Harry amaba los panqueques. Desde que era pequeño a Harry le habían dicho que no había mejor relajo para el alma que algo dulce, y que mejor qué los panqueques.
La mañana después de aquella escena luego de su viaje a la ciudad al fin pudo liberarse de los brazos del pequeño chico que se había fundido en sus brazos y prometía no soltarlo.
Harry no había podido dormir luego de llegar a casa entonces se hallaba ahí, con la mezcla de los panqueques pegada en una pequeña espátula mientras admiraba la gran torre de aquel delicioso manjar.
"Eres un idiota" su lobo lo estaba volviendo a molestar. "Le acabas de preparar panqueques al muchacho ¿qué sigue?¿el anillo para la boda?"
Harry tenía un ligero ceño fruncido mientras con su debo eliminaba el sobrante de la mezcla. Siempre le habían dicho que aquella mala costumbre le traería algún malestar, pero eran las cuatro de la mañana y a Harry no le importaba eso ahora.
Los pensamientos empezaron a arremolinarse en su mente, viajando entre recuerdos, cayendo en el día en que se encontró con aquel pequeño conejo esponjoso, la curiosidad que le produjo, como su pequeña presencia en aquel corto tiempo había cambiado por completo todo en aquella casa, como si una energía nueva se hubiese apoderado de las paredes. Como el fuego caliente que cumbre por completo. Louis había llegado sin querer y se había metido a cada rincón de aquel lugar...
"Hasta en tu corazón"
Maldición.
Harry movió su cabeza saliendo de sus pensamientos, los maldijo un momento para después dejar la palita en el fregadero y por fin dirigirse a la sala donde no dudó en apoderarse del sofá para intentar conciliar el sueño. Sostuvo la pequeño manta que el conejo usaba para cubrirse y mirar el fuego, y la posó sobre su cuerpo. Harry cerró los ojos y se dejó vencer por el cansancio.
******
Podía escuchar un arroyo a lo lejos mientras sus pies descalzos tocaban hierba fresca, el sonido de pájaros libres y la ausencia de la nieve lo llevaban a la imagen de una fresca mañana de primavera. No había rastro de su hogar solo el agua chocando contra piedras mientras el suave canto de los pájaros le relajadas los sentidos. Parecía una imagen muy tranquila hasta que un suave silbido atrajo su atención.
No lo había escuchado antes pero algo le decía que quizá debería investigar, a pasos lentos empezó su camino, los árboles a su alrededor eran altos, de troncos gruesos creando un eco calmante en contraste con el agua y el silbido de melodía calmada. El camino parecía eterno pero el agua se escuchaba cerca y el silbido también, dejó de caminar para empezar a correr, su corazón agitado mientras corría entre los árboles y el ruido de los pájaros que empezaba a ser un poco molesto.
Pronto el camino de hierbas empezó a combinarse con piedras lisas y musgo, con cuidado de no resbalar al fin llegó hasta su destino.
La imagen frente a él no podía ser real, no lo era pero lo parecía:
El cuerpo delgado de piel bronceada y aquel cabello castaño claro envuelto en agua cristalina, suaves caminos de gotas que viajaban a través de curvas y piel suave que se perdían hasta la mitad del torso de una pequeña figura.
Louis.
Su sonrisa dulce y ojos brillosos que le devolvían la sonrisa desde la pequeña cascada que le cubría la mitad del torso. Las mejillas de Harry se sentían calientes mientras se acercaba con cautela hasta el filo de la cascada.
—Hola Harry.
—¿Qué haces aquí? —Su tono curioso mientras sostenia una de las piedras lisas para calmar su nerviosismo ¿por qué estaba nervioso?
—Solo quería disfrutar de esta cascada una última vez antes de irme.
—¿Irte? ¿A dónde? —Harry dejó de intentar esquivar la imagen de Louis para ahora fijarse en su rostro ¿a dónde se iría?
—Tengo que volver a casa, Harry —Lo dijo con calma.— el invierno ya terminó, es momento de irme.
No podía irse.
—No es verdad, aun puedes quedarte en casa Louis, si lo deseas, no es necesario que te vayas. — Harry tomó otra piedra entre sus manos mientras soltaba la frase.
—No puedo quedarme Harry, solo seré una carga. Además estoy seguro que quieres volver a tener tu hogar para ti solo.— No, no quería tener su casa para si solo nunca más.
—No tienes que irte. —Parecía un niño pequeño mientras hacía un pequeño mohin, su labio inferior sobresaliendo un poco.
Louis se aproximó hasta la orilla donde estaba sentado Harry. La mitad de su torso inferior cubierto por agua mientras las gotas de agua empezaban a secarse en sus hombros.—Ya no puedo quedarme Harry.
—¿Por qué no?
—Es tu casa, nada ahí es mio.
—Eso es mentir —Louis lo miró pensativo— ¿Por qué?
—Si hay algo ahí que es tuyo —Harry miró el par de bonitos zafiros brillantes que le devolvían la mirada.
—¿Qué es mio Harry? —El lobo con toda la delicadeza y valentía que pudo recaudar buscó la mano derecha de Louis y bajo la atenta mirada del híbrido posó la pequeña mano sobre su pecho.
—Mi corazón.
*******
La sensación de algo pesado que dificultaba la correcta circulación en su brazo lo hizo despertar y la imagen frente a él no hizo más que acelerar un poco más su ritmo cardíaco.
Louis tenía los ojos cerrados mientras posaba su cabeza en el brazo de Harry, su cuerpo sentado en el suelo cubierto con una camiseta vieja del lobo y unos shorts. Una de sus manos sostenía su mano, como si tuviera miedo a soltarlo.
Quizá estaba loco pero deseaba de todo corazón que el invierno jamás acabase... y que Louis jamás se fuera.
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Snow (En Edición)
FanfictionHarry es un híbrido de lobo que está en busca de alimento antes de que una fuerte tormenta de nieve cubra el bosque donde vive. Louis es un pequeño conejo testarudo que terminó siendo salvado de una avalancha por un extraño lobo. . . . [ Larry Styl...