Triunfar en el cine como estrella, es increíblemente difícil en los países asiáticos, en especial en Japón. Sobretodo cuando te dedicas al contenido adulto. Sakura Haruno es uno de los pocos quienes lo han logrado a su corta edad de veinticuatro año...
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"Me perteneces, todo lo que haces es mío. Ahora dime, si lo hago rápido, ¿Gemirías por mi?"
En un país como Japón, los actores pornográficos son tanto repudiados como idolatrados. Normalmente son calificados por un nivel de estrellas: del uno al diez.
Uno siendo la más baja calificación, y el diez, la más alta. Aún así, son pocos los que alcanzan el estrellato. En todo el continente asiático, hay un total de treinta de los cuales diez son japoneses; ellos son comparados incluso con artistas de Hollywood, en cuestión de popularidad.
Sasuke Uchiha nunca imagino que a su corta edad de diecinueve años, se haya vuelto uno de los principales donadores del misterioso: Cummy Cherry. Porque claro, cada fan tiene la opción de ayudar a crecer el talento de un actor. ¿Y qué mejor que hacerlo económicamente?
Aquel artista, ha alcanzado el número uno en Japón, y el dos en todo el continente. Su fama se ha debido a su misterio: nunca enseña su rostro en ningún momento; pero todos han visto aquel cuerpo tan deseable, incluso para el Uchiha.
El pelinegro siempre se asegura de ver al menos veinte minutos de sus videos antes de ir al Instituto, para así mantener su Ranking en alto y quizás algún día ser reconocido por aquel sujeto.
—¡Sasuke, maldito. Sal ahora mismo!— la voz chillona de su mejor amigo lo hizo despegarse de la pantalla. — ¡Llegaremos tarde y yo no me quiero perder las horas gratis del sauna mixto! Oh, que chica encontraré por ahí. ~
Rodó los ojos ante su comentario, y abrió la puerta del departamento con la mochila en su mano. Ahí estaba, igual que todos los días: Naruto Uzumaki con esa sonrisa boba y un olor intenso a ramen.
—¡Al fin sales! — tenía un sonrojo en su rostro al verlo. — Como siempre, pareces estúpido.
Sasuke no contestó, y comenzó a caminar.
—¡No me dejes hablando solo!
Nunca entendió, como era posible que se soportaran mutuamente todo el día. En especial cuando sus personalidades eran completamente contrarias.
Naruto era un cabeza hueca bastante hiperactivo, y él, alguien desinteresado en los demás y con un ego por el cielo.
A pesar de sus diferencias, siempre sobresalían entre los demás cuando hacían las cosas juntos. La atención de las féminas siempre era para ambos, causando envidia en sus compañeros.
¡Oh, pero que podemos hacer!, ¡somos terriblemente guapos! Decía el Uzumaki.
Sabia que todas esas personas que estaban detrás suyo eran superficiales, pero eso no evitaba que pudiera alardear sobre él y su familia. Porque si, los Uchihas eran los dominantes en todo el poblado de Konoha y Japón en general.
