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(Pov Dottore)

Desde que Scaramouche se encontró con Kairi, no lo he podido calmar para seguir con las cosas. Aunque no sé si está viva o muerta, mientras no interfiera en este experimento no la atormentare. Con lo que hizo Scaramouche me quedó más que claro que la cápsula de conocimiento fue efectiva.

Fui a ver a Scaramouche mientras lo conectaban por fin a la máquina. Abri la gran puerta y los eruditos estaban jodidamente asustados por la marioneta mientras él miraba un objeto.

—Scaramouche, al fin veo que has entrado en razón y has decidido convertirte en Dios.

Levantó la vista y me miró con desdén.—Deja de joder, Dottore.— Dejó de mirarme y seguía mirando ese objeto en su mano.

—¿Que es eso que tienes en la mano?— Me iba a acercar para verlo de cerca pero Scaramouche lanzó un rayo para que no me acercara.— No seas un idiota, no me obligues a noquearte nuevamente.

— No me importan tus estúpidas amenazas.— Lo guardó en sus bolsillos.— Termina esto pronto.

— Es hora de conectarlo a la máquina.— Los eruditos se movieron.— Desde hoy ya no saldrás más de este lugar.

Scaramouche ni siquiera me miró cuando le dije eso, solo se limitó a mirar a los eruditos que le decían que tenía que caminar a la máquina.

Entró a la máquina y los eruditos terminaron de conectarlo. Scaramouche miró hacía mi y sonrió con una sonrisa que era demasiado tenebrosa que me llegó a incomodar, en verdad se le safó un tornillo después de todo.

(Pov Scaramouche)

El artefacto que la señora me entregó estaba casi en su totalidad negro pero aún quedaba pequeños detalles morados. Kairi está viva, me tranquiliza saber que está viva. Espero que no vuelva a buscarme o a interferir en mis planes o no correrá la misma suerte. El amor que siento por ella me hace querer que siga viva pero no puedo permitir que Dottore lo sepa o la buscara para asesinarla.

Odio tanto a Dottore por sacarme la venda pero presiento que hay algo más en todo esto.

(Pov Aether)

Alfin llegamos a la ciudad de Sumeru, debo encontrar la manera de entablar una conversación con la Reina Menor Kusanali para que me entregue información de mi hermana o alguna pista.

— Es realmente lindo Sumeru, en comparación de Inazuma todo es más alegre y... Verde por todos lados.— Paimon miraba a sus alrededores.

— Es verdad, de momento veo muchos árboles a nuestro alrededor. Tenemos que encontrar la manera de llegar a la ciudad de Sumeru y hablar con sus habitantes sobre su arconte.—

Subimos a una estatua de los siete para tener mejor visión del bosque en el que estabamos hasta que vimos a una chica deambulando extrañamente.

— Esa chica debe ser de por aquí, pidamosle indicaciones para llegar a la ciudad.— Paimon fue volando en su dirección y yo fui con ella.

Paimon se puso delante de la chica y la saludo pero no hubo respuesta contraria.—¿Qué pasa con esta chica, acaso me está ignorando?— Paimon estaba molesta.

— Tranquila Paimon, no hay que perder la calma.— Suspiré y la chica siguió caminando.— Sigamosla, tal vez irá a otro lugar con más gente.

Estuvimos un rato siguiéndola hasta que llegó a una cascada y despareció en ella.

—¡¿Donde fue ahora?!— Mi pequeña acompañante colapso al ver que desapareció.

Me acerqué a la cascada e introduje mi mano en ella y mi pensamiento era real, había un hueco en la cascada.— La cascada no tiene roca detrás, entremos Paimon.

El Sexto Herlado de los FatuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora