CAPITULO 13

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Como una mañana normal del miércoles, estaba desayunando cereales de leche mientras veía la tele. Iba pasando cada canal que me pareciera aburrido. Me paré en el sexto canal al ver que hablaban del caso. Informaban que Jeremy Washington había sido asesinado en su propia celda. Lo apuñalaron.

Me quedé alucinando. No me lo podía creer. Me quedé en las nubes por un momento y cuando miré el reloj eran las siete y media. Yo seguia desayunando en pijama. Me levanté corriendo y di gracias a que la profesora Morguinstán aún no había llegado.

Todos los de mi grupo nos enteramos. Todo el instituto lo sabía.

A segunda hora, en matemáticas, vinieron unos policías.

- Ya llevamos tres víctimas - dijo uno de ellos.

- Lo más seguro es que os quedéis en casa - siguió el otro - Pondremos un toque de queda, a partir de las nueve de la noche no debe de haber nadie en la calle.

Todo el mundo se empezó a quejar hasta que nos mandaron a callar.

En el patio, Hiro fue en busca de Suni. Cuando la encontró le pidió una cosa.

- ¿Vienes a investigar esta noche a la biblioteca? - preguntó Hiro.

- Está cerrada por la noche y, además, hay toque de queda - respondió.

- Nos colaremos.

- No pienso meterme en un lío.

- Por favor, Suni.

- No, Hiro.

- Por mi.

Suni se lo pensó. Al final, recordó que a veces podía ser rebelde.

- Está bien, nos vemos a las diez en la puerta de la biblioteca - dijo por fin alejándose.

- Perfecto - le contestó cuando yo estaba lejos.

Así quedaron.

Mientras ellas quedaban, yo estaba con Leo y Jacob en el baño de hombres haciéndonos fotos algo raras. Lo más gracioso fue cuando a Leo por poco se le cae la máquina de jabón. Creo que me estoy encariñando de este grupo.

El resto de clases fueron un muermo. A tercera hora tuve química, después dos horas de francés y a última hora inglés. Que encima teníamos examen.

Por suerte, la clase acabó y me fui a casa. Me quedé en casa con mi padre jugando a videojuegos.

Al final, Suni apareció en la biblioteca. Se colaron por la puerta trasera.
Empezaron a caminar pasando estantería por estantería.

- ¿Porque me evitas? - preguntó Hiro de la nada.

- No te evito - contestó la otra.

- Anda que no. Estás muy rara desde que hablamos por teléfono.

- ¡Quizá no deberías habérmelo contado!

-¡Por qué?! ¡He confiado en ti!

- Pues no confies en mi. En la situación en la que estamos no debemos confiar en nadie.

Suni se alejó y empezó a caminar rápido. Hiro corrió y se puso en frente suya para detenerla.

- ¿Cuál es tu problema? - preguntó mi amiga.

- ¡¿Mi problema?! - respondió alterada.

- ¡Si, tu problema!

- ¡Mi problema es que te gusta alguien y se perfectamente que no soy yo, por el hecho de que es guapa y hace artes marciales!

Hiro se quedó asombrada.

- ¿Y sabes que es lo peor? - preguntó la sud coreana.

- Me encantaría saberlo - respondió la chica.

- Lo peor es que tu, Hiro Bishop, me gustas desde hace mucho y no sabía cómo decírtelo por miedo.

Hiro cogió a Suni del brazo y empezó a caminar mientras que la otra se quejaba y le decía que la soltara. Se pusieron en frente de una estantería.

- Antes has dicho que no podías ser tu porque era guapa y hacia artes marciales - empezó Hiro - Pues no tenías razón. Tu, Suni, eres la persona que me gusta y eres preciosa. Me da igual que hagas artes marciales.

- Yo no hago artes marciales - contestó.

- El año pasado dijiste que hacías.

- Lo dije para espantar a los chicos.

Ambas sonrieron. Hiro se acercó a Suni haciendo que la chica se chocará con la estantería.

- ¿Entonces te gusto yo? - dijo la coreana con voz tímida.

- Sí - contestó - Eres la única que me gusta, Park Suni, tu y solo tú.

Entonces mi amiga se acercó a ella y la besó poniéndole las manos detrás del cuello.

El amor entre una jugadora de volleyball y una chica sud coreana. Muy bonito.

No Puedes Confiar En Nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora