Secretos de mi Memoria
Casa de Gediz Akyurek, Colima
— Abue Yechi! — gritó el pequeño Sançar mientras corría a abrazar a su abuelo.
El hombre de treinta y nueve años abrazó con mucho cariño a su único nieto, su gran amor. Seguido de eso, acogió a su también hija única en un cálido abrazo. Su relación siempre había sido unida, y tras la muerte de Lirio, la madre de Ciaran y esposa de el señor Gediz, se habían vuelto más cercanos.
— Hija, que gusto me da verlos. Allah, tan bueno, me dió más años de vida para estar con ustedes — dijo tiernamente el señor Gediz.
— Papá, por favor, no has llegado ni a cuarenta años. Pero bueno, baba, este es Emilio, mi novio. Emilio, mi padre, Gediz Akyurek.
Emilio, con un semblante notoriamente nervioso, dió un paso al frente y saludó a su suegro con un apretón de manos.
— Mucho gusto, señor Gediz. Emilio Lara Contreras, para servirle a usted y a Dios — habló con una sonrisa el joven de veinte años.
— Mucho gusto, muchacho. Y por favor, llámame solo suegro o Gediz. Pero vamos, entren. Óscar, ustedes dos también entren, ya hice la comida.
— No, gracias, don Gediz, acabamos de comer, otro día — respondió a la oferta amablemente el hijo mayor de los Álvarez.
— No pregunté, les dije que vengan, al menos al postre. Preparé baklava.
— Abu! Hiciste baklava? Mi favorito! — exclamó emocionado Sançar.
— Sí, muñeco! Ahora, ven Óscar, y dile a...
— Kevin, Kevin Álvarez. Soy su hermano menor — agregó el lateral de Pachuca al recordar que el señor no sabía su nombre.
— Hoş geldin, Kevin.
— Hoş bulduk, señor Gediz — dijo con una leve referencia en forma de respeto el de veintitrés años, dejando anonadado a todos.
— Usted habla turco, señor — se oyó decir con sorpresa al más pequeño de todos.
— Sé algunas cosas, tuve a alguien muy especial que me enseñó lo más importante — afirmó Kevin, dando una indirecta a la única chica que se encontraba con el grupo.
— Pero bueno, hay que entrar. Seguro tienes hambre, baba — comentó Ciaran buscando terminar esa conversación.
Luego de entrar, Emilio y Óscar se ofrecieron a subir las maletas a las respectivas recámaras, mientras el padre de la reportera calentaba los alimentos y Sançar le hacía compañía a su abuelo en la cocina. Kevin y Ciaran, por su parte, empezaron a poner la mesa.
— Cuánto tiempo, no? Hace casi cinco años que no sé nada de ti, Cicy — dijo en voz baja Kevin, causando cierto incómodo hacía la chica de ojos verdes.
— Si, hace un buen que no nos veíamos — respondió con actuada indiferencia la morena.
— Y cuéntame, que ha sido de tu vida? Eres doctora, cómo lo planeaste?
— No, encontré mi verdadera pasión y soy periodista. Y tú?
— Pues, ya sabes. Mi meta siempre ha sido ser futbolista, y lo logré. Debuté en el 2019. Estaría padre que hubieses estado ahí. Después de todo, éramos muy cercanos, no? — salió de los labios de el chico de un metro setenta y seis.
— Si, pero, ya ves. A veces no todo lo que uno quiere se puede, recuerdas? — contestó la turco-mexicana, haciendo referencia a lo que le dijo el lateral la última vez que se vieron.
Flashback
— Pero, por qué, Kev? Podemos hacer que esto funcione. Yo quiero que esto funcione — habló entre lágrimas Ciaran.
— No todo lo que uno quiere se puede, Cicy. No te pediré ser mi novia hasta que mi carrera esté centrada, esa es mi prioridad. No puedo tenerte como mi chica, cuando no serás en quien mi enfoque este. Cuándo vuelva, juro que te haré oficialmente mi novia, e incluso pediré tu mano. No llores más, hermosa. Te amo, adiós, mi gran amor — respondió Kevin, depositando un beso en la húmeda mejilla de aquella joven que inconscientemente, en su vientre cargaba con el hijo de ambos.
— Adiós.
Fin de el Flashback
— Tenía diecinueve años, y era muy inmaduro. Pero bueno, ahora no me queda lamentar. Ahora los dos somos ajenos.
— Tu lo haz dicho, Kev.
— Y cómo se llama tu niño? — preguntó el pelinegro.
— Sançar, significa pequeña navaja.
— Que bello nombre, tu hijo es muy hermoso, se parece mucho a ti. Cuántos años tiene?
— Cuatro, casi cinco. Y si, me dicen mucho que se parece a mi.
— Si, en si no le encuentro mucho parecido con Emilio, tal vez sacó su personalidad. Eso es usualmente lo qué pasa cuando el hijo mayor es varón. Por que si es Emilio su papá, verdad? Ósea lo preguntó por que sinceramente no estaba enterado de que son pareja.
— Eh, claro, lo qué pasa es que somos muy privados con lo nuestro. Sabes que nunca me ha gustado andar contando mi vida — comentó con ansias la chica de diecinueve años.
— Comprendo, así somos yo y mi novia.
Luego de esto, se oyó venir corriendo a un par de zapatos de tamaño diminuto, acompañado por las pesadas y lentas pisadas de su abuelo.
— A comer! — gritó el niño de ojos verdes, anunciando a su padre adoptivo y a Óscar que era tiempo de bajar.
— Ya vamos, ya vamos — bromeó Emilio bajando las escaleras junto a el prometido de Isabela.
Todos tomaron asiento y comenzaron una charla que hizo que el tiempo pasara volando. La comida de el señor Gediz era exquisita, y dejó a Emilio, un desconocido de la comida turca, chupándose los dedos ante la delicia que saboreaba.
— Cocina excelente, suegro. Ya veo a quien salió mi bonita — exclamó el veintitrés del Ámerica tomando la mano de su novia, que se encontraba junto a él.
Ante la escena, Kevin simplemente apretó su mano en forma de puño, y deseó ser el quien hiciera eso con la hermosa mujer frente a el. Y es que a pesar de que su ser de diecinueve años se negó a siquiera oficializar su relación con Ciaran, el amor por ella jamás se fue. Seguía ahí, y ahora que la tenía tan cerca había salido de su escondite, para revolver su mundo.
Luego de que el baklava fuera puesto en la mesa, todos se deleitaron con una rebanada para finalizar el gran festín con otro manjar. Óscar lo amo, sus expresiones lo dijeron todo.
Por el lado de Ciaran, nada la hacía sentir más en casa que ese postre tan exquisito.— Le quedo muy bueno, don Gediz. Muchas gracias por la invitación, ya nos tenemos que retirar — dijo amablemente el casi casado mientras, junto a su hermano menor, se levantaba de su asiento.
— Gracias, señor Gediz. Un placer, Ciaran. Adiós bro. Hasta luego, campeón — se despidió Kevin, dejando hasta el final a quien, sin saberlo, era su hijo.
— Adiós, señor Kevin.
Y así concluyó el encuentro, y el inicio de una verdadera tempestad emocional para todos.
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Secretos de mi Memoria - Kevin Alvarez
FanficY sin embargo se repite la historia, te sigo amando aunque no debería. En los secretos de mi memoria, siempre soñé con verte un día. kevin alvarez x female oc no se aceptan copias o adaptaciones. basada en la canción de el mismo título de la arrol...