𝐃𝐞𝐥𝐭𝐚 - ᴍᴀʀᴄᴀɴɴᴇ - [ADAPTACIÓN]

Futuro

– La están lavando, le pondrán ropa y luego la
llevarán al cuarto –le contó Marcy a la chica de pelo corto del otro lado de la línea.

Caminando unos pasos por el pasillo, para
luego voltear y caminar en sentido contrario, sin alejarse más de unos metros de la puerta de la habitación donde su pareja todavía estaba bajo los efectos de la anestesia.

El parto natural para algunos omegas solía presentar bastantes complicaciones, por lo que en algunos casos eran enviados a cesárea, y Anne seguía durmiendo luego de la operación.

– Ajam... –escuchó decir a la chica, luego unos
sonidos por detrás, creyó escuchar insultos–.
Estamos preparando las cosas para viajar hacia allá, ahora, Marcy Wu, pásame la dirección correcta.

– ¿Tanto desconfias de mí, Yunan?

– No puedo confiar en alguien que me dijo que la cesárea era el veinte a las cuatro cuando resultó ser el cuatro a las veinte.

Marcy se quedó en silencio unos segundos.

– Te veo pronto, madrina –dijo, en vez de seguir la conversación, y cortó sin escuchar la despedida de la otra alfa.

Le mandó la dirección por mensaje, antes de guardar el celular en su bolsillo.

Volvió a entrar a la habitación, donde Anne comenzaba a removerse en la cama, aunque la anestesia seguía haciendo su efecto, haciéndola sentir pesada y adormilada, abrió un poco los ojos para ver a Marcy, dedicándole una leve sonrisa.

Su alfa se acercó a ella, sentándose junto a la camilla, tomando su mano, sonriendo, transmitiendo toda su emoción gracias al lazo.

– ¿Cómo te sientes? –preguntó.

Anne suspiró pesadamente.

– Me... Duele el estómago –se quejó–. Siento que bajé como la mitad de mi peso –vio hacia su abdomen, evidentemente diferente hacia unas horas atrás, llevó una mano hacia el, pero hizo una mueca cuando tocó los puntos.

Marcy se apresuró a tomar ambas manos, sosteniéndolas con firmeza.

Era sumamente común que la anestesia dejara algo atontados a los pacientes, pero la expresión
confundida de Anne le daba ternura.

– Estás nerviosa –declaró Marcy, luego de un momento en silencio.

La menor sólo asintió.

Wu dejó besos cortos por todas las pequeñas manos de su omega, hasta que vio su sonrisa asomarse.

– Estoy a tu lado, no te preocupes.