 

Había conocido a Haneul en un intercambio y al igual que mi familia, sus padres eran grandes empresarios. Solíamos estar en el mismo círculo, asistíamos a los mismos eventos, viajes y demás y cuando menos lo esperaba su familia había decidido hacer planes con la mía. En un principio me hubiera negado a pasar tiempo con ella pero mientras iba conociendo su pasado y su presente fui cautivado por su esencia. Haneul sólo era un año mayor que yo pero parecía saber de todo y aquello me hizo permanecer a su lado, porque sentía como una maestra me enseñaba cada cosa del planeta y yo ansioso y curioso moría por saber de las cosas que nos deparaba el destino. Sin embargo, nuestra relación fue cambiando poco a poco. 

El interés sexual en ella trascendía al más allá y aunque yo no estuviera de acuerdo al principio terminó siendo algo casual entre nosotros. Golpearme era su forma de aliviar los problemas que habían en casa y descargar conmigo un odio incomprendido. 

—No lo hace seguido, sólo cuando está muy enojada —no mentía en eso pero últimamente los "juegos" que ella suele usar conmigo han sido más violentos. 

Ambos estábamos frente a frente a poca distancia pero sentía como su respiración se mezclaba con la mía. Inconscientemente mis manos viajaron a sus brazos, su piel se erizó al instante y reí bajamente ante su reacción. Siempre me gustó su cuerpo y no de una forma sexual, resultaba encantador cada parte de su ser y a mi mente llegó nuestro primer encuentro y lo que dije al verla, claramente no pensaba y en este momento tampoco lo estaba haciendo. Los nervios nos invadían y estaba seguro de que podíamos escuchar los latidos del corazón de cada uno.

—¡Pero qué carajo! —me quedé sin aire al verla. Hye volteó rápidamente para ver de quién se trataba. La cara de su hermana nos observaba con asco y al unísono gritamos.

—¡No puede ser! —Hye había dejado caer su toalla quedando desnuda ante mis ojos. —¡Vete ahora mismo! —gritó para su hermana que todavía permanecía en el corredor. —¡¿Tú qué haces mirando?! —el aire se me fue y caí de rodillas cuando su pierna golpeó mi entrepierna.

Giré de dolor en el suelo, su hermana había corrido escaleras abajo mientras llamaba a su madre y Hye como pudo tomó su toalla y se encerró en el baño. Al paso que iba me quedaría sin herencia.  

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora