Había pasado ya una semana más y las cosas estaban relativamente normales, si es que a esto se le puede llamar normalidad. Nunca sabremos a ciencia cierta qué es lo normal ya que nunca hemos experimentado algo remotamente similar, aún así supongo que la sensación de tranquilidad es un indicio de que las cosas están transcurriendo con normalidad. ¿O no?
Cameron se pasaba de vez en cuando por mi habitación, no teníamos permitido pasar de las diez en la habitación de otro compañero por lo que solo se quedaba un rato, rato del cual no aprovechaba nada porque Becca se abalanzaba sobre él y se llevaba toda su atención. Le había tomado aprecio a Becca, aunque cueste admitirlo, pero me molestaba un poco cuando se comportaba así y no entiendo muy bien por qué.
Hoy era domingo, lo que quería decir que teníamos todo el día de descanso, sin embargo no era precisamente un descanso para mí. Me propuse tomar todas mis horas libres para tratar de descifrar lo que mis sueños querían decirme, simplemente intentar buscarles un significado coherente que quite de mi cabeza todas estas angustias. Aunque, antes que nada, me dispuse a prepararme para ir a visitar a mi madre, a quién no veía más que en los horarios de comida.
Ya había pasado más de un mes desde que entramos por lo que tenía permitida una visita, quise tomarla ese día porque no estaba segura si iba a poder cualquier otro. Después de lo ocupada que me voy a poner no creo ni tener tiempo para mí misma. Justo cuando iba saliendo me topé con Cameron, quien estaba a nada de tocar la puerta, me sorprendí tras la coincidencia y el simplemente se rascó la nuca algo avergonzado.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Nada, venía a buscarte pero veo que vas de salida—aclara, recorriéndome con la mirada.
Me estremecí, algo de su mirada me hacía sentir cosquillas en el estómago.
—Sí, justamente—asentí—¿Para qué me buscabas?
—Creí que podríamos comenzar a buscarle significados a tus sueños proféticos y esas cosas—explicó con una sonrisa—Solo para tachar la opción de que te estás volviendo loca.
Esas palabras provocaron algo dentro de mí. Yo misma he pensado que quizás estoy volviéndome loca y creo que cualquiera lo haría pero él quiere ayudarme a comprender lo que significan antes de juzgarme. ¿Por qué? ¿Por qué no podía terminar de comprenderlo?
—Pues, no tardaré mucho, puedes esperar aden-
—No, así estoy bien, prefiero quedarme con los orangutanes que tengo por compañeros a ser bombardeado por Becca—expresó con ironía.
—Vale, no seas malo.
—Quizá pueda acompañarte—propuso—O cómo quieras.
—Voy a visitar a mi madre, no creo que te apetezca presenciar una reunión familiar—esperaba que con eso se negara pero no pareció importarle en lo absoluto.
—No hay problema por mí parte, pero si te incomoda puedo esperarte aquí—aclaró. Me lo pensé un segundo y terminé accediendo, no me iba a venir nada mal algo de compañía. Él se alegró bastante—¡Genial! Ya me hacía falta salir de este lugar y respirar el aire fresco de la ciudad...
—Uhm... No vamos a salir de aquí—dije.
Salí completamente, cerré la puerta detrás de mí y eché a andar. Él me siguió por detrás y por su silencio supe que no comprendía lo que acababa de decirle.
—¿Cómo dices? —cuestionó.
—Yo nací aquí, no en la ciudad, de hecho jamás he pisado la ciudad—expliqué—Es decir, sí que la he visto pero no de cerca, hay una ventana hasta el último piso que me dejaba verla aunque fuese solo de lejos.
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La Guerra Eterna© #1
FantasiUna ciudad. Una gobernadora. Una guerra. Un campo de entrenamiento. Un muro. Una chica. Una verdad oculta. Tracy, la soldada mejor capacitada, se unirá al ejército de su pueblo para luchar por la libertad del mismo. Sin embargo, nada era lo que par...