Capítulo Único

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La vida nos regala todo tipo de momentos que dependerá de nosotros recordar. Los diferentes colores de las flores en primavera y el césped verde en una pradera de verano. Las hojas al caer en un atardecer de otoño con tonos naranja y amarillo y la blanca nieve en invierno... cosas que no se toman importancia hasta que sabes que tu tiempo está cerca.

Ella entra por la puerta trasera de nuevo hacia el interior de la casa, camina hasta la sala y se sienta en el diván. "¿A qué venía?" se pregunta. En la mesa que tiene delante hay una caja abierta llena de fotos. "¿Quién la habrá dejado ahí?" se pregunta de nuevo. Acerca la mano y coge la primera a su alcance. Una feliz y sonriente pareja mira a la cámara mientras el chico la abraza por detrás con la Torre Eiffel de fondo. "Qué bonita pareja, ¿quiénes serán?". Vuelve a colocar la foto en su lugar y toma la siguiente. Es la misma pareja algunos años más tarde, ellos están en un diván parecido al que ella se encuentra sentada. La chica tiene su mano en su gran barriga de embarazada de unos ocho meses aproximadamente y él la abraza por los hombros. Le resulta extraño el gran parecido de los divanes, porque ese diván ella lo compró junto a su difunto esposo Edgar.

Tres toques en la puerta la sacan de su ensoñación. Vuelve a poner la foto en su lugar.

—Pase —dice.

La puerta se abre y una chica joven de cabello castaño muy parecida a la chica de la foto se acerca a ella. La mira con curiosidad sin poder reconocerla.

—No me reconoces —le pregunta la chica.

—No, lo siento querida.

—No te preocupes, soy Marie, vengo todos los años en esta fecha a cuidarte.

—¿Qué tiene de especial esta fecha?

—Doce de mayo, es tu septuagésimo aniversario, Leonore y de tu esposo. Toma estas pastillas, es hora de tu siesta —le responde, la que parece ser su enfermera.

Luego de estas palabras, ella toma las píldoras sin objeción y se queda pensativa por lo que le acababa de afirmar.

"Mi aniversario... ¿cómo lo pude olvidar?"

Hombres y mujeres de trajes azul y batas blancas. "¿Y toda esta gente de dónde salió?" se cuestionó. Cerró los ojos un momento creyendo que era un simple sueño y al abrirlos, solo está Marie a su lado en la habitación. El pitido de una máquina le molesta los oídos y se siente débil. Ve a la chica con lágrimas en los ojos y lo entiende todo; su momento está por terminar.

Sonríe y con un gesto de mano le pide que se acerque. Marie obedece y Leonore le susurra:

—Te recuerdo.

Ahora es la chica quien le sonríe.

—Te amo, mamá.

—Te amo, hija.

A su derecha, flores de cerezo es lo último que ve; sus favoritas. Hay que aprovechar cada momento porque existe medicina de todo tipo: olvidar, retrasar, mas no para recordar.

Medicina para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora