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No sabe qué hora era, pero estaba seguro de que llevaba más de quince minutos mirando al omega dormir.

Se había despertado temprano y a pesar de que el calor del cuerpo de TaeMin era exquisito, salió de la cama para darse una ducha, después de cepillarse los dientes y secar su cabello, permaneció recostado sobre la cama, escuchando la suave respiración del rubio y observando esas pestañas largas.

Lo que había sucedido la noche anterior había sido fenomenal, porque lo admite; se sintió sublime y no sabe si está exagerando porque fue su primera mamada, pero TaeMin no mentía cuando decía que hacía maravillas con su boca.

Incluso los besos eran esplendidos, en eso el alfa era casi un experto, a veces se besaba con cualquier persona y cabe mencionar que no se sentía tan bien como con el omega.

— ¿Qué tanto miras? – La voz somnolienta del rubio era un poco divertida, era como un balbuceo y eso obtuvo una sonrisa ladina del alfa.

— Tu rostro.

— Tan directo como siempre, buenos días, MinHo.

— Buen día. Ve a darte un baño y saldremos a desayunar.

— Primero déjame asimilar lo que hicimos ayer. – Al moreno le gustaban las mejillas coloradas del omega, eran lindas y podía sentir el calor cuando acerca sus manos.

MinHo ya había tomado el tiempo para asimilar el excelente sexo oral, también se dedicó a pensar en el cálido interior del menor. Y cuando recordó cómo el lubricante caía por sus dedos antes de introducirlos, sintió un cosquilleó en la pelvis y aceleró la duración de la ducha.

— Adelante, estaré leyendo un poco. – intentó levantarse de la cama, pero los brazos del menor se enroscaron en su cuello, maldito omega, pensó el mayor. A MinHo no le gustaba el contacto físico, lo detestaba, era como una violación a su espacio personal, pero en definitiva TaeMin ponía su mundo patas arriba, porque la sensación de la piel nívea de Tae sobre la suya era una puta delicia.

Luchó por no acariciar esa espalda desnuda, pero se rindió, sus manos picaban por tocarlo, por sentirlo.

— Espera... Fue tu primera vez, quiero decir... mierda, intento ocultar mi felicidad, pero es imposible, lo disfruté mucho.

— Yo también lo disfruté. – Pero la respuesta no pareció convencer al rubio, porque demonios, su rostro no decía nada. Bufó mirando las cortinas y después los labios abultados de ese alfa con mirada curiosa.

— Al menos una puta sonrisa, si lo dices de esa manera me hace pensar que no valió la pena.

— Omega estúpido, te he dicho que lo disfruté mucho, no miento. – Sus cuerpos estaban cerca, Tae pudo oler el cuello del moreno, le gustaba y quería mordisquearlo, dejarle marcas y besarlo una y otra vez. El más alto lo abrazó y se dedicó a acariciarle la espalda, de arriba hacia abajo.

— Debo decirlo, tus dedos hacen un trabajo muy placentero. Me mojé con sólo sentirte cerca ¿eso te dice algo?

— Me gusta más cuando eres directo.

— No me detendré hasta que me folles. – Sin embargo, de algo estaba convencido el alfa, todo tiene un final y sabía que el de ellos no tardaría en llegar.

— Largo de mi cama maldito pervertido.

— Eso no decías anoche.

*

Salieron de la universidad y caminaron unas cuantas calles más, el sol no era molesto y ambos lo agradecían.

La mirada del piel nívea estaba clavada en el perfil de Min, el sol besaba cada centímetro de su piel y la vista era encantadora. No había muchas personas alrededor por lo que caminar fue más fácil.

Midnight Sighs - 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora