La oficial de FEDRA dio la orden y las tres personas frente a nosotros, que pedía piedad, fueron fusilados frente a todo un público. Mi única reacción a aquellas ejecuciones, era llenar mis pulmones y seguir con mi vida, sin cometer error alguno. Miré a mi acompañante quien permaneció con la mirada fija hacia al frente, donde los tres fusilados, yacían muertos.
—Si Tess logra negociar con Robert, mañana nos iremos de aquí. —Me dijo Joel, sin dejar de mirar al frente.
—Cuidado, no digas eso en voz alta. —Le advertí, mirando hacia todos lados algún curioso que haya escuchado las palabras de Joel. Aunque ciertamente, a Joel le era indiferente cualquier tipo de comentario.
—No quiero terminar como ellos. —Musité temerosa. Respiré hondo, y traté de borrar la imagen de mi hermana siendo colgada por haber intentado salir de la ZC. Aquello me erizaba la piel y mi pecho, se apretaba. Era mi único familiar.
—Si piensas en que terminarás como Laura, te equivocas, _____________. No lo permitiré. Se lo prometí antes de subir al estrado y... —Gruñó entre dientes, recordando al igual que yo, aquella escena. —Vamos, hemos visto mucho.
Tomé su brazo y caminé junto a él entre el tumulto de personas que comenzaban a dispersarse entre las calles de Boston. Era lo único que los militares pudieron lograra salvar dentro de la ciudad; una pequeña parte de la urbe fuera de peligro, fuera de los infectados que caminaban en el exterior del recinto perfectamente vigilado.
Laura era partidaria de las Luciérnagas. Una mujer que luchaba por sus ideales y que quería a las personas libres. Sin embargo, nunca pude decidir si ambas organizaciones eran iguales, o diferentes. Pese a que me ofreció ser parte de ellos, yo negué rotundamente, sabiendo qué era lo que sucedía si eran descubiertas sus bases dentro de la misma ZC. Laura, daba fe de que pronto la cura al brote que devastó a la humanidad, se acercaba. Nunca supe a lo que se refería, pero ella parecía bastante convencida de ello.
—¿Quieres dormir un poco? —Le pregunté a Joel cuando llegamos al departamento en el que estábamos junto a Tess. Éramos tres personas que dormían en diferentes lugares, sin embargo, yo había adquirido la confianza al recostarme al lado de Joel y apegarme a su lado para adquirir el calor que emanaba de su cuerpo.
Joel asintió. Estaba cansado, su rostro lucía más demacrado de lo normal. Por lo que me permití tomar de sus hombros y masajear un poco. Noté que Joel sonreía, lo que me motivó a seguir con mi trabajo.
—¿Te gusta? —Le pregunté soltando una risita divertida.
—No sé por qué no te pedí hacer esto antes. —Dijo y se quejó ligeramente. —Tienes manos suaves.
—Si tu lo dices. —Me encogí de hombros. —Ahora sólo debes pedirlo. —Dije y me senté a su lado. Apoyé mi cabeza en su hombro y él se permitió besar mi frente con delicadeza. Lentamente nos recostamos sobre la cama y ambos, nos abrazamos.
Cuando despertamos, Tess se encontraba sentada sobre una silla, sobre la pequeña mesa donde solíamos tomar desayuno, ella posaba un vaso de alcohol en sus manos. Nos miró fijamente, empleando una leve sonrisa en sus labios. Joel saltó de la cama y se dirigió hasta donde se encontraba Tess, tomó su rostro y lo inspeccionó cuidadosamente.
—¿Qué mierda te pasó? —Le preguntó Joel, acercándose a la nevera para sacar la botella de wiski que guardamos para ocasiones donde queríamos olvidar la existencia. —¿Estás bien?
—La juventud de hoy no soporta que le digan la verdad. —Dijo Tess. Se quejó cuando Joel posó la botella envuelta en un paño sobre su pómulo derecho.
—No fue la juventud. —Le dije, cuando la observé de más cerca. La mujer hizo una mueca con su boca, y giró los ojos, despectivamente. —Fue Robert, ¿no?
—No sé cómo sabes las cosas sin que uno te las diga. —Espetó. —Quizás sea parte de Las malditas Luciérnagas y tu la tienes aquí, con nosotros, Joel.
—¿Perdón? Que mi hermana haya sido parte de las luciérnagas, no significa que yo lo sea. De haberle hecho caso, no estaría aquí, soportando tus miradas despectivas y el obvio echo de que te quieres acostar con Joel.
—___________. —Dijo Joel, llamando mi atención. Le miré molesta esperando a que él dijera algo. Pero Joel, nunca intervenía cuando Tess y yo, discutíamos.
—¿Saben qué? Si, fue Robert. El maldito vendió la batería y yo pagué los platos rotos. Otra cosa, FEDRA creyó que pertenecía a las luciérnagas y pasé el resto de la noche en el calabozo, siendo golpeada e interrogada mientras ustedes dormían plácidamente. ¿Es justo?
Molesta, se levantó de la silla y lanzó el vaso con wiski contra la pared. Se quejó ante el movimiento realizado con su brazo, a lo que Joel, pidió que se calmara y se recostara sobre la cama. Tess se negó, sólo permaneció de pie, mirando el suelo.
—Nos iremos hoy. —Decretó Joel. —Pero haremos pagar a Robert por esto.
—Bah, ¿crees que valga la pena arriesgar nuestras vidas por un contrabandista? —Inquirí, molesta. —Yo no arriesgaré mi vida. Si nos iremos, nos iremos con lo que tenemos. afuera no hay peligro, y tal cómo lo mencionó Laura, la cura la tienen las luciérnagas.
—Eso tu no lo sabes. —Arremetió Tess, furiosa. —Eres una cría ilusa, igual que Laura. Mira hasta donde llegó con su ideal y la supuesta cura. —Mencionó aquello con palabras que dejaban sentir el veneno que había dentro de ella.
—Tess, basta. —Le dijo Joel. Luego me miró a mi. —_______________, es tu decisión si vienes con nosotros.
—¿Qué? ¿Es enserio? No puede ser... —Dije, para finalmente reír. Noté cierto atisbo de culpa en los ojos de Joel, culpa que, no había visto en los días anteriores. —Le prometiste a Laura...
—¡Está muerta! —Gritó Tess. —Déjala ir, ________________. Joel no te cuidará toda su vida. Por si no lo sabes, Joel no siente nada por nadie. —Dijo, ahora mirando a Joel quien frunció su ceño, molesto. —Traté de muchas formas hacer que él sintiera lo mismo que yo por él, pero mira en lo que nos hemos convertido. Tu no serás la excepción.
—No sé a que viene todo esto, Tess. —Le dijo Joel. —Pero no hables por mí.
Abrumada, me dirigí hasta la puerta de entrada, donde di un vistazo a ambos quienes permanecían de pie observando cada movimiento que realizaba. Negué ligeramente y sonreí con desgano, tratando de no llorar. Pero me fue imposible. Laura tenía razón, ser la hermana de una luciérnaga, siempre sería un tema en donde se nos juzgara.
—Pueden hacer lo que quieran. —Dije. —Si en algo estoy de acuerdo, es que no puedo obligar a Joel a sentir algo por mí. No puedo obligarlo a seguir conmigo y hacerle creer lo que Laura me comentaba sobre la solución a todo este caos.
—No hay cura. —Me volvió a decir Tess.
Ambas miramos a Joel. Quien se mostró serio en todo momento. Le miré por ultima vez, esperando que tomara una decisión respecto a los dos caminos que se le presentaban. Más negó; entendí que aquel día, sería el ultimo en verlo con vida.
—No hay cura, ____________. —Me dijo, seguro de lo que decía. —De haberlo, ya lo hubiésemos sabido. —Mis ojos comenzaron a picar ante la sensación de un llanto inminente. —Sé que le prometí a Laura cuidarte, pero yo tampoco te puedo obligar a seguirme.
—Entonces, es una despedida. —Suspiré. Joel no dijo nada. Tess bufó por lo bajo y se dirigió hacia el refrigerador, moviéndolo de su lado para comenzar a hurgar sobre el suelo.
Tomé mi chaqueta y mi arma y me fui del lugar al ver que ambos, lo tenían todo planeado. Mi corazón se azotó contra mi pecho y más ilusa no me podía sentir.
Joel había decidido el camino a seguir. Más yo, tenía claro cual tomar.
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Pedro Pascal - Joel Miller || One Shots
Fiksi PenggemarPedro Pascal || Joel Miller here One Shots